“… no debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni “becarios” que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la autentica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo…”
Ernesto “Che” Guevara
Con motivo de la llegada de la temporada decembrina y la entrega del bien merecido AGUINALDO que recibimos cada fin de año, el presidente Chávez anunció en una de sus cadenas que el aguinaldo correspondiente al sector público sería pagado en tres (3) partes a partir del 15 de Noviembre, luego se decidió hacer efectivo el pago en dos partes. La explicación que dio el comandante fue que teníamos que ahorrar, que no podíamos gastarlo todo, que teníamos que ir desterrando esa cultura consumista heredada del capitalismo salvaje, entre otras cosas. Es indudable que esa información dicha de esa forma causó un malestar profundo en el pueblo asalariado que trabaja para el Estado, preguntas que se hizo mucha gente común y corriente y entre las que se hicieron sentir más fueron: ¿porque el presidente tiene que decirme como debo gastar mis reales bien ganados?; ¿A qué se debe esa información, es que no hay dinero para pagarlos a tiempo? ; ¿Es que el presidente no sabe que estamos esperando ese dinerito para pagar deudas, tarjetas de crédito, arreglar la casa, comprar los regalitos de navidad, mandar cierto dinero a la familia, entre otros problemas de lo cotidiano del común de la gente?; ¿Será que ese dinero está en los bancos engordando y ganando intereses?; ¿Por qué se restringe el circulante?; ¿Será para evitar la inflación?; ¿Viene una devaluación?; ¿Qué beneficios me puede generar el cobro de aguinaldos fraccionados, si precisamente constituyen el principal ingreso en forma de un ahorro acumulado para el fin de año, en base al cual hay planificaciones familiares?
Estas y muchas otras interrogantes se hacen la mayoría de los empleados públicos y por supuesto su grupo familiar, causando esta decisión una gran angustia, desesperación y calentera por no poder contar con su plática para gastarla en lo que sea, según ellos. Lo mismo sucedió en el sector universitario (que por cierto tampoco hemos cobrado ningún beneficio este fin de año) cuando en el mes de julio no se pagaron las vacaciones completas y muchos trabajadores se fueron a su casa sin la posibilidad de emplear esas vacaciones en recreación, viajes, o cualquiera actividad programada con mucha anterioridad. En verdad este malestar en la comunidad universitaria se reflejó en las pasadas elecciones de septiembre y según la opinión popular en la calle es que si en los actuales momentos se hace una consulta dónde se mida la popularidad del Jefe del Estado los resultados de la misma darían para pensar seriamente sobre lo acertada de esa decisión.
Tenemos que recordar que gran parte de la población se mueve más por el estomago que por la razón, o mejor dicho lo que dice el refrán ¡barriguita llena corazón contento! Y desde una visión un poco más a fondo, las condiciones objetivas y subjetivas están dadas para ese gran malestar general, causado por la inflación que se refleja en el costo de la cesta básica y otro insumos como el de los precio de los materiales de construcción, entre otros. Además es importante recalcar que desde el punto de vista político e ideológico el trabajo de formación en el soberano es muy endeble y en muchos casos no se entienden ciertas políticas que se implementan a nivel del gobierno central.
Es indudable que existen argumentos de peso para que el presidente anunciara esta medida, entre las cuales se podrían mencionar el necesario control del efecto de la liquidez y el circulante sobre la inflación, no por errores o fallas en el modelo propuesto, sino simplemente por la misma dinámica del fenómeno inflacionario de los precios de bienes y servicios, los cuales tradicionalmente tienden al aumento a finales del año, incluso en los casos en que las condiciones objetivas de producción no justifiquen tales incrementos. Así, el fraccionamiento del pago puede disminuir en cierta medida estos efectos perversos de las prácticas económicas más propias del la cuarta que de la quinta república que estamos construyendo.
Además es innegable que para que las razones se entiendan se requiere de campañas educativas e informativas dirigidas a todo público, brindando tanto las explicaciones pertinentes como las recomendaciones para hacer frente a los retos propuestos. Esta tarea ha sido asumida en general por nuestro Presidente, que sin duda alguna es un muy buen comunicador, pero sería un grave error dejar en él todo el peso de este trabajo, es necesario el apoyo de todo un equipo que muestre el dominio necesario de la dinámica comunicacional y del proceso formativo y educativo que puede ser aplicada a partir de los medios de comunicación. Cuestión que resulta aún más imperativa cuando partimos de que tenemos un enfrentamiento frontal contrarrevolucionario por parte de los medios de comunicación privados, por lo que se aprovechan de cualquier brecha para atacar y emplean las fallas en la formación del pueblo para caldear los ánimos persiguiendo el descredito del proceso y la caída (incluso la muerte) de sus líderes.
El tratamiento a este problema desde la óptica de un revolucionario que está ocupando alto cargo en el ministerio de comunicación e información del gobierno, tiene que pasar por una acertada política comunicacional donde empleando las técnicas de la información a tiempo y todos los medios del sistema nacional de información se enseñe, se vaya formando al soberano y no después que se anuncian las medidas (es decir poner los caballos detrás de la carreta), cuestión que en muchos casos deja desconcertada a la población y es allí donde la oposición pesca en rio revuelto, sacando provecho de lo desacertado de la política comunicacional y señalando al presidente como el responsable del supuesto fracaso de la economía y con ello el país en bancarrota, sin dinero para pagar los diferentes bonos de fin de año. Por supuesto todos conocemos del gran trabajo que se viene haciendo en materia económica para enfrentar la crisis de capitalismo mundial y su impacto en la economía venezolana, pero si no se comunica adecuadamente no se puede pedir que el soberano entienda.
Hay algo que creemos pertinente aclarar, compartimos plenamente los postulados de este proyecto de país, es más luchamos desde nuestra trinchera académica todos los días, sin embargo hay algo que debemos tener presente, la concreción del socialismo no ha llegado aún, somos herederos de una cultura consumista, el escenario en donde ella se concretiza recrea una serie de necesidades que debemos satisfacer: vestido, alimentación, compromisos adquiridos, etc. Resulta absurdo tratar de convencer al colectivo, que renuncie a aferrarse a esa tabla de salvación, a esa bombona de oxigeno que para el trabajador medio significa disponer de algunos recursos para sobrevivir en estos tiempos, las alternativas son escasas.
Finalizo con unas reflexiones del guerrillero heroico “… lo único que creo es una cosa, que nosotros tenemos que tener la suficiente capacidad como para poder destruir todas las opiniones contrarias sobre el argumento o si no dejar que las opiniones se expresen. Opinión que hay que destruirla a palos es opinión que nos lleva ventaja a nosotros. (…) No es posible destruir las opiniones a palos y precisamente es lo que mata todo el desarrollo, el desarrollo libre de la inteligencia…”
(*)Dr. Docente/Investigador titular - UCV
pedrogarciaa@yahoo.es