28-04-16.-A más de 50 años del asesinato del sacerdote-guerrillero Camilo Torres, su cadáver continúa sigue sin ser encontrado tras infortunadas pesquisas desarrolladas por científicos colombianos.
De acuerdo con Prensa Latina, el fiscal general de Colombia, Jorge Fernando Perdomo, admitió que esa institución sigue sin pistas sobre los despojos, reclamados por su familia durante décadas.
Perdomo indicó que los restos exhumados el pasado 25 de enero en el cementerio municipal de Bucaramanga, capital de Santander, no son los del cura, quien militó en el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Luego de realizar varios cotejos de ADN cuya exactitud fue del 99.99%, los peritos determinaron que dichos fragmentos óseos pertenecen a Mario Belarmino, nombre que aparecía en la lápida del camposanto.
Las autoridades continuarán la averiguación con la ayuda de familiares y el estudio de fuentes históricas, comentó Perdomon, quien no descartó la posibilidad de que Torres fuera inhumado en esa misma necrópolis de Santander, departamento donde falleció, pero en otra bóveda todavía sin localizar.
El guerrillero Camilo Torres resultó asesinado el 15 de febrero de 1966 en el corregimiento de Patio Cemento.
Por orden del presidente Juan Manuel Santos, estudiosos del Instituto de Medicina Legal y otros organismos iniciaron indagaciones para ubicar el cadáver.
El anuncio de Santos fue acogido con beneplácito por sectores eclesiásticos para los cuales tales labores de localización y reconocimiento son un paso importante rumbo a la reconciliación entre los colombianos.
