Estrategias de poder. El desfondamiento de los Estados Nacionales

Es una categoría de interpretación de Foucault para mostrar que el poder no tiene un sitio donde se aloja o sólo es un grupo que se adueña del mismo, pues, si ambos existen, sitio y grupo, es porque participamos de su manera de construir el poder y si no hay una forma nuestra, distinta, siempre funcionará en la dirección de ellos, los capitalistas, única clase social con conciencia de clase. Una “conciencia distinta” tiene que ser aprendida, es un saber a construir. La conciencia capitalista es un movimiento continuo y creciente, para ajustar lo que la niega y poder derrotarlo con su “estrategia”, para negociar la manera como, el movimiento en contra, se ajustará a la lógica hegemónica del capitalismo, haciéndolo natural y eterno. Una conciencia distinta, quizá de la resistencia, que pueda desarrollar el pueblo contra la hegemonización, tendrá que configurar estrategias, que debiliten los flancos, que la muestren como es, más bien, llevándola a que se muestre como es: ni natural, ni eterna. Fíjense que no hablo de sindicato o partido, aunque tengan un papel, sino de conciencia y estrategia popular.

Lo que pretendo mostrar es como la estrategia del poder hegemónico capitalista está en una nueva disyuntiva, crisis como gusta la política y la ciencia, que resuelve, como también dicen ellos, huyendo hacia adelante. Ese es su ajuste, su estrategia.

Las condiciones que han permitido el “progreso capitalista” asentadas en la institución del Estado Nacional han hecho aguas en cantidad más que significativa. Algunas la consideran terminal, porque ese Estado ha sido su soporte para que las demás instituciones funcionen, la formativa en la familia y la educación escolar, la productiva en la fábrica, la restrictiva en la cárcel y el cuartel y la recuperativa en el hospital. Para un control completo, total diría Foucault.

En este sentido, ya se ha dicho en economía y comunicación globalizada, el Estado sólo hace falta para el control policial-militar de la población, sólo que escondido en esa verdad ampliamente mediatizada como es la inseguridad, de lo que sea, desde los delincuentes hasta los terroristas.

Pero el mundo globalizado, como es evidente consecuencia de lo dicho, no requiere del Estado, sólo del ejército y la policía. Todo lo demás puede obviarse. Lo que se hace por dos caminos, también evidentes. Destruir la infraestructura del Estado (Afganistán, Libia, Siria, Pakistán.... y en camino). O destruir su orden lógico liberal, ahora de manera evidente y sin vergüenza, haciendo impunes los asesinatos de negros por la policía (EEUU) o movimientos fascistas anti-inmigrantes, anti-populares (Europa), aunque también en EEUU proliferan o, en una operación todavía más perversa, sustituyendo las instituciones del Estado por entes privados, como actualmente lo son los ejércitos. Preguntaríamos ¿al servicio de quién?

Sin embargo, sí utilizan la figura del Estado cuando necesitan enfrentar algún gobierno que no los respalda. Así, acusan a cualquier gobierno de antidemocrático, cercenador de los derechos civiles, etc. Permitiendo el ataque que después logre desfondar a ese Estado, dejando al gobierno que quede como vulgar administrador de sus intereses. Debemos recordar, para nombrar algo de nuestra América, el caso de Nicaragua, cuando el primer gobierno sandinista, donde alimentaron una guerra fratricida con drogas y dólares, advirtiéndoles que, si seguía ese gobierno, la guerra no se acabaría. Así ganó Violeta Chamorro las elecciones de 1990.

Por ello, la ofensiva de EEUU, que repito lo es del capitalismo global, es acabar con los Estados Nacionales, que no estaría mal, finalmente sólo representaron el modelo liberal capitalista, sólo que lo hacen para sustituirlo por su hegemonía económica, el capitalismo global. Utilizan el único Estado que requieren: el ejército de los países que participan de esta ofensiva, de esta estrategia (la OTAN, por ejemplo) para darle la legitimidad internacional que requieren, pero, en el fondo sólo es para legitimar al capital financiero y su fluidez global.

Frente a ello, de nuevo, la respuesta, creo, no puede ser el Estado Nacional, cualquiera que éste sea, pues todos centralizan y, al ser una institución del liberalismo capitalista, provoca el retorno a este sistema. Tiene que haber una alternativa en el mismo sentido y que se convierta en respuesta al ataque hegemónico, es decir, tiene que ser contra-hegemónico.

Para ello, según entendí a Chávez, en su interpretación de Simón Rodríguez y Bolívar, tiene que ser desde la localidad de la comuna, como organización popular, por lo que otras formas organizativas también pueden ser. Donde, según también entendí, es el “lugar” de la conciencia. Esto debido a que la vida de resistencia y construcción (autovaloración de lo popular) es la que dota al ser humano de esa cosa que llamamos conciencia. En medio de una lucha que se despliega en estrategias de poder.

El cómo se come eso que escribo puede tener como respuesta que:

- si es verdad que la conciencia se adquiere en el “lugar”, en la Comuna, porque ahí está la condición concreta,

- la estrategia se teje en la ampliación de esa concreción, de autovaloración de lo popular, hasta topar con el capitalismo global.

Si no se combinan suficientemente tales expresiones de la sociedad, lo local-universal, sigue siendo una opción de respuesta limitada, sería similar a la protesta que muere con el día.


aldocolmenares@gmail.com


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