Se palpa una profundización de orden mayor de esta crisis estructural y que viene acompañado del unilateralismo belicista de los gobiernos estadounidense motivados por el apoyo de sus aliados en organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Agencia Internacional de Energía (AIE), Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros.
Acciones belicistas que han conllevado al expansionismo y la gran sobreacumulación de capital por parte de esas potencias, derivada de una masiva e irracional redistribución regresiva de la riqueza, las cuales ha ocasionando que más del 80% de la población mundial vivan subsumida en la pobreza, el deterioro del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales estratégicos renovables y no renovables.
Por tales motivos, se ha intensificado el antagonismo político, económico y social dentro del sistema capitalista. Agudizándose cada vez más sus contradicciones sistémicas las cuales han sido bien identificadas por Itzván Métzáros en su obra “Más allá del Capital” (pág. 170), “…entre Estados Nacionales rivales del sistema capitalista y la problemática tendencia de sus unidades económicas más poderosas –las corporaciones gigantes- hacia el monopolismo transnacional –la manifestación más clara de esta sobreextensión”.
Ante esa situación a los pueblos del mundo no les queda más remedio que asumir una aptitud proactiva para el cambio, para renovar las ideas, para adaptarse a las exigencias de una nueva realidad y afrontar las acciones desesperadas en materia de políticas económicas y sociales diseñadas por los centros “hegemónicos imperiales” que tratan de sobrevivir a la propia crisis que ellos generaron.
Es allí donde surge el reto de identificar y estar consciente de los grandes males que aquejan a la sociedad global por igual y las amenazas que se revierten sobre la Venezuela del futuro: las acciones imperiales de geopolitización del capital y la territorialización de sus inversiones por cualquier medio. El interés geopolítico de Estados Unidos por nuestro país se centra en las potencialidades económicas que representan sus recursos naturales, la cual está vinculado directamente a los intereses de las grandes compañías transnacionales. Por ejemplo, el interés por el petróleo venezolano actualmente se manifiesta como una política prioritaria para los Estados Unidos debido a la pérdida del control de las grandes reservas petroleras que han sufrido sus corporaciones petroleras.
Las potencialidades de nuestro país gira en torno a los recursos naturales energéticos y no energéticos, hídricos, biota, entre otros, que como se dijo anteriormente se están agotando a un ritmo acelerado en otras regiones del mundo. Venezuela es hoy reconocida como el país con las mayores reservas probadas de petróleo gracias al proceso de certificación de la Faja Petrolífera del Orinoco. Esto nos hace vulnerables continuamente ante las apetencias imperiales. No podemos nunca descuidar eso. Veámonos en el espejo de nuestros hermanos y socios petrolero en la OPEP: Irák y Libia.
Esas potencialidades se unen a la decisión soberana del gobierno de Hugo Chávez y con el esfuerzo de la mayoría del pueblo venezolano, de impulsar el modelo alternativo en lo político, social y económico que pregona la salida de la pobreza a través de la “socialización del capital”, donde se destina gran parte del presupuesto nacional en la aplicación del gasto público para atacar los problemas más inmediatos que aqueja la sociedad en el camino de un vivir mejor para todas y todos los venezolanos.
Esta forma de gobierno y de vida es un modelo político–ideológico que en el plano internacional tiene como estrategia contrarrestar la influencia de los Estados Unidos en América Latina y promover un mundo multipolar en el sistema político mundial. No está de más recordar, que “en todos los escenarios internacionales donde el gobierno venezolano actual ha participado, ha insistido en promover la idea de la lucha antiimperialista, es decir, por la consolidación de esfuerzos en contra de las políticas neoliberales y a favor de revertir el orden económico mundial, regido y establecido bajo la figura imperial de los Estados Unidos.” (Giussepe: 2010, p. 129), que es la misma lucha que libraron Simón Bolívar y nuestros hombres y mujeres hace exactamente 200 años por nuestra independencia.
Es por ello que han surgido y materializado nuevos espacios complementarios de integración regional como la Alternativa Bolivariana para la América (ALBA) que nació como un proyecto opuesto al Área de Libre Comercio de la América (ALCA) promovida desde Washington, Petrocaribe, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y ahora la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que está en proceso de construcción.
En ese sentido, la política exterior y petrolera del gobierno venezolano se ha caracterizado por ser dinámica, complementaria y de apertura en función de la búsqueda de apoyo político y económico desde otras latitudes como Asia, Europa y África, para alcanzar la verdadera independencia económica y social., a búsqueda de nuevos clientes para su oferta de hidrocarburos, las alianzas con nuevos inversionistas foráneos, el fortalecimiento de la integración regional, y sobre todo el objetivo de posicionarse como una potencia energética mundial, han caracterizado nuestras relaciones internacionales de Venezuela. Es una política que busca expandir soberanamente el margen de incidencia regional y suprarregional (geopolítica) de nuestro país, donde el elemento energético juega un papel fundamental.
En el contexto de esas amenazas latentes, potencialidades y acciones estratégicas concretas, dentro del seno de las filas revolucionarias venezolanas surge la necesidad histórica de la Refundación del Polo Patriótico, como la reunificación necesaria de todos los hombres, mujeres, organizaciones políticas y sociales que comparten los objetivos estratégicos y los valores sustantivos de la Revolución Bolivariana. Es un paso más a la concreción de acciones políticas que coadyuven a consolidar el camino de esta revolución en el contexto actual y avanzar rumbo hacia el Socialismo del siglo XXI.
Uno de los párrafos de las Líneas Estratégicas de Acción Política 2011-2012 sugiere reflexionar acerca del momento histórico que vive la sociedad venezolana y sobre la aptitud que debemos asumir todos y todas para consolidad la revolución:
“El actual momento
político y social exige de la militancia y de la dirigencia del PSUV
audacia y honestidad para reafirmar y defender nuestros logros: la politización
de la sociedad y el protagonismo popular, la inclusión social y el
avance progresivo en la satisfacción de las necesidades humanas, la
elevación de la conciencia de nuestro pueblo y el gran logro de la
reconquista de la Independencia Nacional; pero también para encarar
los problemas de diversa índole que afectan a nuestra organización
(PSUV): la burocratización, el oportunismo, el sectarismo, entre otros.
Ignorarlos o subestimarlos sólo contribuiría al debilitamiento del
partido y, por ende, del futuro de la Revolución.”
A continuación se presenta
textualmente la quinta Línea Estratégica de Acción Política 2011-2012
debatida ampliamente por la militancia del PSUV y los funcionarios de
la Administración Pública en el primer semestre de este año, la cual
sirve de referencia para conocer hacia dónde va el impulso del Polo
Patriótico de acuerdo con lo planteado por el Comandante Hugo Chávez
Frías, que requiere que toda esa embestida de organizaciones sociales
y políticas revolucionarios tengan presente al momento de alistarse
en esta estrategia revolucionaria.
Línea Estratégica 5:
La Constitución del
Gran Polo Patriótico: una audaz política de
Repolarización
Con base en la propuesta de construcción de un Gran Polo Patriótico que se erige como la plataforma política que apuesta por los cambios democráticos y revolucionarios de la sociedad venezolana, teniendo como referentes fundamentales la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Proyecto Nacional Simón Bolívar y el espíritu nacionalista y libertario que hace 200 años animó las luchas del pueblo para darse una Patria Soberana, se establece:
La
realización de Consejos Patrióticos Bicentenarios en todos los municipios,
reuniendo a la base del Partido, a los militantes de los partidos aliados,
a todas las formas de organización popular revolucionaria, con el propósito
de trabajar sobre los asuntos generales y específicos de todas las
áreas y dominios de la vida social local. Sus objetivos inmediatos
serían:
- Debatir ampliamente y aprobar un plan de construcción del Socialismo en lo concreto.
- Impulsar la creación de las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, cuyo propósito sería el pleno ejercicio de la contraloría social de la gestión de gobierno y proponer soluciones, así como protagonizar la denuncia y el combate a la explotación concreta del capitalismo (depredación ambiental, estafa, atropello laboral, especulación, etc.) y su superación, a través de medidas y políticas socialistas.
- Participar del esfuerzo de unir a los patriotas venezolanos y venezolanas en la tarea de defender la Independencia y la Soberanía Nacional y Popular como única garantía para lograr una sociedad donde el pueblo venezolano garantice la plena satisfacción de sus necesidades humanas.
- Respetar la diversidad de movimientos y organizaciones sociales para lograr máximo apoyo a la Revolución Bolivariana.
Simultáneamente al desarrollo de estos Consejos (o posterior a estos), se deben realizar los Consejos Patrióticos Bicentenarios Sectoriales: economía y sus cadenas productivas; frentes sociales: trabajadores, educación, salud, campesinos, mujeres, afrodescendientes, personas con discapacidad, pobladores, buhoneros, motorizados, jóvenes, ambiente, comunicación, y otras formas de organización social tales como los Consejos Comunales, entre otros.
Un proceso de este tipo crearía las condiciones para reunificar y, sobre todo, ampliar la base popular que sustenta a la Revolución (obreros, campesinos, pobladores, estudiantes), así como lograr alianzas con sectores patrióticos de la clase media profesional, de la cultura, del deporte y de pequeños y medianos empresarios honestos.
Este amplio proceso de planificación participativa e inclusiva a escala nacional, centrada en luchas y demandas concretas de las comunidades y no en abstracciones discursivas, debe constituir, en el corto plazo, un viraje estratégico en la ampliación de la correlación de fuerzas favorables a la Revolución Bolivariana.
En
el Gran Polo Patriótico, el Partido debe ser el más activo participante
del esfuerzo de unir a los patriotas venezolanos y venezolanas en la
gran tarea de defender la Independencia y la Soberanía Nacional y Popular
como única garantía de lograr una sociedad donde el pueblo venezolano
garantice la plena satisfacción de sus necesidades humanas.
(*) Economista, ex diputado del Parlamento Latinoamericano y Andino. Actualmente, miembro del Equipo Político de la Parroquia El Paraiso, Caracas.
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