Reírse del dolor ajeno, una imbecilidad


Qué difícil la vida de Fidel Castro. No puede siquiera darse el lujo de un tropezón como tiene derecho cualquier mortal, sin que el mundo quede pendiente, muy preocupados los más y en otros afloren sentimientos bajos llegando hasta el ridículo cuando faltando a la más elemental regla de urbanidad se rieron o le desearon la muerte. Pero pedirle sensibilidad a quienes el sufrimiento de los suyos ni los inmuta es como pedirle peras al olmo.

El accidente de Castro y la denuncia del ocultamiento de casi unos 30 mil soldados norteamericanos heridos en Irak y Afganistán llegaron juntos pero, como siempre, el circo que se armó, esta vez en torno a la aparotosa y pública caída del mandatario cubano después de su discurso en Santa Clara, Cuba, cubrió la tragedia de los jóvenes soldados, quienes, de acuerdo a la denuncia del neurocirujano Gen Bolles, los hay “con heridas cerebrales, lesiones espinales, pérdida múltiple de extremidades, quemaduras severas, etc”. La mayoría de ellos, dice, no pasan de los 18 a 21 años de edad.

Este especialista que trabaja en el hospital estadounidense Landstuhl Regional Medical Center en Alemania, uno de los más grandes hospitales norteamericanos en el extranjero, a donde llevan los heridos en Irak, dijo que él escuchó cifras de unos 30 mil heridos . “Al menos por Landstuhl han sido evacuados no menos de 20 mil”, sostiene. De acuerdo a cifras del Pentágono, el número de los heridos en Irak eran poco más de ocho mil..

“La prensa no habla sobre este tema y el gobierno quiere mirarlos como si nada hubiera pasado”, dijo Bolles quien no es el único que habla de este grave problema y que según los especialistas se irá agravando porque los hospitales del país no se darán abasto para atenderlos ni rehabitarlos, especialmente de los desórdenes nerviosos que sufren los soldados en el país árabe y que persistirán cuando retornen a casa.

El Dr. Robert Rosenheck profesor de la Yale Medical School y Director del Departamento de Evaluación de Veteranos, dijo que “todas las comunidades deben estar preparadas para ayudarlos porque esos soldados enfermos y con síntomas del Desorden Post Traumático de Stress superarán el porcentaje de los de la Guerra de Vietnam ya que en Irak las condiciones en que se encuentran los soldados son mucho más difíciles y complicados.

El hecho de matar a inocentes afecta el estado mental de los militares dramáticamente. En Irak deben ir en contra de sus principios y leyes de entrenamiento, porque tienen órdenes de matar a cualquier civil incluyendo niños, mujeres y ancianos si es que se les acercan”, dijo.

Los relatos de soldados que no pueden dormir por las pesadillas causadas por los horrores de la contienda, en particular la matanza de iraquíes es escalofriante, “ellos oyen gritos de camaradas, de enemigos, civiles y de niños’, relata por su parte el Dr. Bolles. Pero esto no es todo. Después de ser trasladados a los Estados Unidos, estos veteranos, de acuerdo a la agencia informativa UPI, “tienen que esperar meses para recibir un tratamiento adecuado” y frecuentemente, como en el centro de atención médica Fort Stewart, en Georgia, se encuentran en “condiciones completamente inaceptables para los enfermos y heridos veteranos”. Frecuentemente son tratados, como comentó un soldado, “como perros”.

Entonces, teniendo en cuenta toda esta indolencia al dolor de los suyos, de los que sacrifican su vida y su salud supuestamente en “defensa de los intereses de Estados Unidos”, no extraña, la respuesta “inteligente” del portavoz de la Casa Blanca Richard Boucher quien dijo que Estados Unidos no le deseaba una pronta mejoría a Fidel Castro.

Igualmente, no es menos “ingeniosa” la que dijo la vicepresidenta de la Comisión Europea Loyola de Palacio, quien estuvo presta a declarar que “todos esperamos que Castro se muera cuanto antes”. Esta numeraria del Opus Dei, que habla de los valores cristianos frecuentemente en sus discursos viola todas las enseñanzas de la misma Biblia , igual que su hermana Ana Palacio, ex ministra española, una de las más rabiosas promotoras de la invasión a Irak en la ONU.

Nadie puede olvidar cuando Hans Blix pidió más tiempo para que los inspectores de la ONU busquen las armas de destrucción masiva en Irak , ella gritó diciendo !Basta de esta farsa!. Al final de su discurso histérico, se acercó a Colin Powell y se le escuchó preguntarle ¿y ahora que hago Sr.?. Muy generosas las hermanitas cristianas cuando de ofrendar vidas ajenas se trata. Lo grave es que este tipo de líderes, ignorantes en los preceptos religiosos y fanáticos en su ideología neoconservadora no solamente proliferan en Estados Unidos sino en el viejo continente también que se autopresenta como la "cuna de la civilización moderna y de la democracia”.

Entonces desde este ponto de vista, como no va a ser un chiste para la Casa Blanca que su archienemigo, por quien hace ya cuarenta años perdieron el dominio de la isla, se haya caído. Dicen que en los pasillos de ese lugar se hacen chistes sobre la fractura de la rodilla a raíz del golpe , y lo peor, ese día las televisoras pasaban una y otra vez el incidente. Todo esto muestra el extremo nivel de la bajeza moral de la actual administración estadounidense que tanto habla de su “ideología de la compasión” que guía todas las decisiones del presidente Bush.

Por supuesto, la compasión es selectiva. y evitaron mostrar y comentar el sufrimiento de los soldados en los hospitales militares del Pentágono. Nadie dijo esta boca es mía, y la indolencia se acrecienta a medida que se acerca la elección presidencial, ya que de conocerse la realidad de esos jóvenes le restaría votos al “cruzado iluminado” George Bush.

vpelaez@eldiariony.com



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Vicky Pelaez


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