A todos nos golpeó el asesinato de Danilo Anderson. Los del exterior lo
conocimos por medio de los informes de la prensa que siempre anunciaban
acciones de la fiscalía en contra de los implicados en el golpe de estado de
abril del 2002, en contra de los que atacaron la embajada de Cuba, en contra
de tanto delincuente político que actúa en Venezuela al amparo de ese
accionar tan benevolente del estado, en contra de aquellos que han querido
dañar, por cualquier vía, al proceso revolucionario. Ahí siempre vimos a
Danilo Anderson, con el brazo presto de la justicia defendiendo, en los
marcos de la legalidad, el estado de derecho que no debe desaparecer en
Venezuela.
No obstante lo delicado de sus funciones, que el país siempre le reconoció,
fueron descuidados con Danilo Anderson. Talvez porque creía en exceso en la
justicia y era un convencido de su trabajo, nunca tomó las medidas adecuadas
de protección o aquellos que debieron facilitarlas, lo descuidaron. Hay
fiscales que asumirán los asuntos que el dejó pendientes y siento que
cubiertos e inspirados por su ejemplo, seguirán adelante para poner en la
sombra del presidio, a todos aquellos que en su oportunidad se confabularon para actuar en
contra de la sociedad venezolana. No descuidemos a los seguirán adelante.
Debemos pensar seriamente en lo sucedido. Seguramente los órganos de
seguridad del estado ya estarán sacando las conclusiones adecuadas. Percibo
desde afuera que este hecho lamentable, esa emboscada fatal que le tendieron
a Danilo Anderson no fue un hecho aislado, sino que forma parte de un giro
radical en las actividades de los intereses internos y externos que todos
los días se confabulan, por diversas vías, en contra del pueblo venezolano.
En el pasado reciente acudieron a los recursos del golpe de estado, del paro
petrolero y de la guarimba. En todos los intentos fracazaron y fueron
derrotados por la fuerza espontánea y a la vez organizada del pueblo. A
pesar de los intentos que hicieron por descalificar los procesos
electorales, en este plano también fueron derrotados en forma contundente.
El recurso del terrorismo y en este caso de la eliminación selectiva de una
personalidad importante, evidentemente es un giro hacia el camino por el que
quieren hacer transitar al proceso revolucionario. Puede ser el preludio de
una ofensiva de otra calidad de expresión. Todos los sectores que apoyan el
proceso deben tensar sus fuerzas y poner su capacidad al tope para salirle
nuevamente al paso, a los intentos de la contrarrevolución.