La conformación del Gran Polo Patriótico (GPP) removió el avispero, zamarreó las entrañas de las heterogéneas fuerzas que forman parte de la Revolución Bolivariana.
Esta iniciativa del comandante Chávez, que nace al reconocer las limitaciones y erradas lógicas de construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela, al asumir la necesidad de superar los problemas políticos y de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2012, renovó las esperanzas en amplios sectores chavistas cuestionadores del oficialismo acrítico.
Buena parte de la base social chavista descontenta percibe hoy una bocanada de aire fresco. Su líder los convoca, los vuelve a visibilizar. La pelota vuelve a estar de este lado: de ellas y ellos dependerá, también, que el GPP evite quedar acotado a una nueva maquinaria electoral y logre erigirse en instrumento político aglutinador para avanzar en la radicalización de la revolución.
Más de 10 mil organizaciones populares y grupos de todo tipo se anotaron en las primeras jornadas de inscripción, sólo en la región central y en los estados llaneros (aún restan registrarse en 16 estados). Una diversidad que va desde movimientos campesinos, urbanos, culturales, estudiantiles, corrientes sindicales, medios comunitarios, colectivos feministas, espiritistas.
Plasmar en prácticas concretas e impregnarle vida orgánica a esta unidad en tan amplia diversidad es tremendo desafío. Pero la cuestión central será la dinámica que tome y la democracia interna que asuma; de eso dependerá que logre trascender su objetivo inmediato, la reelección del presidente bolivariano el año próximo.
Así parece imaginarlo el mismo Chávez: “Estamos decididos a que el Gran Polo Patriótico sea el gran manantial del que surjan las líneas estratégicas del Proyecto Nacional”. Además agregó “hay que construirlo desde abajo, desde las bases y en igualdad de condiciones”. “Yo prefiguro al GPP como una gran red de redes –decía el día del lanzamiento-, donde los movimientos mantengan su libertad plena, sus métodos internos, su identidad propia, pero que tengan la conciencia de que deben enlazarse en esta herramienta que trascienda lo local y, fundamentalmente, el dogma. El GPP marcará un quiebre en el curso de la revolución socialista”.
Crecer desde el pie
El 7 de octubre Chávez realizó una primera jornada de trabajo con el (provisional) grupo promotor del GPP, conformado por 153 representantes de diversos movimientos y colectivos. Ese día parte del chavismo rebelde y combativo recuperó protagonismo. Una de las intervenciones más emblemáticas fue la de Lorena Freitez, integrante del Núcleo Endógeno Cultural Tiuna El Fuerte: “Usted como líder de la revolución nos está lanzando una soga a quienes no nos sentimos reconocidos en las estructuras del partido, que estábamos por allá, como en un desierto. A usted lo entendemos como una bisagra entre la institucionalidad, la direccionalidad política del proceso y los que construimos desde abajo. Y en esa función de bisagra, nos lanza una brecha, abre un camino para ver si nosotros podemos seguir caminando al lado de la revolución”.
Freitez resumió las expectativas de muchos: “Se abren nuevas posibilidades para diversificar las formas de participación, para darle espacio a sujetos que sentían que no tenían un lugar. Este espacio tiene un potencial de autenticidad porque justamente surge de una revisión crítica”.
En los primeros encuentros del grupo promotor se crearon tres comisiones de trabajo: Sistematización; Agitación y Promoción; y Organización. Y lo más significativo: se acordó que no existan jerarquías.
Sacudón revolucionario
Desde el mes de agosto un conjunto de movimientos populares ha venido afianzando una articulación para el impulso de lo que denominaron el Polo Patriótico Popular. Con una contundente movilización el pasado 13 de octubre, plantearon sus propuestas para “la construcción del GPP desde abajo, de manera democrática y con políticas revolucionarias; no sólo para dar la batalla electoral hacia la reelección del Comandante Chávez, sino también como herramienta para la lucha y la movilización, para la profundización y radicalización de la revolución como vía para llegar al socialismo, enfrentando no solamente a la burguesía y al imperialismo sino también a todas esas trabas que interponen el burocratismo, la corrupción y el reformismo, como una seria amenaza interna contra el proceso”.
Impulsan este reagrupamiento, entre otros, el Frente Campesino Ezequiel Zamora, el Movimiento de Pobladores, la Asociación Nacional de Medios Comunitarios, Libres y Alternativos (ANMCLA), el Movimiento Campesino Jirajara, Unete, Marea Socialista, la Coordinadora Simón Bolívar y el NUDEC Tiuna el Fuerte.
En un comunicado conjunto expresaron: “Al plantear el debate sobre la necesidad histórica del GPP desde esta perspectiva estratégica y no meramente táctica electoral, el comandante ha dejado en claro el extraordinario alcance y profundidad que este proceso organizativo debe implicar para el presente y futuro de la Revolución Bolivariana. Por esto nos atrevemos a señalar que el GPP debe ser un auténtico sacudón revolucionario, que estremezca todas las estructuras de este proceso, incluido, por supuesto, su propia construcción, ya que no se trata sólo de coordinar voluntades para las tareas de la coyuntura 2012, sino que en su generación se deben ir creando los nuevos instrumentos teóricos y metodológicos de la democracia popular revolucionaria”.
Reinaldo Iturriza, sociólogo y analista, miembro del grupo promotor, sintetiza la etapa que se abre: “Es un momento de definiciones. Lo que ha aparecido en escena es el germen de una instancia aglutinadora de fuerzas y voluntades que, bien llevada, puede trastocar el tablero de la política nacional, en primera instancia. Luego, quién sabe. A lo interno del chavismo, la política ya no es lo que solía ser hace apenas una semana. El tiempo se ha acelerado. Ya era hora”.
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