Quien siembra vientos, cosecha tempestades. Así reza ese popularísimo refrán. Veo clarito que este Gran Polo Patriótico, si no le cortan sus alas, con el tiempo se convertirá en la verdadera revolución netamente socialista, emanada por supuesto desde el seno del poder popular originario. Me explico sin tapujos: Toda acción política con tinte partidista, huele a corrupción. Del mismo modo, esa ecuación se da en la función pública. La honradez pura y simple no tiene asidero. Muchos la usan de escudo para protegerse de los ataques, para fortalecer los maquillajes de las apariencias.
Si nuestro Presidente Chávez, le da plena libertad de acción al Gran Polo Patriótico, que no sea convertida en una simple tarjeta electoral más del tarjetón electrónico. Y permite que desde abajo con las asambleas se vaya fortificando el poder popular organizado, sin dirigencia partidista, que sea el único espacio de maniobra del pueblo.
En pocas palabras, que sea el pueblo quien organice a su propio pueblo. Donde incluso se ventilen debates serios como la pena de muerte, creación de tribunales populares en los barrios, guerra a muerte contra la corrupción, contra la delincuencia organizada, contra la delincuencia común, contra el narcotráfico. Que a lo práctico, constituya una educación ciudadana para la formación socialista, moral y cívica del nuevo hombre-mujer en sociedad.
El socialismo bolivariano del siglo XXI, ya quemó muchas etapas políticas revolucionarias, continuar ejerciéndola en sus mismos ámbitos, sólo producirá agotamiento colectivo y la gente terminará optando por “botar tierrita” y no jugar más a la revolución.
Comparto la opinión de nuestra camarada Marta Ortega, en su artículo publicado en Aporrea el día 12/10/11, entre otras acertadas afirmaciones, señaló: “...Esta propuesta en concordancia con el desarrollo de la lucha de clases, significa la ruptura de una práctica contaminada con la lógica del capital para impulsar acciones e iniciativas que coadyuven a la formación de un tejido social con una praxis sustentada en valores diferentes, que forme vínculos y puentes Horizontales entre las diferentes organizaciones comunitarias y se unan en una agenda común, basada en los propuestas y planes de cada organización, con la única estrategia de instaurar el socialismo. Derribar estos obstáculos que han contenido el sano desarrollo de las propuestas revolucionarias, significa un quiebre con la práctica hasta ahora realizada, desmontar la proposición de Lenin del partido de vanguardia, es un paradigma que con esta revolución ya visualizamos obsoleta, es otra época, otras circunstancias el presente escenario histórico, nos indica innovar proponer otras vías para llevar este proceso hasta su desenlace final, la derrota del capital como sistema de vida e instauración de un nuevo orden social...”
También comparto la opinión del camarada Reinaldo Iturriza López, en su artículo de Aporrea de fecha 13/10/11, especialmente donde señala: “... Es un momento de debates que pueden ser decisivos: de perderle el miedo a tomar la palabra, de sentar posición pública, de ponerlo en discusión todo (salvo, por supuesto, lo estratégico: la radicalización democrática de la sociedad venezolana), de proponer y construir. Los timoratos están de más. Son días de pesadilla para los que siempre prefieren mirar los toros desde la barrera, y luego vienen a opinar sobre lo que se hizo bien o mal, y sacan cuentas y hacen balances. Para estos personajes, el momento siempre es mañana. Para nosotros, el futuro es ahora. El temor, la duda, la desconfianza, las reservas se han hecho presentes, como era de esperarse. Es mucho el daño que han producido el sectarismo, la soberbia y la arrogancia de los que van "haciendo la revolución" con métodos nada democráticos y mucho menos originales (por más que repitan de memoria a Mariátegui o Simón Rodríguez). Algunos ven el Gran Polo Patriótico como el espacio de la cooptación definitiva, una suerte de apéndice del gran aparato de captura, desplegado para terminar de disciplinar y normalizar lo poco que queda de "chavismo salvaje", rebelde, desalineado. Otros, sin embargo, lo conciben más bien como el reducto de los anarcoides sin remedio, el no-lugar que intentará colonizar, sin perspectivas de éxito, ese lugar por antonomasia de todo revolucionario: el partido leninista y su lógica de la maquinaria. Por último, no pueden faltar quienes lo conciben como un espacio para saldar cuentas con la burocracia política, como la tribuna donde tendrá lugar la venganza de los resentidos...” Hasta la próxima.
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