A la salida de Bill, los Estados Unidos de América (U.S.A.) contaban con uno de los mejores superávit y consecuencias positivas a lo interno y externo de su historia económica. Sin embargo, como sucesor, mediante un cuestionado triunfo electoral, apareció Bush Jr., un perfecto desconocido. Apoyado incondicionalmente por la elite imperialista (Halcones), que años atrás gobernó con su padre, cuyos objetivos eran la conquista del mundo y el posicionamiento de los U.S.A. como rector de la política, la cultura, la economía y la justicia mundial.
Con el ataque a las Torres Gemelas, centro financiero mundial, cobra importancia la llamada guerra contra el terrorismo a escala planetaria en la que estas a favor de U.S.A. o contra U.S.A. Se invade o plantea el derrocamiento de gobiernos no afines; Afganistán, Irak, Venezuela, con un revés bien significativo. En los dos primeros países, a pesar de invadir y someter a toda la nación con su superioridad tecnológica y militar, se logra a medias la consolidación del poder. Caso particular el de Venezuela; la incursión directa norteamericana sólo dura en el poder cuarenta y ocho horas.
En Argentina, paradójicamente, es celebrada la Cumbre de las Américas con la idea de implementar un modelo económico de libre comercio (ALCA) como solución a todos los problemas del área según la concepción de los halcones. Un nuevo fracaso llegó a sus vidas y contra sus proyectos de dominación.
El sistema tecnológico-industrial-financiero de la gran nación americana empieza a dar señales de resquebrajamiento. Cada año va en aumento el déficit presupuestario como consecuencia de la falta de visión y malas políticas internas y externas de Bush y su cohorte imperialista. Los grandes bancos y evaluadoras de riesgo controladoras del libre mercado alertaban al mundo sobre las malas políticas económicas seguidas por Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela al cancelar sus deudas con el FMI y el BM, mientras la realidad mostraba que estas economías y las del resto del mundo crecían sustancial y firmemente.
En lo político América Latina y el Caribe inician y consolidan un viraje a lo interno. A lo endógeno; se plantea un gran polo de integración sin Estados Unidos y Canadá. Entre las propuestas sub y regionales surge la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR) y la Alternativa Bolivariana para la América (ALBA). La prioridad de integración es el bien común y el ser humano, lo social, respetando la soberanía e integridad de cada país.
Ocho años después de su inexplicable ascenso al mayor poder del mundo, el desconocido Bush y sus halcones, llegan al final de su gobierno con el más grande de los fracasos en intervenciones militares y el mayor desprecio por las atrocidades cometidas. La menor popularidad de presidente alguno y sobre todo con una crisis económica jamás vista en la historia de su país y que arrastra a todo el planeta a una catástrofe mundial.
La respuesta de Bush fue salvar mediante incalculables recursos inorgánicos a las grandes corporaciones y socios de gobierno sin importar la gran cantidad de personas que pierden sus puestos de trabajo, casas e incluso la vida. Era el momento de enriquecer, como no pudieron en ocho años, a todos sus acompañantes. Ahora o nunca era el lema. Que se hunda el mundo.
Llegó Obama. Los países con economías emergentes y otros, arrastrados por la crisis de la economía especulativa y los fracasos de conquista imperial norteamericana, buscan un consenso para sostener sus economías y gobiernos. Se plantean el intercambio comercial con una moneda diferente al dólar. Éste, no tiene respaldo financiero real, es un dinero inorgánico. El seguir sosteniendo a las economías sanas sujetas al dólar inorgánico como moneda de intercambio, en defensa de la economía norteamericana, sugiere devaluaciones y endeudamientos con organismos como el FMI y el BM responsables de la crisis económica.
Para el nuevo presidente el cambio de moneda representa el fin de la hegemonía americana. Eso no es posible. En Inglaterra, el G-20 acordó suministrar un billoncito de dólares para el rescate del FMI y el BM causantes de la crisis. Estas instituciones se encargaran de prestar dinero a todos aquellos países o gobiernos afines sin exigencia alguna. Excepto que; no gobierne Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Raúl Castro y otros. Las reservas internacionales sean colocadas en la banca estadounidense y se usen para comprar papeles de deuda y dar respaldo al debilitado dólar.
En Venezuela, quienes forman la elite académica y financiera de la oposición sueñan, como en un orgasmo interminable, con ver a Chávez de rodillas ante las puertas de FMI y del BM renunciando a toda su predica socialista, devaluando el Bolívar y liberando el mercado. La historia sería otra; Bush y sus halcones habrían triunfado en su afán de conquistar al mundo y acabar con los países independientes y soberanos.
Hoy nace el Sucre, esa es nuestra realidad contemporánea.
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