¿Para que sirve Sudeban?

La Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario surgió hace escasos cinco años, es decir, en pleno apogeo de nuestro proceso de “transformaciones”. Actualmente se encuentra ubicada en el sector Los Dos caminos ocupando una edificación amplia y de flamante estructura arquitectónica.

      Nació como una necesidad de ejercer control y supervisión sobre las entidades del sector bancario, en virtud de un inmenso número de ilícitos que han venido prosperando en nuestro país. En teoría, podríamos pensar que en Venezuela efectivamente los clientes bancarios contamos con un sistema bien estructurado de vigilancia, que si bien no impide los ilícitos, los identifica y aplica sanciones y correctivos que aminoran su ocurrencia.

      Eso sólo sería posible si no viviéramos en un país de dobles discursos, en un país en donde se enseñorea la mentira y la falsedad como prédica de acción institucional, mientras una inmensa mayoría de ciudadanos oprimidos debemos lidiar con las “imperfecciones” del sistema.

      Hace ya casi un año la institución Corp Banca CE. Banco Universal permitió que se debitara de mi cuenta –en forma fraudulenta- la suma de dos mil cuatrocientos ochenta bolívares- correspondiente a mi salario como educadora. Ante el procedimiento burocrático de reclamo, el cual duró más de un mes, el banco dictamina la no procedencia del requerimiento, y es entonces cuando acudo a SUDEBAN y a INDEPABIS a interponer sendas denuncias, acompañadas  de un sin fin de requisitos y de la correspondiente espera. INDEPABIS alegó que habían enviado el caso a SUDEBAN porque era de su competencia, y SUDEBAN después de casi un año de supuestas sustanciaciones del expediente seguido en mi caso, dictamina que efectivamente las operaciones bancarias eran de mi absoluta responsabilidad y que el banco estaba exento de resarcir ningún tipo de dinero.

      Su dictamen no se encuentra avalado por ningún tipo de investigación, porque la función que cumplen no es esa. Tampoco se sustenta en las informaciones que suministre el cliente desfalcado porque en ningún momento se nos llama a argumentar la situación vivida, presentando por ejemplo una relación de las transacciones realizadas durante ese período de tiempo. Ellos sólo se limitan a enviar correspondencias al banco, y si estos alegan la no procedencia con alegatos  basados en los registros del banco que “demuestran” que la operación fue “exitosa”, SUDEBAN insiste en enviar cartas al banco para que este proporcione la misma información. Cuando ya el burocratismo altera los nervios del cliente desfalcado, ellos te envían una cordial correspondencia a tu casa – por Ipostel, claro está, lo que hace que te llegue en casi treinta días- para informarte que el deshonesto eres tú, al pretender se te devuelva un dinero que efectivamente tú extrajiste de tus ahorros.

      No reviste ninguna importancia, ni para el banco ni para SUDEBAN que en mi caso todas las transacciones – en cajeros automáticos y en un comercio- hayan sido hechas con un minuto de diferencia entre ellas. Tampoco que el banco no disponga de sistemas de seguridad para proteger al cliente, y que se niegue a suministrarte el nombre y la ubicación del comercio en el cual se realizó una compra que casi asciende a dos mil bolívares, y que no es frecuente que el cliente realice a través de una tarjeta de débito de una humilde cuenta de ahorro.

      SUDEBAN sólo es eficiente para causas mediáticas que impactan a la colectividad. Sólo es eficiente cuando el Presidente de la República ordena su actuación en caso de ilícitos de los cuales son víctimas un grueso número de ciudadanos de clase media. Así, en su acción contundente y mediática, queda en el inconsciente colectivo de muchos oprimidos históricos –de hoy y de siempre- la falsa percepción de que el tren está marchando y de que por nuestras ventanas pasan hermosos paisajes, mientras que en la realidad el tren hace mucho tiempo que se detuvo y en sus rieles enmohecidos crece una maleza difícil de erradicar.

      Yo tomo como mías las palabras del Presidente Chávez cuando en sus encendidas arengas nos alentó para que hiciésemos requerimientos a las instituciones públicas, pero que comprobada su ineficiencia y deliberada tendencia al burocratismo, le pasásemos por encima. Con ello quiero invitar a todas las personas que han sufrido o sufren este tipo de “incomodidades” del sistema, para que nos organicemos y demos una demostración contundente a todos estos ladrones enquistados en instituciones –públicas y privadas-legalmente constituidas, y a todos estos burócratas de corbata que pululan en instituciones huecas, cuya razón de existir sólo se justifica en sociedades infectas del pensamiento neoliberal que tanto daño ha venido haciendo al mundo.

martieducador@gmail.com 


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Gladys Emilia Guevara


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