Por lógica política universal, los mandatarios de cada país, son los voceros autorizados por los pueblos, a través de la delegación de poderes que las leyes de la república les confiere el soberano, para el ejercicio de la política internacional.
Es verdad que en este aspecto es a ellos a quienes les corresponde tomar las grandes decisiones, según los intereses del país. Pero como la política internacional debe estar íntimamente ligada a la dinámica política de sus pueblos; en la actualidad el accionar de los Presidentes debe estar en concordancia con los procesos sociales de transformación que soberanamente ocurre en cada nación.
Por ejemplo. La política de integración de nuestros pueblos, según cuyos propósitos habrá de constituirse la CELAC y lleva implícito el más sentido espíritu precursor del anti imperialismo de nuestro Libertador Simón Bolívar; los distinguidos mandatarios no pueden desestimar en las deliberaciones sobre trascendentales decisiones, como la CONSTITUCION DE LA CELAC, la participación de las representaciones del MOVIMIENTO OBRERO Y SINDICAL ORGANIZADO, como garante de la consolidación de la integración que se propongan nuestros pueblos; ya que es en esencia es quien se echa al hombro en la práctica, los cambios estructurales y sociales que iniciativa como la de la CELAC habrá de proponerse.
En tal sentido, la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL –FSM-, ha instruido a sus filiales regionales para que, no solo aborden la importante temática con la seriedad del caso, sino también, para que conquisten en sus respectivos países, el derecho a participar protagónicamente en la inaplazable consolidación de esta noble y patriótica iniciativa integracionista de NUESTRA AMERICA.
Como dice el refrán. “Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”. La OEA fue convertida en un vulgar apéndice cómplice del sojuzgamiento, opresión y saqueo imperialista de nuestros pueblos; entre otras cosas, porque relegó al movimiento obrero y sindical al triste papel de advenedizo en su mediatizada gestión.
Sin criterios peyorativos, sobre los nobles propósitos de nuestros presidentes, nos mueve a luchar por el espacio que merecemos en los escenarios integracionistas en desarrollo, el hecho histórico innegable, de que los gobernantes pasan, mientras que la lucha del movimiento obrero y sindical es permanente, por el cambio y transformación de las instituciones que dejan de cumplir su cometido, tal como le ocurre hoy a la insepulta OEA.
Por estar claros en la UNION NACIONAL DE TRABAJADORAS Y TRABAJADORES DE VENEZUELA –UNETE- de estas circunstancias que propicia el imperio, es que celebramos la realización de esta Cumbre en estos momentos y en nuestro país, como un acto de soberanía y autodeterminación de los gobiernos de nuestro Continente.
Dada la trascendencia de este hecho será vital su sustentabilidad en el tiempo y en el espacio vinculada estrechamente a la legitimidad que le brinden los movimientos sociales de la región y especialmente el movimiento obrero, el movimiento sindical. La UNETE asume esta como una tarea estratégica para la consolidación de una CELAC con participación activa y protagónica de la clase trabajadora.
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