La experiencia que vivimos en Nicaragua, durante los diez años que permanecimos en la Revolución Popular Sandinista, entre 1979 y 1989, nos permite afirmar que a partir de esta fecha, ninguna persona, sea quien sea, se puede llamar a engaños, diciendo que nadie le alertó el grave peligro que corre nuestra patria a partir de las declaraciones que han formulado los más altos funcionarios de la administración del presidente George W. Bush, sus voceros del Departamento de Estado y el llamado que hiciera públicamente en Washington, la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a estructurar un “Frente Internacional”, para enfrentar el supuesto peligro que representa el gobierno del presidente Hugo Chávez… No podemos engañarnos.
Todos estos pasos al igual que otros que ya se están produciendo dentro de nuestro país nos permite afirmar que la intervención ya está aprobada y preparada contra el llamado “eje del mal” que según la Casa Blanca, integran entre otros países, Irán, Cuba y Venezuela. Los planes estratégicos ya están elaborados, la cantidad de aviones, barcos, hombres, medidas, equipos, apoyo comunicacional interno y de organismos internacionales.
Como no disponen de un Grupo de Contadora, como el que los EE.UU lograron conformar en los años ochenta, para neutralizar la revolución sandinista y “mediar” con los grupos contrarrevolucionarios somocistas, conscientes que las condiciones políticas han cambiado en la OEA y no pueden repetir lo mismo que hicieron para derrocar al presidente Salvador Allende en Chile y destruir la revolución de Nicaragua y conociendo que las fuerzas opositoras de Chávez y la Revolución Bolivariana, están derrotadas, se valen de fundaciones, obispos, empresarios, enemigos gratuitos de Chávez, sindicatos y gremios derechistas, para tratar de engañar y chantajear el pueblo, regando rumores, saboteando la economía, distorsionando los planes sociales y organizando paros y manifestaciones y proponiendo condiciones inaceptables para participar en las elecciones nacionales del 3 de diciembre, utilizando canales de TV, periódicos, articulistas caricaturistas, CNN, SIP, dirigentes políticos, analistas, observadores y otras organizaciones profesionales financiados desde el norte.
Hace algunas semanas pudimos palpar en Managua, la dramática tragedia política, social y económica que existe después de la derrota electoral del FSLN ocurrida en 1990, en la patria del General de Hombres Libres, Augusto C. Sandino, a diferencia de la felicidad y esperanzas de disfrutar la libertad, democracia y justicia social que significó para el pueblo nicaragüense, la victoria popular y el derrocamiento el 19 de julio de 1979, del sanguinario dictador Anastasio Somoza y toda su dinastía impuesta y apoyada por los EE.UU, con la frase inmoral “es verdad que los Somoza, son unos hijos de puta, pero no se nos puede olvidar que ellos son nuestros hijos de puta”, el mismo pretexto que han utilizado en el pasado para justificar golpes de Estado y genocidios en América Latina y en el mundo. Todos tenemos la obligación de estar alertas en nuestros puestos de combate.