Chávez necesita conquistar a una parte de la clase media; la oposición, a su vez, necesita hacerlo con parte de los pobres. Cualquiera de los dos que logre la mayor efectividad en el proceso de conquista de parte de esos sectores que les interesan, ganara las elecciones presidenciales y, posteriormente, las de gobernadores y alcaldes.
¿Puede Chávez conquistar a esa porción de la clase media que le aseguraría su reelección? Si puede hacerlo. Un análisis detallado de los diversos estudios de opinión que se han hecho públicos, así lo indican.
También la observación del cuadro político presente permite fundamentar aquella afirmación. Chávez continúa siendo el líder con mayor arraigo y capacidad de poder. Casi podría decirse que es el único de los políticos actuantes a quien, con justicia, se puede aplicar el calificativo de líder.
Pero, entre Chávez y la clase media se ha abierto una brecha cada vez más profunda. En apego a la verdad histórica debe decirse que su candidatura, aun en el año 1998, era rechazada por la mayoría de quienes formaban parte de aquel sector social. Solo que, una parte de ella, pensó que el comandante era la salida que buscaba ante el desmadre que habían vivido durante los 10 años precedentes.
Chávez tuvo el respaldo de la mayoría de los sectores C y D, es decir, la clase media baja. Ese respaldo se erosionó y una parte importante de él está ubicado en la duda: se han distanciado del chavismo, pero no avanza hacia la oposición.
¿Qué ha producido ese distanciamiento? Sin duda, las grandes fallas en la gestión y los contenidos confusos de la oferta política. Ambos son susceptibles de corrección. Acá están ubicados importantes retos.
La oposición se desconectó casi totalmente de los pobres. Ante la irrupción del discurso chavista optaron por ubicarse del lado de los que más tenían. No contentos con ello, han desarrollado posturas reaccionarias que se han consolidado a lo largo de estos doce años, al punto que ni siquiera la Conveniencia provoca que gran parte de su electorado las abandonen. He allí parte de las razones por las cuales no terminan de construir un proyecto inclusivo creíble. Es que cuando la cabeza no quiere. Ni el corazón ni la boca responden. Y ese es el problema, ni la cabeza ni el corazón de la clase media, factor determinante para que la oposición pueda desarrollar una política creíble hacia los pobres, están abiertos a un diseño de sociedad con equidad e igualdad. Ni siquiera, corazón adentro, admiten la posibilidad de convivir con un chavismo actuante, beligerante, así este en la oposición.
Chávez puede introducir las correcciones que requiere su oferta política. Tiene el poder suficiente para hacerlo. No es ningún secreto que solo él cuenta con la capacidad de movilizar sentimientos; emociones e ideas dentro del sector que lo respalda. Pero tiene que ser muy convincente si quiere atraer a los que se les han distanciado. Es decir, no solo puede ser la resultante de una operación electoral, porque la gente no es tonta,particularmente el electorado que lo ha acompañado que, desde nuestro punto de vista, produjo el acto político masivo más inteligente que conozcamos en nuestra historia. Aquel donde tres millones de sus votantes se quedaron en sus casas cuando fueron convocados para votar una reforma que modificaba sustancialmente los términos del acuerdo inicial. Muestra de que el electorado chavista tiene criterios y esta apreciación juega para todos.
ivanjgutierrez@gmail.com
@ivanjgutierrez1