(En definitiva, la insurgencia revolucionaria acarrea la emergencia contrarrevolucionaria del fascismoEn todo caso, la mejor manera de derrotar al fascismo es ganar la batalla de las ideas.- Luis Navarrete)1 El trabajo del profesor Luis Navarrete sobre el fascismo (El Fascismo, Vanguardia Extremista del Capitalismo, Ed. del Rectorado UBV) debe ser leído por su claridad y el acceso que facilita a un tema banalizado. Más lo cierto es que el fascismo, corriente perversa del pensamiento que tanto mal le ha hecho a la humanidad, demuestra que tiene capacidad para mimetizarse. Para infiltrar las sociedades y apelar a los valores de otras tendencias políticas y asumirlas con audacia. Lo confirma el mencionado trabajo que, por la concreción con que está escrito, expone lo fundamental del tema. En Venezuela lleva tiempo desarrollándose esta tendencia. El huevo de la serpiente empolla en medio de estímulos que a diario recibe de poderosos sectores económicos, mediáticos, miedo de clase, despolitización, pérdida de identidad programática de la derecha y de los propios errores del movimiento popular. Hoy, sin que sus promotores lo admitan, porque es parte de la estrategia del enmascaramiento --nadie acepta ser fascista, así lo sea--, el fascismo ocupa importantes espacios y se está convirtiendo en opción frente al proceso revolucionario bolivariano. Su característica, históricamente, es la violencia. Cuando transita la vía electoral lo hace combinando una participación ajustada a reglas de juego preestablecidas, con las prácticas más agresivas contra del adversario, y una vez que triunfa elimina la estructura democrática que le permitió acceder al poder. Esta tendencia se está apoderando del arco político de la oposición. La pérdida de espacio de AD, Copei y otros, así como el crecimiento de Primero Justicia sin claras definiciones programáticas y el brote en su |seno de grupos violentos, demuestra que hay cambios sustanciales en la política nacional. La polarización influye en el fenómeno. La radicalización de las posiciones estimula la irrupción fascista que hasta hace poco no se percibía en el comportamiento del venezolano. En este clima, el fascismo mimetizado entra como cuchillo en mantequilla. Disfrazado de neoliberalismo y otras máscaras. Con singular atractivo para quienes rechazan irracionalmente el cambio que representa el chavismo. La audacia de las últimas acciones, el signo terrorista de la guarimba, la persistencia de ésta en el tiempo, más allá de lo previsible, así como los primeras incursiones subversivas en la FANB, son indicadores que antes no estaban presentes. Pero existe el riesgo de subestimarlos. De eludir la caracterización apropiada del fenómeno. O lo que es peor: de banalizar el calificativo fascista empleándolo como mero recurso descalificador, como bien alerta Navarrete en su trabajo.2 La situación es complicada. Exige análisis en profundidad. El fascismo que ya está operando viene con todo contra la democracia y cuenta con fuerte apoyo internacional. En primer lugar EE.UU., donde avanza un agresivo proceso de derechización y aflora el belicismo. Luego Europa, donde la derecha en sus formas más radicales controla la mayoria de los gobiernos, y los sectores democráticos pierden fuerza electoral debido a notables desaciertos. Razón por la cual avanzan opciones fascistas como en Francia, Italia, países de los Balcanes. Por eso la importancia de explicarle a los venezolanos la situación. Que las fuerzas progresistas tengan claro qué enfrentan realmente. Para hacerlo de la mejor manera posible. Sin riesgo de cometer errores.
La batalla decisiva
En momentos de crisis conviene pasearse por las observaciones de analistas responsables que, si bien tienen posiciones políticas definidas, poseen conocimientos que los aproximan a la realidad. Es el caso del periodista Atilio Borón, quien publicó en el diario argentino Página 12 unos comentarios que juzgo atinados sobre lo que pasa en Venezuela. Ejemplo -se pregunta Borón-: ¿Qué hay que hacer para poner fin a la escalada violenta en el país? De seguida agrega: Es obvio que el imperio tiene un libreto como lo advirtiera Chávez. El libreto contiene un programado proceso de fascistización, como el que se viera en el Chile de Allende.
Luego, el manual se ha ido perfeccionando para diseñar nuevas estrategias de cambio de régimen. Los casos de Libia, Siria, Ucrania y Venezuela ilustran lo que venimos diciendo Borón se refiere, más adelante, a los complejos desafíos que encaran los EE.UU., la crisis interna y el desgaste de su política en el mundo. A sus dificultades para dar respuestas. Para lo cual es insuficiente el poderío militar como lo demuestra la historia. Hay que considerar -agrega- que el retroceso global de EE.UU lo impulsa de nuevo a buscar refugio en su patio trasero, y para eso hay que barrer con los regímenes políticos y gobiernos indeseables a cualquier precio. De ahí, concluye Borón, la enorme dificultad para poner fin al ataque de los fascistas en Venezuela, por más llamamientos al diálogo y a la paz que haga el presidente Maduro.
Ya que Venezuela es la cabeza de playa de una estrategia de desestabilización continental de las democracias latinoamericanas que proseguirá en Ecuador y Bolivia, hasta alcanzar a Argentina, Brasil, Uruguay. ¿Respuestas de Borón? Las sintetizo: A) Sostenida presión internacional y al interior de los EE.UU. para que la Casa Blanca deje de alentar, organizar y financiar a la derecha venezolana y, en especial, a su ala fascista. B) Descargar todo el rigor de la ley sobre quienes pretenden derribar al gobierno e imponer otro, apelando a la violencia. De lo contrario, se produciría la metástasis de la fascistización, englobando a sectores cada vez más amplios de la oposición, atraídos por la impunidad que se espera lograr del acosado gobierno bolivariano que ha sido excesivamente tolerante. C) Potenciar la organización y movilización de la base chavista. El chavismo debe recuperar su memoria y recordar que su predominio en las calles fue crucial para derrotar el golpe de 2002, y debe seguir haciéndolo aún más. Más allá de cualquier acuerdo al que pueda llegarse en las mesas de diálogo (Obviamente, agrego yo, alertas y todo tipo de recomendaciones son pertinentes).
Laberinto
Conozco y confío en la Fanb. En su lealtad e identificación con el proceso bolivariano. Pero es ingenuo pensar que en un ambiente como el que impera en el país, con la confabulación interna y externa forjada en el desespero por derrocar a Maduro y acabar con las conquistas sociales, una oposición antidemocrática como la actual, virada hacia el fascismo, cuya conducción asumió el sector ultra y aventurero -relegando al democrático-, no esté metida en un trabajo subversivo en la institución armada. Es la pata que le falta a la oposición para montar la mesa de la conjura final. La detención de 3 generales puede ser la punta del iceberg. Por eso insisto: ¡Ojo, carajo!Cuando un grupo político quema una Universidad es porque está dispuesto a todo. El recuerdo de la bárbara exclamación de Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca frente a Unamuno, ¡Viva la muerte, abajo la inteligencia!, la repiten en la práctica los autores de la infamia contra la Unefa de San Cristóbal. Es decir, el fascismo guarimberoEl diario insignia, hoy por hoy, de la derecha no dijo ni pío sobre la cobarde agresión a Winston Vallenilla, y de paso la emprende contra el general Padrino.