El ruido (contaminación sónica), penado por ordenanzas municipales, nos rodea y se ha hecho parte de nuestra rutina diaria, lo peor es que ha pasado a “convertirse en normal”, así vemos y escuchamos a los distintos actores y generadores del ruido o “La bulla” como coloquialmente la conocemos.
Si damos un paseo por las distintas comunidades de nuestra querida patria, seremos testigos de los innumerables actos voluntarios o no, que generan espantosos ruidos.
Traeré tres ejemplos que muy bien pueden ser tratados si hay la voluntad de las autoridades en apoyar en la MISIÓN ANTI RUIDO.
Los conductores de las camionetas que van al estado Vargas y que se toman en Gato Negro, son en su mayoría infractores de verdad, someten a los pasajeros a escandalosas músicas (changas, regetón, salsa, etc) sin que este pueda decir algo pues “se tiene que ir en una carrera de carro”, o es maltratado por el conductor y a veces por pasajeros inconciente en su mayoría jóvenes.
Si nos damos cuenta, muchos de estos conductores son varones que tal vez no llegan a los treinta años y quienes no tienen ni un ápice de delicadeza en el trato a los usuarios, no obstante que prestan un servicio público y deben por ende cumplir la normativas y ordenanzas al respecto.
No me explico tampoco, el por qué , si tenemos una policía nueva abocada a la parroquia Sucre, no instruimos a nuestros funcionarios para que sean vigilantes en esta materia, so pena de que el conductor pueda perder su prestación de servicios , si es negligente y reincidente en sus abusos.
El segundo ejemplo se refiere a los motorizados, en su mayoría irresponsables y anárquicos (con el perdón de aquellos pocos responsables), para quienes no hay leyes y combinan el escandaloso ruido con la anarquía que les acompaña a cada momento.
Y el tercer ejemplo son los escándalos que arman algunos ciudadanos en las comunidades del oeste y sur oeste de la ciudad sin que tengamos procedimientos claros a seguir sobre las denuncias, (cómo hacerlas, teléfonos, etc.).
Venga usted amigo lector a vivir al oeste de la ciudad y sobre el abuso de algún vecino con su escandalosa música, llame a las distintas policías para que sea usted testigo de que “no le pararán ni medio”.
Ahora bien, paso a analizar dos aspectos que me parecen importantes y que podrían ser la solución a estos problemas (por supuesto, no niego que este tratamiento es muy superficial y que debe ser considerado por distintas instancias del estado: instituciones, gobierno y pueblo).
En primer lugar, las personas que se comportan de esta manera, no son inocentes de sus actos, lo hacen con pleno conocimiento de que están causando daño. Este proceso Bolivariano, entre tantas cosas que ha manejado y se ha preocupado ha llevado cultura y educación al pueblo, además de formación ciudadana.
Muchos de nuestros compatriotas, llamados “patas en el suelo” por inescrupulosos actores de la oposición, se comportan mostrando el mayor sentido cívico y esto lo han aprendido, aparte de su familia (no lo dudo, los valores comienzan por casa), por el modelo socialista que promueve muchos valores: solidaridad, honestidad, cooperación, etc., etc.
Por tal razón no pueden excusarse los anárquicos de que “no lo sabían”. Estas personas no son del proceso, para mí, “son enemigos del proceso” y como tal deben ser controlados, son usados directamente e indirectamente para generar ese malestar en la sociedad venezolana con énfasis en la clase baja, es una forma sutil de crear la matriz de ingobernabilidad.
En segundo lugar, el gobierno nacional, estadal y municipal debe preocuparse por “dar la mayor suma de felicidades “ a sus ciudadanos y esto comienza con la aplicación firme, decidida y urgente de los correctivos que sanciones a estos irresponsables, sean de las camionetas, motorizados o los escandalosos en los barrios.
Debe existir la voluntad política de las autoridades, promoviendo y liderando los procesos de cambio en esta materia, no deben ustedes señores alcaldes, gobernadores, etc., etc. esperar a que el ciudadano Presidente de la República, Comandante Hugo Chávez, dicte la medida.
Son ustedes los llamados a dar solución a este problema que incluso nuestros niños se están acostumbrando porque han crecido con el ruido.
Nuestras leyes son humanitarias , pero creo también que deben ser implacables con los infractores, algunos ciudadanos “están torcidos y nunca más sus ramas se enderezarán”, este tipo de persona no responde a procedimientos disuasivos, ni cambiará su conducta con talleres, et., etc.
Debe comenzarse a generar ejemplos y que la comunidad se entere que tal día, la policía se presentó al barrio tal y sancionó a los infractores o que el chofer tal fue detenido por atentar contra los usuarios. Debemos ir más allá, responsabilizando a las líneas y sus directivas con sanciones fuertes, trasladar hacia ellos este control y que sean ellos que en primera instancia sanciones so pena de ser sancionados si son negligentes.
Si hacen estas cosas , la comunidad organizada será garante y se convertirá en la mayor y mejor contralora de LA MISIÓN ANTI RUIDO.
Nota: existen muchas otras actividades que generan ruidos: alarmas en los vehículos y que se activan a altas horas de la noche, irresponsables que colocan enormes cornetas en los vehículos y se pasean por los barrios con alto volumen amenazando a quienes le protestan. Etc., etc.
Sirva este documento como iniciativa para llegar a mejores propuestas
Gracias,
mariodiazr1@gmail.com
(*) Lic.