Venezuela amaneció triste, pero animada de una gran fe y optimismo, porque en el fondo todos queremos y sabemos que nuestro Gran Dios, sabio y todo poderoso, le va a devolver, con plenitud, la salud a nuestro querido Presidente. Somos millones de almas que te seguimos, amado Dios, y que en “eclesia”, tal y como nos enseñaste en las sagradas escrituras, te estamos rogando, de rodillas, que nos devuelvas a nuestro Presidente Hugo Rafael Chávez Frías para que termine la obra para la cual nos lo mandaste; pero también te pedimos, que después que la cumpla lo dejes con nosotros, por mucho tiempo más, para que su amor, su energía y sus enseñanzas sigan guiándonos en su camino hacia La Gran Jerusalén socialista.
En mis, muchos años de vida, no recuerdo que presidente alguno haya vertido todo su amor, fundamentalmente hacia los más necesitados, y lo haya materializado en obras, tanto físicas como espirituales, nunca se ha quedado en las palabras, por que estas al fin pueden irse con el viento y no retornar jamás, no, su empeño y su dedicación para que estas obras se cumplan, lo llevaron a hacer un esfuerzo que va más allá de las posibilidades de cualquier ser humano, debilitaron su cuerpo y lo pusieron a merced de la enfermedad que hoy lo aqueja. Pero esa enfermedad no es suya solamente, es de todo este pueblo, que tanto lo ama y todos la vamos a padecer juntos y al final vamos a celebrar, también todos juntos, la victoria del bien sobre el mal, del amor sobre el odio y de la salud sobre la enfermedad.
A este pueblo, que tanto ama a su Presidente y que es tan amado por éste, le pido que, hoy más que nunca, debemos estar unidos en torno a la esperanza de la plena sanación del Presidente del pueblo, perdonen la redundancia, pero siento que así debemos llamar a nuestro Presidente, “El Presidente del Pueblo”. El vino a estar entre nosotros para sacar e este, nuestro pueblo, me incluyo con mucho honor entre ellos, de tanta miseria, de tanta angustia, de tanto abandono, de tanta desidia y de tantos sinsabores, y guiarnos, escaleras arriba, hacia la tan añorada igualdad y felicidad soñada por todos. Siento que ya hemos andado unos cuantos peldaños, pero falta mucho aun por recorrer, por eso Nuestro Señor, que sabe que esa es la obra de Chávez y que sabe el empeño gigantesco que ha puesto en ello, lógico es, pues, concluir, que le dejará completar su obra.
También le pido a nuestro pueblo, que no nos dejemos llevar por el pesimismo, que sigamos luchando por los ideales que Chávez nos ha enseñado, que le demos ánimo; y, sobre todo que permanezcamos con ambos ojos abiertos para evitar cualquier intento de los enemigos del pueblo de querer torcer nuestro camino y obtener ventajas sucias con nuestro dolor, pongamos nuestros corazones en la recuperación de Chávez y nuestro cerebros en, vigilia permanente, para mantener estable nuestro rumbo para cumplir con nuestro sueños.
Adelante Presidente, estamos con usted en estos momentos de lucha, mucho ánimo, venceremos.
Coronel en retiro de la Aviación Militar Bolivariana y abogado del pueblo
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