¿Y usted cómo se revitaliza, diputado?

Los “honorables” diputados de la MUD, que no de la Asamblea Nacional, se reúnen again para dilucidar cuál será su sino el próximo día de la Juventud. Los carcamales carcomidos de la barra adeca vociferan al unísono con Henry de batutero: ¡AD, juventud! (bis). Los copeyanos llegan con una novedad: El fotoshop no basta; que hay que usar botox dicen, con las cejas excesivamente levantadas.

Mientras buscan acomodo, los “honorables” representantes de UNT, le cantan con sorna a los de PJ “Tu amor es un periódico de ayer”. Ellos le retrucan con la señal de costumbre. La bancada Salta talanquera ya está arrecha pues una vez más lo que les queda de ese destartalado autobús es la “cocina”.

Hace su aparición el “honorable” secretario de la MUD con un bate en la mano en vez de bolas. Se lo enseña a Juan Carlos Caldera y hace swing de gradas. Se lo cuelga al hombro, saca su bocina de aire comprimido, la acciona pero no hace ni pío. Juan Carlos, burlón, le remeda el swing.

La “honorable” diputada M. C. M. llega en carrerita y dice: ¡Ya va, Willie, espérate un momentico que te tengo una noticia de muerte lenta. Se hacen aparte y ella le susurra: Me acaba de informar mi suplente que ellos no se van a calar a un bojote de vejestorios como candidatos de nuestras internas, Willie. Y te digo, algo se traen entre manos esos beibis porque incluso están hablando de hacer una MUD Junior. Dicen que las elecciones para el día de la Juventud es como burlarse de ellos ¿Tú te imaginas, Willie? Que si no les paramos van a venir con sus colchonetas y su huelga de hambre y sus manitas blancas y se van a instalar aquí al frente ¡Oh maigod, nosotros los criamos y ahora nos quieren sacar los ojos!

De pronto se abren las puertas y entre gasas y algodones entra Don Miqui, mezcla de Matusalén con ángel caído. Todos callan reverenciales. Él les saluda: ¡Qué dice esa juventud! ¿Ah? Y agita su mano sextidigitada. Se dirige al estrado y cuando se apresta a dar luces políticas antediluvianas, un tumulto irrumpe. Es el caprino Capriles con sus secuaces. Ve a Henry como chivo a laurel y le truena: ¡El candidato soy yo! Henry, reilón, lo apunta con la batuta y le suelta: ¡Ese jingle es mío, Ricky, bájate de esa nube de agua que te lleva la lluvia!

Un bocinazo inesperado los hace brincar. Es Willie que por fin logró accionar la bicha. La “honorable” diputada M. C. M. se ríe y le hace señas a Loco Peleón de que Willie se volvió ídem. Loco Peleón la mira serio, se toca las comisuras de los ojos, aletea y suelta: Kikirikiiiíí. Henry suspira nostálgico; la onomatopeya le recuerda cuando se cogía los votos del PCV en la cuarta.

Don Miqui se queda viendo a esa cuerda de estúpidos y comienza: Cómo me gustaría poseer la fuente que cure los males de la oposición. Llegar a las costas de Florida y hacerme del poder oculto en la verde espesura para revitalizarnos, como una vez quiso Ponce de León. Pero igual que ayer, es inútil…

Ismael se voltea hacia Andrés y le dice: Este está loco, guón. Si cuesta que nos den dólares en guanchinton ¿Quién le va a dar dólares a un viejo chocho allá en Mayami?

La barra adeca insiste: ¡AD, juventud! (bis).

M.C.M, de una sola pieza, permanece tiesa.

coolthin@gmail.com


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Plácido Delgado


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