Lo mediático revolucionario, ¿una batalla perdida?



El medio electrónico propiedad del doctor Miguel Ángel Pérez Pirela, La Iguana TV,  publicó recientemente una  excelente entrevista al excanciller y exembajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, realizada por el periodista Clodovaldo Hernández.

Chaderton señaló en esta entrevista que “nosotros tenemos claro que la guerra es mediática, pero a veces fallamos en la respuesta. Por ejemplo, me parece una omisión mayor no haber descargado a (Mariano) Rajoy cuando perdió en diciembre. Ni el PSUV ni el gobierno respondieron con la fortaleza con la que debieron haberlo hecho. Eso fue un error en el manejo de las comunicaciones porque Rajoy es uno de los principales villanos, de los principales difamadores que le han estado haciendo daño al país. Entonces, ¿por qué no aprovechar su caída para hacerlo ver?

Agregó el experimentado internacionalista que “recientemente vi que el presidente Maduro presentó un video en TV, en el que se presentan algunos villanos, entre ellos el señor Capriles cuando increpó a las masas para que salieran a linchar chavistas, pero olvidaron incluir al señor Rajoy que en ese momento estaba en el apogeo de sus ataques a Venezuela. Lo que quiero decir es que si nos descuidamos, si no manejamos bien el tema mediático, corremos el peligro de que se tome por verdad lo que es pura difamación”.

La entrevista a Chaderton tiene otros aspectos de singular importancia para el proceso revolucionario, que vale la pena analizar, pero solo haré un comentario muy puntual sobre lo comunicacional/mediático en la actual coyuntura: creo que la política de colocar gente joven en los cargos ministeriales, solo por ser joven, es en este momento, entre otros factores, la razón por la cual, en el caso de lo comunicacional existe una situación de desidia informativa y ausencia de estrategias de comunicación e información integrales, revolucionarias, eficaces y efectivas. No basta con ser joven. La juventud en sí misma no es una virtud. También se debe contar con formación, experiencia, ética y responsabilidad. Por supuesto que la revolución cuenta con jóvenes de este talante. Específicamente en el área de la comunicación en el país contamos con expert@s en esa área, mas sin embargo hay un empeño en colocar como ministr@s de comunicación e información gente inexperta en el diseño e implementación de políticas y estrategias integrales en esa materia. Es así como, por poner un solo ejemplo, nos encontramos que buena parte de la ciudadanía tiene una idea distorsionada de los Comités de Abastecimiento Local (CLAP) y otra no tiene la más mínima idea de cómo integrarse a ellos, siendo que es una de las estrategias fundamentales del gobierno nacional contra la guerra económica. Incluso términos como “guerra económica” han sido vaciados de significado por la derecha nacional y su poder mediático. 

Los poderes fácticos nacional e internacional (económico y mediático) están aplicando un plan diseñado por los geniecillos del mal, es decir los yanquis, que contempla un manual en el área de lo comunicacional creado por ellos para la guerra psicológica y la conquista de (in)conciencias a fin de crear consenso público y legitimar un modelo económico que está en crisis, pero que no termina de morir, como lo es el de la acumulación de capital. En el diseño de ese manual/estrategias, así como en las actuales estrategias comunicacionales del país hegemón, participan profesionales de diversas áreas de la comunicación, es decir es una tarea transdisciplinar. Comunicador@s, psicólogos sociales, comunicólog@s, historiador@s, sociólogos, etc. Se cuentan entre los profesionales que participan en la generación de estrategias de comunicación e información para los más diversos propósitos non santos (Véase Inciciativa Minerva). Dentro de esas estrategias, por ejemplo, está la creación de eufemismos de aceptación y naturalización de los conflictos bélicos: "guerra humanitaria", "guerra preventiva", "bombas inteligentes", "daños colaterales" cuando bombardean escuelas y hostpitales, entre otros. En lo comunicacional, aunque sea para mal, nos llevan una morena. Por lo tanto la guerra mediática es asimétrica. No solo por el monopolio mediático mundial existente, sino también por la tecnología, la generación de conocimiento, el método y la sistematización. Ellos se reinventan en el mundo de lo comunicacional simbólico diseñando, copiando e implementando estrategias que alimentan las representaciones sociales de las audiencias y que finalmente son las que orientan las prácticas. Lamentablemente todo ese arsenal de saber sobre comunicación está puesto al servicio de la manipulación y de la inoculación del miedo y el terror.

Por estos lares nos toca hacer lo nuestro en esa material y hacerlo bien. El presidente Maduro, recientemente, durante el Congreso de la Patria sobre comunicación creó la Misión Robinson Digital e hizo énfasis especial en que se redoblara la difusión de información por las redes sociovirtuales, por cierto todas propiedad del imperio, confundiendo el medio con el mensaje ¿De qué vale difundir información por cualquier medio si no se tiene una estrategia clara de contenidos y discursos? Basta atender  a la programación de algunos medios del Estado y lo que se difunde, incluso en redes electrónicas, para observar que esto no está claro, simplemente no existe un sentido estratégico y político-social de la comunicación. Esto sin contar las deficiencias informativas y formativas de un buen grupo de profesionales de la comunicación a cargo de espacios audiovisuales, sobre todo. Es necesario que estos profesionales estudien y se formen que adquieran experiencias, que sean los y las mejores en lo que hacen. Es inaceptable que el espacio mediático (medios y programas) sea desperdiciado en tiempos de guerra económica y mediática con una comunicación e información desarticulada de una estrategia integral, porque el enemigo gana terreno.

Aunque considero excelente la idea del pueblo comunicador, en la actualidad además es necesario convocar a profesionales, preparados, revolucionari@s y con experiencia para el diseño e implementación de políticas y estrategias comunicacionales y de información propias, efectivas y emancipadoras. Por supuesto que el proceso revolucionario cuenta con es@s profesionales, lo que no se entiende es por qué se continúan cometiendo los mismos errores en materia de comunicación e información. El Estado Mayor para la Comunicación  tendría que ampliarse con el saber de profesionales estudios@s, estudiad@s, experimentad@s en hacer de la comunicación una herramienta para la creación de las representaciones sociales que orienten prácticas revolucionarias y que emancipen al pueblo del imaginario y la lógica del capital. De otro modo lo mediático revolucionario podría ser una batalla perdida.

isolinacarrillo@yahoo.com



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