20 de diciembre de 2024.- Para recordar a las víctimas y a los desaparecidos movimientos sociales saldrán a la calle acompañados de familiares y sobrevivientes. La principal manifestación será en el Barrio del Chorrillo.
Este viernes, movimientos sociales y familiares y allegados de las víctimas de la invasión de los EE.UU. a Panamá rememoran los 35 años de ese hecho perpetrado por 26.000 militares el 20 de diciembre de 1989, la cual se saldó con centenares de personas asesinadas y heridas.
Para recordar a las víctimas y a los desaparecidos, movimientos sociales saldrán a la calle acompañados de familiares y sobrevivientes. La principal manifestación será en el Barrio del Chorrillo, que fue objeto de cruentos bombardeos por parte de los invasores.
Entre otras demandas, piden que no se detengan las investigaciones sobre los crímenes y las violaciones de derechos humanos cometidos por los invasores. Además, exigen que continúen los trabajos forenses para identificar restos de los civiles asesinados y hallar fosas donde otros estén sepultados.
En esa fecha, Estados Unidos desplegó 26.000 uniformados y empleó armamento de última generación para capturar al general Manuel Antonio Noriega, por entonces jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá, a quien la Casa Blanca acusó de presunto delito de narcotráfico. La Oficina Oval pretextó que cuidaba sus intereses y la democracia.
Previamente, medios estadounidenses y de otros países demonizaron al militar panameño acusándolo de dictador y narcotraficante, con lo cual prepararon el terreno para la invasión, a la que eufemísticamente el Pentágono denominó Operación «Causa Justa».
Durante la agresión, los militares estadounidenses bombardearon vecindarios pobres como el Barrio del Chorrillo. Las víctimas de fuegos cruzados y los daños colaterales fueron devastadores. El general Noriega se entregó a las fuerzas estadounidenses el 3 de enero de 1990.
El Chorrillo, uno de los barrios más afectados, sigue siendo un símbolo de resiliencia. Este sector sufrió una devastación significativa por los bombardeos y combates que destruyeron gran parte de su infraestructura y afectaron profundamente a su población.
A pesar de los esfuerzos de reconstrucción, El Chorrillo enfrenta desafíos como problemas sociales y económicos, que han dificultado su recuperación total.
La invasión
Cabe recordar que Panamá posee el mayor canal interoceánico del continente, siendo un territorio clave para Estados Unidos. El país norteño ejercía gran control en la política panameña y desde las sombras manipulaba a mandatarios, militares y burócratas.
Tras la llegada al poder del general Omar Torrijos, comenzó a reducirse la influencia de Washington en la zona. Torrijos firmó un acuerdo con el entonces mandatario estadounidense Jimmy Carter, a través del cual se cedió todo el control del canal a Panamá, aunque EE.UU. podría intervenir militarmente si sus intereses en el país se veían afectados.
Luego de la muerte de Torrijos, Noriega dirigió las Fuerzas Armadas, mantuvo relaciones comerciales con Cuba y, según Washington, le brindó armas a los sandinistas nicaragüenses, cuestiones que EE.UU. no vio con agrado e inició maniobras de todo tipo -desde el apoyo a opositores a Noriega y la acusación de narcotráfico- para derrocarlo.
Washington aplicó un bloqueo económico y un embargo de productos, mientras las fuerzas estadounidenses iniciaron ejercicios militares preparando el teatro de operaciones para una intervención.
En noviembre de 1989 el general Noriega le declaró el Estado de Guerra Efectivo a Estados Unidos.
Esta serie de factores y con la justificación del tratado firmado con Carter, Estados Unidos invadió en Panamá, operación que culminó con la captura de Noriega y miles de víctimas sin identificar. Documentos desclasificados en 2019 mencionan cifras oficiales de 202 civiles y 314 militares muertos, pero fuentes extraoficiales estiman entre 500 y 4.000 civiles fallecidos.