«Una sociedad sostenible es aquella capaz de satisfacer sus necesidades sin disminuir las oportunidades de generación futuras” Este es el gran desafío de nuestro tiempo: crear comunidades sostenibles, es decir, entorno sociales y culturales en los que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin comprometer el futuro de las generación que han de seguirnos.» Un ejemplo podrían ser las comunas socialistas
Ecología profunda”, un nuevo paradigma» donde aborda el cambio de paradigmas debido al abandono de la visión mecanicista del mundo y el ascenso de una nueva concepción holística que aborda la interrelación compleja entre todos los niveles de los sistemas vivos: organismos, sistemas sociales y ecosistemas, y se basa en una nueva percepción de realidad con profundas repercusiones para la ciencia y la filosofía no menos que para el mundo de los negocios, la política, la sanidad, la educación y la vida cotidiana
La segunda parte la dedica a estudiar las teorías e ideas que han presidido la emergencia del pensamiento sistémico: el paso de una visión centrada en las partes a una comprensión holista, el desarrollo de la teoría de sistemas y el desarrollo de la lógica de la mente, la cibernética y la teoría de la información. La tercera parte, más especializada y rigorista en términos científicos la dedica a exponer los modelos de autoorganización y las matemáticas de la complejidad. La última parte, «La naturaleza de la vida» donde Capra retoma el hilo conductor del libro –¿Qué es la vida?– y desarrolla los elementos integrantes de la teoría de los sistemas vivos que, en coherencia con el marco filosófico establecido por la ecología profunda, y dotada de un lenguaje matemático adecuado, propone una comprensión no mecanicista y poscartesiana de la vida:
El universo era para Descartes una maquina que podía ser
enteramente comprendida analizando sus partes más pequeñas" su visión
de la naturaleza, estaba sustentada en la fundamental división entre
dos reinos: la mente y la materia. " A esta visión se sumaba la de
Galileo, del universo como una maquina, gobernada por las matemáticas
exactas, completado el paradigma triunfalmente por Isaac Newton, cuya
síntesis de las leyes de la mecánica, constituyó el logro culminante
de la ciencia del siglo XVIII".
Conformándose la visión maniquea y el paradigma mecanicista de la
vida y el universo: Hombre vs. Naturaleza, concepción antropocéntrica
del universo, esquema de dominación, explotación irracional de la
naturaleza, machismo = patriarcado, visión lineal de la evolución.
Esta visón, este "entender" la evolución, llevó al hombre
(especialmente a la civilización occidental) a competir y enfrentarse
a la naturaleza como si de una guerra se tratara, convirtiendo al
planeta entero en un campo de batalla, con el hombre por un lado y la
naturaleza por el otro. Se trataba de arrancarle al enemigo (la
naturaleza) el mayor botín posible, sin importarle ni medir el hombre
las consecuencias del saqueo.
La irracionalidad alcanzó niveles de estulticia en la especie humana
que se creyó "diferente" de la naturaleza y de la madre tierra, hasta
convertirse en un depredador implacable de todas las otras especies
animales y vegetales, de los recursos del planeta y de sus semejantes,
hasta poner en serio peligro la supervivencia de la propia raza
humana.
La Ecología Profunda nos ofrece una cosmovisión y una actitud
radicalmente opuesta a la percepción mecanicista y de antagonismo del
hombre con respecto a la naturaleza. "La percepción ecológica profunda
(de acuerdo a Frijott Cappra) es espiritual en su más honda esencia.
La Ecología Profunda se deslinda de la ecología formal, buscando
las causas reales de la contaminación y degradación del agua, del
aire, del suelo y de la atmósfera.
No se conforma con diagnosticar el efecto contaminante superficial y
su correspondiente paliativo.
Establece la ecología Profunda un nuevo paradigma, que propone: una
visión holística del mundo, abandono del concepto antropocéntrico,
visión sistémica del ente social y de la evolución y la necesidad
absoluta de armonía entre el hombre y la naturaleza.
La visión egoísta de las relaciones del hombre con la
naturaleza produjo el modelo de producción capitalista, como la
cúspide de una conducta bárbara, primitiva y aberrada que compromete
una vez y otra vez el bienestar de millones de pobladores del planeta.
Hoy asistimos como invitados de piedra al terrible espectáculo
del recalentamiento global, la desaparición de las especies, la
destrucción de las fuentes de agua potable, la terrible contaminación
del aire, la destrucción de la selva amazónica, la desaparición de la
selva africana, la construcción de armas nucleares capaces de destruir
al planeta "diez veces", la aparición de cada vez más terribles y
mortíferas enfermedades, cárceles y centros de torturas inhumanos como
los de "Guantánamo", la ciencia al servicio de los torturadores y
asesinos de un imperio mas desquiciado y criminal que el de la
Alemania de Hitler.
Los campos de concentración de los palestinos y miles de asesinados por el fascismo Irrealista, como se destruyen y arrasan los asentamientos sin respetar a los niños y mujeres apoyados por el imperialismo norteamericano
La humanidad se encuentra en una tremenda disyuntiva histórica
en la cual o abandona para siempre el modelo capitalista de desarrollo
o el modelo egoísta del capitalismo salvaje acabará con la raza human.
La evolución netamente biológica debe ceder el paso a la evolución
racional, a la evolución de la conciencia.
Esa es otra de las ideas que rescata la Ecología Profunda. En lugar de sólo identificarnos con nuestros cercanos, deberíamos aprender a ampliar nuestra identificación con todos los seres vivientes: árboles, animales, plantas e, incluso, suelos y paisajes, hasta incluir toda la tierra en nuestra conciencia. Esto nos llevaría a un cambio radical en nuestra percepción y produciría en nosotros una conducta más acorde con lo que se necesita para el bienestar de la vida. ¿Por qué? Filogenéticamente, vale decir, en la historia genética de la especie, está instaurada la conciencia de que somos parte de la tierra. Por lo tanto, al hacerle daño, en lo profundo, un extraño sentimiento de infelicidad nos conmueve, muy inconscientemente, pues tiene un origen primitivo.
Por lo tanto, cuando le hacemos daño a la tierra o cuando la visión cultural nos lanza en los cómodos brazos de la ignorancia con respecto a la ecología, en lo más profundo de nuestros corazones sabemos que nos hacemos daño a nosotros mismos. Pero la cultura no nos pide que seamos ecologistas. Somos parte de esta cultura cuando tenemos un comportamiento antropocéntrico, porque a alguien estamos haciendo millonario con eso. Por eso sufrimos, y ese sufrir es la enfermedad espiritual que nos ataca.
Qué es el progreso? Todo el mundo trabaja 16 horas diarias y no se da el tiempo de contestar estas preguntas. Los sistemas que soportan la vida en la tierra comenzarán a fallar en una o dos generaciones humanas más. El agua, el aire, los elementos en los cuales se basa nuestra vida y la de otras especies están siendo irreversiblemente alterados. Creo que solamente preguntándonos cosas profundas, fundamentales, filosóficas y sociales podremos obtener verdaderos resultados.
* El florecimiento de la vida y culturas humanas es compatible con un descenso sustancial de la población humana. El florecimiento de la vida no humana necesita esta disminución.
* Actualmente la intervención humana en el mundo no-humano es excesiva, y la situación está empeorando rápidamente.
* Por esta razón, las políticas deben cambiar. Estas políticas afectan a las estructuras básicas de la economía, la tecnología y la ideología. El estado que resulte será profundamente distinto del presente. Es el socialismo del siglo 21 será el llamado a general estos cambios de paradigmas en la conciencia de los colectivos
* El cambio ideológico consiste principalmente en apreciar la calidad de la vida, más que buscar incrementar el estándar de vida. Habrá una toma de conciencia profunda de la diferencia entre lo grande (big) y lo importante (great).
* Aquellos que suscriban estos puntos tienen la obligación de intentar directa o indirectamente realizar los cambios necesarios
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