El GPP SB y la coyuntura
Con la desaparición física del Comandante Chávez, se abre una nueva etapa en el proceso revolucionario venezolano, marcada por la voluntad mayoritaria del pueblo de asegurar la continuidad del proyecto que él impulsó. No tenemos su presencia y liderazgo físico, pero contamos con el inmenso legado, la madurez política del pueblo y una hoja de ruta trazada en el Plan de la Patria.
Este complejo momento de nuestra historia ha sido aprovechado por las fuerzas contrarrevolucionarias para desatar actos desestabilizadores que intentan echar por tierra las conquistas que hemos logrado en estos 14 años de revolución. Nunca antes, desde la arremetida fascista del período 2002-2004, la derecha había reunido tantos esfuerzos y recursos para acabar con la Revolución Bolivariana. Ahora incluso mutaron su perfil, y del guión gorilista del 2002 pasaron al manual de golpe suave, que ya ha aplicado exitosamente Estados Unidos en países como Serbia, Libia y Siria.
Algunos riesgos estratégicos
La ofensiva contrarrevolucionaria está basada en 3 etapas: la protesta y deslegitimación de las instituciones, la no cooperación económica, política y social; y la intervención extranjera. La actual guerra económica que desataron contra el pueblo para que cese su apoyo al Gobierno Bolivariano, el aumento del margen de intervención de la quinta columna, la desidia burocrática a lo interno de las instituciones públicas; más la ofensiva transnacional (como la Alianza Pacífico) para articular a toda la derecha internacional y así acabar con las revoluciones latinoamericanas, nos obliga a consolidar la unidad que tanto nos pidió nuestro Comandante Eterno y ejecutar un plan de lucha en común desde un mismo espacio.
Algunos desafíos estratégicos
- Impulso definitivo a la construcción del Estado Comunal, desde todos los frentes organizativos e institucionales, como garantía de la irreversibilidad del rumbo al socialismo - ya Chávez lo dijo en su último e histórico Consejo de Ministros: "Comuna o Nada, Socialismo o Nada".
- Necesidad de asegurar una estrategia revolucionaria bifocal, que por un lado impulse la profundización de los cambios, y por otro contribuya a desarticular el atractivo bastardo de las propuestas opositoras de "cambio y paz" que han significado una importante pérdida de apoyo electoral al proceso bolivariano.
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Desarrollo de una estrategia integral que incorpore a todos los componentes revolucionarios en la doble tarea de profundización de los cambios y enfrentamiento y desarticulación de las múltiples estrategias de la derecha opositora y las quintas columnas, en sus múltiples frentes, entre los que cabe destacar:
- Guerra económica (especulación, acaparamiento y desabastecimiento, etc.).
- Frente político (intoxicación mediática, movilización de grupúsculos desestabilizadores, paramilitarismo, conspiración en el componente militar, etc.).
- Frente institucional (sabotaje derivado del burocratismo y la ineficacia, sabotaje eléctrico, corrupción, etc.).
Necesidad de una articulación efectiva de la Revolución
Este panorama, por fuerza sintético, arroja un desafío descomunal para la Revolución, que se verifica en todos los frentes de la acción pública y social. No obstante, si hay un campo estratégico donde debe concretarse una respuesta contundente con urgencia, para asegurar la articulación y eficacia de las respuestas de los sectores revolucionarios a los desafíos que enfrentamos, es en la articulación de fuerzas para el fortalecimiento del Poder Popular, como garantía del rumbo y profundización de la revolución.
Sólo asegurando la eficacia y compromiso de las herramientas que construyen, en la ausencia de Chávez, la dirección colectiva del proceso y la articulación de las diversas formas de organización revolucionaria, podremos cumplir con la tarea que nos lega el Comandante: asegurar la irreversibilidad de la revolución rumbo al socialismo venezolano del Siglo XXI.
En este contexto, reconocemos el esfuerzo del compañero Presidente Nicolás Maduro de promover una dirección colectiva del proceso, y en concreto, el llamado a relanzar el Gran Polo Patriótico como expresión máxima de la decisiva conminatoria del Comandante Chávez para la unidad de los factores revolucionarios.
La unidad es el legado de Chávez
Para asegurar que la consolidación del Gran Polo Patriótico se convierta en la garantía para la defensa y profundización de la Revolución, es necesario retomar el espíritu con el que el Comandante plantéo su creación, como necesidad estratégica del proceso: la unidad de las fuerzas revolucionarias organizadas en partidos, colectivos, movimientos y comunidades y en las instancias de gobierno, incluida la FANB, para construir juntos el socialismo y blindar el rumbo firme de la Patria Nueva.
No obstante, no podemos dejar de lado las enseñanzas que arrojó el proceso inicial de constitución del GPP y su posterior desactivación como espacio superior de articulación revolucionaria. Por eso, antes de avanzar en su reimpulso, desde los movimientos sociales y la organización popular revolucionaria debemos responder responsablemente si existen las condiciones para reactivarlo como lo concibió el Comandante de la revolución.
Unidad en la diversidad como signo del Polo
En ese sentido, el carácter unitario y democrático del Polo Patriótico debe estar fundamentado en la consideración y el respeto por la diversidad, en la comprensión y la tolerancia por la diferencia. Para que esa unidad en la lucha pueda concretarse desde la diversidad de nuestras fuerzas, es necesario focalizar la acción en lo que nos hace iguales - el compromiso revolucionario hacia el socialismo; desactivando las diferencias que puedan impedirnos avanzar hacia el horizonte estratégico. Solo así podremos construir una fuerza bajo la unidad de acción, en la que quienes no coincidamos en todo podamos ser fraternales críticos, más no enemigos; en el que nos reconozcamos por lo que nos une y no por lo que nos separa.
Desafíos hacia la nueva orgánica unitaria
En el nuevo despliegue del Polo, debemos evitar los errores que hicieron que el proyecto de unidad revolucionaria propuesto por nuestro Comandante languideciera. En esa dirección, se identifican algunos factores que han surgido de los primeros debates internos entre colectivos populares y movimientos sociales, luego del llamado del compañero Presidente Nicolás Maduro
Se trata de elementos a tomar en cuenta para una agenda mínima de debate y constitución, hacia la consolidación de la fuerza unitaria desde el respeto a la diversidad de expresiones revolucionarias. Sólo mediante la rigurosa revisión de aspectos que configurarán la esencia del Polo en su nueva fase, y la adopción de consensos duros aceptados por todas las expresiones que lo articulan, podremos apostar a consolidar una unidad que se perfila, en esta fase decisiva de la batalla, como un factor determinante para asegurar el éxito del proceso.
Un debate previo necesario
Sabemos que la constitución sólida del Gran Polo será una garantía para avanzar en ese compromiso, pero sólo si se construye de manera efectiva, mediante el acuerdo y entrega de todos los factores revolucionarios. ¿Existe el respeto, la humildad y la voluntad en movimientos sociales, partidos y estructuras de gobierno para avanzar hacia la unidad revolucionaria que representa este proyecto estratégico? ¿Estamos en la capacidad de asumir las tareas y la disciplina necesaria para asegurar su éxito?
Si el debate y la reflexión sincera y consecuente nos dicen que sí es el momento, entonces el Gran Polo Patriótico renacerá con una fuerza de huracán, para lo que debemos tomar el impulso que requiere el desafío. Si creemos que no estén dadas las condiciones, sería un error descomunal volver a abortar este proyecto estratégico de unidad de las corrientes y expresiones revolucionarias, sobre todo teniendo en cuenta la encrucijada en la que nos encontramos, la inversión de energía perdida que significaría y el impacto negativo de un nuevo fracaso. En efecto, relanzarlo será nuevamente una pérdida de tiempo y de energía, y lo peor: de esperanza; y ante los desafíos estratégicos planteados más arriba, sabemos que no estamos para sembrar desencantos.
La Revolución la vamos a seguir haciendo con o sin un espacio de articulación y unidad como el GPP. Por eso, si la respuesta es negativa, concentremos la energía en una instancia menos ambiciosa, que se trace metas más cortas, mientras seguimos haciendo revolución desde los espacios naturales de cada uno de los componentes llamados a confluir en el proyecto unitario.
La dialéctica conflictiva de los componentes de la unidad
Partidos: El Gran Polo debe ayudar a que los partidos se fortalezcan con y desde la vitalidad que les transmitan los colectivos, así como los colectivos y movimientos sociales revolucionarios deben tener la capacidad de fraternizar y articular con las estructuras partidistas. No podemos repetir el antagonismo de partidos vs. movimientos sociales que pareciera caracterizar nuestra historia: hay que superar esa debilidad de las fuerzas de izquierda hacia la unidad revolucionaria.
Una revolución no la podemos hacer sin partidos, sin militantes partidistas, sin maquinarias nacionales. Pero tampoco la podemos hacer con imposiciones, o con plataformas hegemónicas que barren con el trabajo de años de una comunidad, sólo porque un buró de partido consideró necesario hegemonizar un territorio ante unas elecciones locales, o la dirigencia de una institución pública decidió adelantar una política mastodóntica, sin considerar la historia de esa localidad, sin entender los liderazgos naturales y colectivos. Y el Gran Polo sirve precisamente para abrir el diálogo constructivo que desmantelará estos conflictos entre los agentes diversos del proceso.
Los movimientos: Seguir reivindicando sin la necesaria autocrítica que los movimientos sociales de la revolución somos los puros, y que sólo en instancias de gobierno y partidos se da la burocracia y la trampa, es un error provocado por nuestra propia arrogancia. Todos estamos hechos del mismo barro, la misma madera, la misma tierra. Por eso, es necesario reconocer que los problemas de ética socialista y las desviaciones existen en todas las instancias.
La diferencia es que el radio de acción y los recursos de las instancias de gobierno y de los partidos es mayor, por lo que su impacto tiende a ser más demoledor. Pero no podemos llegar a ninguna instancia de poder sin humildad, sin respeto por el otro, sin asumir a priori que desde nuestras diferencias y particularidades, estamos igualmente embarcados en el rumbo que trazó el Comandante.
Eso no quiere decir que claudiquemos de nuestras demandas porque no coincidan con una política o una estrategia de partido, ni que debamos arrodillarnos ante el poder constituido o los aparatos partidistas: todo lo contrario, construir la unidad significa exigir respeto a nuestras visiones, pero partiendo de la apuesta por la unidad desde la visión de alianza estratégica.
Contra la tentación de la maquinaria electoral
En ese sentido, el Gran Polo Patriótico no puede caer en el error de asumirse como maquinaria electoral, que se autoconvoca exclusivamente en las fechas electorales. Y no debe hacerlo justamente porque se trata de GANAR ELECCIONES, y no de jugar a ganar o perderlas.
Para los sectores revolucionarios, las verdaderas elecciones no son un evento que se realiza cada cierto tiempo, sino todos los días, pues cada vez que un venezolano o venezolana sale a la calle a trabajar, y observa o siente la acción de gobierno o de colectivos o partidos, está decidiendo su apoyo o desafección: está votando. Y la revolución debe ganar todos los días esa elección.
Si descuidamos la participación y la cosecha de la esperanza y descuidamos el crecimiento del árbol de la Revolución en el día a día, no hay "expertos electorales" ni carreras de última hora que, en el más puro estilo adeco, levanten el fruto del descuido en un mes de campaña.
Elementos metodológicos
Una manera de apostar de manera determinante por el éxito en la fórmula de la unidad de todos los factores de la revolución es asegurando una constitución del Polo que ratifique y garantice el respeto por la diversidad en la unidad. Para ello, se deben tener en cuenta elementos de conformación y funcionamiento que aseguren que se mantendrá en el tiempo la identificación de todos sus componentes con el proyecto unitario - y eso se logra asegurando mecanismos de participación plena y respeto mutuo entre partidos, poder público, colectivos y movimientos sociales.
CLARIDAD: El Polo debe sustentarse en unas reglas claras de participación y de organización, que respondan al reconocimiento de la identidad de cada uno de sus componentes y su participación plena en todos los procesos en los que proyecte su accionar; que no puedan ser adaptadas a las circunstancias por sectores con la tentación de monopolizar procesos y debates.
LOGISTICA Y COMUNICACION: Debe contar con una estructura de apoyo que permita avanzar convocatorias suficientemente efectivas, inclusivas y democráticas, que permitan dar continuidad a los debates, proyectos y estrategias. Deben establecerse canales de comunicación efectivos, de igual alcance para todos los agentes que lo conforman; con mecanismos de seguimiento y rendición de cuentas transparentes y eficaces.
ESTRUCTURADO: Debe desarrollarse una estructura orgánica efectiva, en base a reglas fijas, que compense las diferencias y dé voz y participación real a todas las expresiones colectivas que se sumen. En ese sentido, es un imperativo asegurar que la maquinaria partidista no silencie a los movimientos sociales no partidistas - la continuidad de la unidad depende de manera determinante de que ésto no suceda, o dicho de otro modo: de que no se repita la experiencia del Polo en su primera constitución.
PODER REAL: Deben asegurarse mecanismos para garantizar poder de incidencia de movimientos sociales y colectivos en la toma de decisiones, estratégicas y tácticas, en los ámbitos tanto local como nacional. Lo contrario es apostar por una apisonadora, y es evidente que de producirse, nos retiraremos de su camino para continuar con nuestra tarea revolucionaria.
Profundizando el diagnóstico
Crisis y oportunidad
A pesar de haber ganado las elecciones presidenciales, es necesario reconocer que estamos al borde de una crisis del proceso revolucionario. Este reconocimiento puede convertirse en una extraordinaria oportunidad para reimpulsar la Revolución desde el socialismo, siempre que pongamos atención a los puntos críticos y logremos activar una intervención efectiva a tiempo; o puede llevarnos a una derrota electoral inesperada en poco tiempo.
Esta encrucijada se verifica en la curva descendente del apoyo en el voto popular desde las elecciones parlamentarias de 2010. Desde entonces, la revolución viene perdiendo apoyo electoral, mientras que la oposición ha logrado sumar votos - tendencia que tiene su último registro en la incontestable pero reducida victoria de abril pasado. En ese sentido, se ha iniciado una fase preocupante de pérdida de apoyo - aunque eso no signifique aún su traspaso a la oposición - de sectores populares que siempre han visto en la revolución la alternativa para transformar las miserias de la realidad heredada.
Esta fase de vulnerabilidad sólo podrá ser enfrentada si avanzamos diagnósticos sinceros y profundos, construidos colectivamente sin sectarismos ni falsos triunfalismos, para poder aplicar urgente y enérgicamente correctivos y enmiendas profundas de los aspectos de debilidad. El Gran Polo en su constitución exitosa se configura en el escenario idóneo para asegurar la efectividad del diagnóstico y la sistematicidad de las respuestas necesarias.
Temas para el debate
El rumbo de la revolución se basa en numerosos aspectos y procesos que se han echado a andar bajo el liderazgo del Comandante Chávez, y que mantienen su centralidad en las estrategias políticas. Muchos de ellos se corresponden con realidades consolidades. No obstante, numerosos componentes del discurso deben someterse a evaluación y diagnóstico, para determinar en qué medida se vienen concretando de acuerdo a la expectativa - y para identificar e incorporar los correctivos necesarios allí donde se identifiquen debilidades.
En este caso, se han planteado numerosos interrogantes, entendiendo que la respuesta efectiva a cada uno de ellos identificará logros importantes, pero también tareas por renovar, así como retrocesos o estancamientos. En esta dirección de evaluación colectiva, se pone en evidencia el valor del Polo como gran radar y gran fuente de soluciones juega un papel de primer orden.
¿La contraloría social esta bien? ¿Está bien la economía popular? ¿La economía socialistas va bien? ¿Es cierto que atacamos los problemas de los sectores mas vulnerables estructuralmente? ¿Va bien la consolidación y crecimiento de los consejos comunales? ¿Va bien la unidad cívico militar? ¿Va bien el cambio en el patrón de consumo? ¿Va bien la acción ecológica de nuestra revolución? ¿Va bien nuestra televisión? ¿Son participativos y protagónicos nuestros medios? ¿Son los cuadros revolucionarios referentes sociales para los jóvenes y la población en general? ¿Van bien las metas que nos trazamos en el Proyecto Nacional Simon Bolívar y en el Plan Patria?
Focalizando acciones
El sometimiento a la evaluación de estos componentes de las políticas públicas tiene su contrapunto en la necesidad de colocar la atención del debate en temas centrales para el rumbo del proceso, como lo son: el posicionamiento de la economía comunal, la construcción del Estado Comunal, la transformación de las estructuras del Estado, el método para la superación del rentismo petrolero, la forma de aplicación del Plan de la Patria dejado por Chávez, el método de colectivización de los procesos, la resolución del problema inflacionario y de devaluación. Discutamos el precio de la gasolina, presentemos el método para la superación del problema de la inseguridad, expongamos y cuestionemos el rol del sector privado en el desarrollo del país.
Puntos conflictivos
El control de cambio: No es efectivo en el control del mercado de divisas, donde reina la especulación, lo que permite la retoralimentación de una dinámica perversa y consolidada, que si bien parece no afectar al pueblo pues la compra de dólares no es una preocupación primordial, sí devalúa la calidad de vida por su impacto brutal en la escalada inflacionaria.
La debilidad del Estado en el control de la guerra económica: La especulación y la escasez por acaparamiento de productos es una bomba de tiempo para generar malestar social y desafección de pueblo con la Revolución. No es extraño que desaparecido el Comandante, asistamos a un recrudecimiento de estas estrategias criminales. Estado y gobierno evidencian un discurso inflexible frente a estas prácticas, pero no existen medidas concretas a la altura de las advertencias - asistimos a un "diálogo constructivo" con los factores que protagonizan estas prácticas, pero su resultado es un aumento de la mismas.
Buenas relaciones que matan: Colombia y EUA. En el contexto internacional, se ha manifestado la aparente obsesión por restablecer buenas relaciones diplomáticas con el gobierno de EUA o mantener una supuesta armonía con el gobierno de Colombia. Se trata de ensayos bien intencionados, que pueden ofrecer un saldo aparente de normalización, pero que esconden detrás la facilitación de las dinámicas de conspiración e injerencia que ambos gobiernos adelantan delante de nuestras narices. De ahí la necesidad de una evaluación estricta de riesgos y oportunidades.
Todo este panorama antes expuesto debe servir para tomar conciencia del momento histórico que nos toca jugar como pueblo organizado, entender cómo actúan nuestros enemigos y la necesidad de unificar una agenda de lucha en común que nos permita consolidar el socialismo, el poder popular y barrer de una vez por todas con ese sistema opresor que tantas vidas nos costó.
Por la unidad revolucionaria, el socialismo, la vida, la justicia social y por Chávez garanticemos juntos la construcción colectiva de la Revolución Bolivariana y por ende nuestra definitiva independencia.