La naturaleza es sabia en las eternas islas del Orinoco, donde nunca deja de pasar el agua que viene del sur trayendo consigo las historias mágicas de nuestros pueblos asestarles, pero Mapire está en la meseta. Según, ese no es su sitio original de fundación. Esa población se fundó cerca del puerto, en una zona más baja. A ese lugar llegaron, un grupo de indígenas que bajaron por el Caura, allí se establecieron pero un día, una gran inundación los hizo que subieran a la meseta, incluso quedó un viejo cementerio. En una de esas laderas, vive José Luis, nacido en Mapire quien desde niño conoce el río y conoce lo que significa sembrar en las islas y les cuento como el hombre puede aprender de la naturaleza.
En las islas se siembra una serie de cultivos, principalmente frijoles, donde se conocen más de 16 variedades de éste, maíz y algodón. José Luis, había sembrado casi dos hectáreas de frijol, pero también hay sus plagas, los ratones, que se quedan atrapados durante la inundación en los grandes nidos de paja de agua. Apenas estas islas salen del agua, una gran explosión de ratones aparecen y hacen estragos con los frijoles tiernos, los ratones se comen todas las vainitas tiernas que van apareciendo, entonces, los agricultores pasan trabajo, ponen veneno pero es poco lo que pueden hacer. Las aves de caza como gavilanes, cazan de día pero los ratones tienen hábito nocturno y cuando siembran deforestan toda el área al sembrar.
Una tarde, José Luis ya se marchaba de su siembra viendo como los ratones hacían de la suya, cuando de repente observo un ave girar en círculo que no pudo posarse en ningún lugar, era una lechuza que trataba de cazar. José Luis al otro día, cortó varas y construyó varios posaderos y así, cada tarde al oscurecer, observaba como muchas lechuzas llegaban y así salvó su cosecha de frijol.
El maíz también tiene sus plagas, pero hay una forma natural para combatir las bandadas de loros que hacen estragos con el maíz tierno, pero José Luis pesca y los restos de pescados los esparce entre los cultivos y atrae a miles de zamuros, de tal manera que los loros al ver estos volado, se espantan y dejan el maíz. Otros agricultores, lo que hacen es disparar con una escopeta para espantarlos. Sin embargo, en las costas del río Orinoco crece el mangle orinoqueño, que cuando comienza a bajar el Orinoco, comienza a madurar y los frutos son dispersados por río y las cachamas y morocotos se alimentan de éstos y José Luis, pesca sus cachamas cuando observa que el mangle Orinoqueño comienza a llenarse de frutos rojos, así es la naturaleza, llena de secretos, de miles de enseñanzas.
Las plantas que rodean la casa donde vive José Luis, le ayudan a curarse de la gripe, los resfriados. Para los dolores de estomago, la escobilla es la propia, con bejuco de reuma pueden mejorar los dolores de reumatismo, las quemaduras se le pueden curar con sabia de jobo, la sangre de drago especial para la diabetes. José Luis nunca ha pisado una universidad de agronomía, su conocimiento se lo dio la naturaleza, el nacer del río, el vivir en el bosque donde conoce la mínima planta que crece a lo largo de la costa del Orinoco. No estudió botánica, pero sabe diferenciar una especie de otra, muy difícil que él pueda confundir siendo a veces de la misma familia, la sabiduría popular, está en el pueblo en ese hombre, esa mujer que nació del bosque del río donde brota el agua como el conocimiento.
El hombre puede vivir sin este terrible flagelo de los agrotóxicos, por esta razón DILE NO A LOS AGROTOXICOS ENVENENAN A LOS HOMBRES, MUJERES NIÑOS Y ANIMALES.
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