En nuevos urbanismos para el Buen Vivir

Personas con discapacidad, beneficiadas por las misiones Vivienda y José Gregorio Hernández

Vista parcial del urbanismo Monseñor Oscar Arnulfo Romero, de la Gran Misión Vivienda,

Vista parcial del urbanismo Monseñor Oscar Arnulfo Romero, de la Gran Misión Vivienda,

Credito: Aporrea.org

Sr. Rafael Idrogo

Sr. Rafael Idrogo

Credito: Aporrea.org

Aspecto del interior de una vivienda, entregada con su cocina instalada y nevera al ser entregada

Aspecto del interior de una vivienda, entregada con su cocina instalada y nevera al ser entregada

Credito: Aporrea.org

Jornada de limpieza comunitaria en los pasillos de las edificaciones

Jornada de limpieza comunitaria en los pasillos de las edificaciones

Credito: Aporrea.org

El jóven José Alberto Monis Longat

El jóven José Alberto Monis Longat

Credito: Aporrea.org

La Misión Vivienda se ha conjugado con la Misión José Gregorio Hernández, dando a familias de personas con discapacidad carentes de un hogar, la posibilidad de disfrutar de una vivienda propia y contar con atenciones para su Buen Vivir. Familias que tienen en su seno a personas con discapacidades motoras, sensoriales o cognitivas son ubicadas en casas o en los primeros pisos de los edificios, para facilitar su movilidad, y son visitadas por la Misión José Gregorio Hernández con el fin de atender sus necesidades específicas.

En el urbanismo de Misión Vivienda, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, ubicado entre Montalbán III y Juan Pablo II, en la parroquia La Vega (Caracas), han sido adjudicadas viviendas a más de 250 familias en las torres construidas y otras se encuentran a punto de ser terminadas y entregadas. En los dos primeros pisos de las torres C, D, E y F, se encuentran unas 40 familias que tienen personas con discapacidad. Hay adultos y niños con parálisis, personas invidentes, infantes con enfermedades graves y con trastornos profundos del desarrollo. Hay familias que tienen a varias personas con discapacidad, como un matrimonio, con ambos conyugues en sillas de ruedas y una familia con dos hijos menores sin movilidad alguna y con profundo retardo mental, que requieren custodia total y permanente. La totalidad de estas familias ha sido censada por la Misión José Gregorio Hernández y por la organización comunitaria de los edificios, que han realizado visitas y han registrado información, apartamento por apartamento.

Presentamos algunos testimonios y describimos algunos aspectos de la vida en el urbanismo.

Uno de los beneficiarios de estas políticas sociales, que son conquistas de la revolución bolivariana, es el Sr. Rafael Idrogo, de 62 años. Presenta una discapacidad adquirida, por haber sufrido un accidente cerebro-vascular (ACV) isquémico, junto con un infarto. Tiene el lado derecho del cuerpo inmóvil y le quedó afectada el habla. Aunque tiene importantes limitaciones para la comunicación verbal, da muestras de entendimiento de la conversación.

La Sra. Eudis Tomasa Hernández de Idrogo, su esposa, es la abuela de una familia procedente de un refugio de damnificados. Ahora se cuentan entre los Dignificados con la adjudicación de un apartamento de 103 metros cuadrados en el mencionado urbanismo de Misión Vivienda.

El ACV, le dio al señor Idrogo hace más de un año, al poco tiempo de comenzar a vivir en un refugio. Antes de quedar incapacitado, además de desempeñar su trabajo, era un dirigente comunitario y defensor del proceso revolucionario en su comunidad. Habitaban una casa en la parte alta de La Vega, uno de los barrios populares más poblados de Caracas. La vivienda que tenía tuvo que ser desocupada por el inicio de un derrumbe, pues estaba situada en un talud y debieron irse para un refugio, identificado como Paramaconi, en INTEVEP, en la vía de Los Teques (Estado Miranda).

Allí pasaron alrededor de un año. Lograron la adjudicación del apartamento en su misma parroquia de origen. La señora nos cuenta cómo llegaron al apartamento: “Yo me vine sólo con mi maletica y con la cama clínica que le donaron a mi esposo; lo demás todo lo perdí”. Pero ya en el apartamento, se encontraron con que las habitaciones, la sala y el comedor estaban amoblados, y además estaba dotado con cocina y calentador a gas, gabinetes de cocina, nevera y lavadora. Por la amplitud del apartamento, de dos habitaciones, pudieron aprovechar el espacio para una tercera habitación.

Los edificios y sus accesos no habían sido pensados para personas con discapacidad y todavía faltaban detalles últimos de la construcción. Por la urgencia de trasladar a las familias asistidas en los refugios, efectuada el 31 de diciembre de 2011, se autorizó la ocupación de las nuevas viviendas, pese a que todavía no funcionaban los ascensores. ¡Recibieron al mismo tiempo el Año Nuevo y su nueva vivienda! Les ubicaron en un primer piso, pero tuvieron que afrontar con paciencia algunas restricciones temporales, mientras se terminaba la instalación de los ascensores.

La Misión José Gregorio Hernández, que se encarga de las personas con discapacidad, les visitó para verificar su situación. A las personas que necesitaban silla de ruedas, se la proporcionaron, y les facilitaron exámenes médicos. Pero el Sr. Idrogo ya había obtenido su silla. En estos momentos, nos expresa su esposa, que la mayor preocupación es proporcionarle cada cierto tiempo 12 medicamentos que se le deben suministrar y están procurando obtener la ayuda necesaria para garantizárselos. En este sentido, solicitan apoyo de la Misión José Gregorio Hernández y de la salud pública.

Otras personas adultas pertenecientes a esta familia, participan en las iniciativas que se han venido impulsando para el desarrollo de la organización comunitaria de los y las habitantes del urbanismo, donde todavía hay varias torres en construcción. Entre los vecinos y vecinas de la torre que habitan y de otras que tienen al lado, han constituido dos Comités Multifamiliares de Gestión, para manejar los asuntos comunes de las edificaciones que ocupan y han hecho asambleas preparatorias para la conformación de un Consejo Comunal. Hay participación activa de integrantes de las familias que tienen personas con discapacidades en la organización comunitaria existente, así como en actividades sociales, culturales y deportivas en preparación.

La Sra. Eudis nos dice: “Aquí se vive bastante tranquilo”. Por todo eso, afirma que la adjudicación de una vivienda como la que poseen en este urbanismo, ha tenido una significación inmensamente positiva para la vida de todos los miembros de su familia.

Cuando le preguntamos si habían sido beneficiados anteriormente o habían tenido conocimiento de políticas de este tipo, para las personas sin vivienda, en general, y para las personas con discapacidad, en particular, en tiempos de la IV República, nos dijo: “Nosotros, y mi marido, tuvimos estos problemas ahora (se refiere al ACV de su esposo y al siniestro de su vivienda), pero nunca hubo soluciones como estas en la IV República. Esto ha sido posible sólo con la revolución”.

Conversamos también con José Alberto Monis Longat, de 25 años, habitante del urbanismo desde mayo de 2012. Se desplaza en silla de ruedas, ya que presenta problemas motores a consecuencia de una parálisis cerebral. Nos dijo: “Le doy gracias a la Gran Misión Vivienda Venezuela, porque el estar aquí me hizo cambiar la vida...” “¡Gracias al presidente Hugo Chávez Frías!”. “Ahora ya no tengo que estar viajando para los Valles del Tuy, con las dificultades de transporte que tenía…” “Recibí una silla de ruedas y una silla para el baño”. “Los de la Misión José Gregorio Hernández, vinieron a visitarme para ver cuáles eran mis requerimientos… lo que yo necesitaba”.

Su madre, Ismirle Longat es una luchadora comunitaria, impulsora de la organización de las familias del urbanismo y particularmente, de las personas con discapacidad. Nos habló de las visitas de la Misión José Gregorio Hernández y de las ayudas técnicas que proporcionaron, como andaderas, sillas para baños, bastones… Quedaron pendientes de volver a contactar cuando llegaran otras ayudas técnicas, como sillas de ruedas que no tenían todavía en ese momento.

La Sra. Ismirle dio algunas recomendaciones que espera sean tomadas en cuenta, ya que hay algunos urbanismos que fueron diseñados para el alojamiento de personas con discapacidad, pero hay otros que no fueron concebidos para eso y tuvieron que alojarles en ellos para resolver la carencia de vivienda y situaciones de emergencia. Ella, como adjudicataria de un apartamento y madre de un joven con discapacidad, tuvo que hacer adecuaciones especiales en su vivienda, ensanchando los espacios de las puertas y colocando apoyos en baños y habitaciones para que pudiera pasar una silla de ruedas y para facilitar la movilidad de su hijo. Le preocupa que haya personas que no tienen los recursos para hacer estas modificaciones; por ejemplo, personas con discapacidad, que viven de una modesta pensión. También cree hay que hacer algunos arreglos, como la colocación de rampas en zonas de acceso y áreas comunes. Estas son algunas tareas que podrán impulsarse si la comunidad está organizada.



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