Decadencia en la pantalla: los talk shows

Hemos perdido mucha sensibilidad, este escrito que usted está ojeando es para reflexionar nada más; sobre todo, va dirigido a todos los que aman y creen en un mundo nuevo y de justicia social. Hoy día, la generación que tiene un mínimo de conciencia y que reflexiona sobre la situación que vivimos podrá darse cuenta con mucha facilidad del giro copernicano que ha dado nuestra sociedad latinoamericana.

Ahora, los problemas sociales, del hogar o la familia tienen raíz en las sucesivas dominaciones históricas que ha sufrido la humanidad producto de la explotación y enajenación del trabajo y también producto del desempleo que trae el capital, como bien podemos interpretar de la herramienta universal de Carlos Marx: "el desempleo es la crisis con que responde el capital al no ejercer su rol rotativo en el funcionamiento del manejo dinerario", sin más. Se nos hace difícil comprender cómo en este siglo XXI la justicia se ha convertido en un reality show: montan un espectáculo, el victimario y la víctima son objeto de burla, porque así lo escenifica la televisión, el que demanda siente un dolor ajeno y el demandado un dolor televisado. Es impactante cómo la sociedad ha tomado su vuelco decadentista, me refiero a que la naturaleza de la justicia parece que es como naturaleza muerta, no sentimos nada. Encendemos los televisores y quizás los niños más adelante comprenderán a sus madres y sus padres y se burlarán de todo… No nos importa saber que hemos ido creciendo en el instante en que se logra televisar un problema social de la familia o varios problemas sociales de la familia, en cuestión de segundos, que es otra cosa.

Estamos creando en nuestro esquema perceptual del cerebro humano una persona con sentimientos retraídos, los niños que crecen con una oleada de violencia familiar televisada por la industria del entretenimiento evidentemente se transforman en una especie de espectador de circo, se recrean y se burlan ante la realidad de los sentimientos y a la vez se siente atraído por las cosas que él vive o no vive en su casa, se siente seducido por las cosas que le parecen que están bien y a las que no, pues hacen una especie de espectáculo con insultos, gritos, regaños, lágrimas, risotadas, burlas, ironía, sarcasmo, que van al toque de diana a cada hogar latinoamericano. Sencillamente usted verá si está bien ver a sus hijos disfrutar con cotufas y galletas la importante novedad de la industria, mientras el mundo entero se da golpes en el pecho por las atrocidades de los pecados capitales o las atrocidades de la injusticia en el mundo. Y no hay nada más cierto, al saber que el niño no se formará con valores, porque después de una cátedra de valores en la escuela, un sermón de la madre o el padre, un consejo de los viejos, el niño va a ver la infinidad de secuencias propagandísticas para el consumo y el confort, que pasan inmediatamente después de los cortes que da el programa: Mc Donalds, Burger King, Coca-Cola. Porque no solamente los compran, sino que se ven en la necesidad de metérselos en los cerebros de los niños a manera de diversión en HD, así como los aparatos de últimas generaciones, donde se comparten los shows televisados por segundos, donde ven cómo se insultan entre familia.

Allí está la calamidad atroz del sistema deshumano capitalista, en su fase demoledora, porque no se puede explicar que a una persona de buenos sentimientos y de buenas intenciones se le ocurra hacer negocios con los problemas del pueblo. Y para concluir, dan sermones sobre política, dicen que la política no tiene nada que ver, que los Héroes Cubanos son pura mentira, que el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba no existe, que los cubanos son esto y lo otro… Quieren poner mal a los países latinoamericanos desde una pantalla de televisión¡qué cosa de cobardes! Ojalá abran una mesa de diálogo para quitar el bloqueo económico que le tienen a Cuba, porque no creo que el mundo se entienda a base de hablar haciendo dinero a costilla de insultos y tapando verdades de la realidad de los pueblos que luchan por un mundo justo. Hace poco, CNN Informó que en Washington marcharon los opositores para que intervinieran en Venezuela, porque según ellos aquí la cosa no está como ellos quieren, y al recortar la información aparecía la cara de Patricia Janiot sonriente, muy contenta, porque parecía como un despertar desde otra casa que no es Miraflores, sino la Blanca, ya estamos cansados de tanta insensibilidad. ¡Y todavía creen que el pueblo es pendejo cuando hablamos de justicia!

 

Miembro del Colectivo cultural "El cuarto de los duendes", Barquisimeto, República Bolivariana de Venezuela.



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