Sobre Julián Conrado

Nota de Aporrea: Este artículo fue retirado temporalmente para consultas por contener señalamientos contra activistas del movimiento popular que participaron en la protesta por el caso de Joaquín Pérez Becerra ante la Cancillería, y que según el autor "la CIA parecía estar detrás...".

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Cuando en semanas pasadas, se produjo una delicada y preocupante situación, que suscitó la atención de sirios y troyanos, alrededor del caso del director de la pagina web ANNCOL, Joaquín Pérez Becerra, editada desde Suecia, quien fue detenido en Maiquetía justamente dos días antes de comenzar la reunión de cancilleres de la América Latina y el Caribe. Nuestro gobierno, a solicitud del gobierno colombiano, procede a su extradición, siendo que su nombre aparecía en alerta roja en las solicitudes de interpol y por consiguiente lo extradita.

Los días siguientes, como que si se hubiese hecho un pitazo, aparece de todas partes del mundo una inusitada ola de solidaridad con JPB, la cual llegó hasta las mismísimas puertas de Miraflores para interpelar, censurar y descalificar la vigencia del liderazgo del Presidente Hugo Chávez. En tales circunstancias, Federico Ruiz Tirado y yo redactamos un breve comentario expresando nuestra irrestricta solidaridad con la soberana decisión del gobierno Bolivariano, explicando nuestras razones, y denunciando la extraña conducta de una cierta izquierda, que como jauría, acusaban a nuestro presidente y a nuestro gobierno de contrarrevolucionarios y decenas de otros calificativos ponzoñosos.

Sugerimos que la CIA parecía estar detrás de esa campaña. Y no hay razones para suponer ahora otra cosa. Pero lo contrario ocurre en el caso del ciudadano colombiano Julián Conrado, conocido como el "cantor de las farc", quien es detenido en Venezuela, donde se refugiaba, entre otras y muy importante situación por su comprometida salud, que por razones obvias (en cualquier institución pública o privada de salud colombiana, seria inmediatamente detenido). Julián Conrado se había refugiado en nuestro territorio, procurando vías de tratamiento, situación que lejos de ser una provocación o de la existencia de una política de enconchamiento sistemático, es, por lo que leemos en los medios de comunicación, un caso claramente humanitario. La situación de Julián Conrado, es un evento diferente a al anterior. Por lo que creemos que nuestro gobierno bien podría considerar su asilo político y prestarle la asistencia médica y terapéutica necesaria.

Hemos podido leer algunas expresiones de solidaridad para con Julián Conrado, como las de Eleazar Díaz Rangel, José Vicente Rangel, entre otros. Pero curiosamente la mayor parte de la jauría no lo hizo (hasta ahora) Estamos persuadidos que nuestro gobierno, como es su naturaleza, procederá en sintonía con su firme convicción de solidaridad y defensa de los derechos humanos.


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Roger Capella Mateo

Médico, gremialista. Fue ministro de salud en el gobierno bolivariano.

 rogercapella@gmail.com

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