El brazo del tocadiscos de ACUDE se levanta y Henry recuerda que se lo mandaron del mismísimo Ministerio para el Desarrollo de la Inteligencia y que se molestó porque lo consideró una burla de Machado. Se lo quiso devolver con un disco de 45 rpm grabado con el himno del partido y una nota que decía. “Para que lo comparta con su familia” Esta vez se carcajea y especula: A lo mejor lo hubiera escuchado María estando chiquita y tendríamos la primera sifrina adeca en Venezuela. Y sin querer queriendo canturrea: Acude te estamos esperando…”. Al final no lo hizo y guardó la caja
El sonido del celular lo saca de sus cavilaciones, lo revisa y es María quien llama. Se le adelanta defensivo: ¿Y qué dice la candidata más popular del capitalismo? Ja, ja, ja, aquí revolucionando el emprendimiento, le suelta la Machado. Ramos insiste: Lo de Pocahontas pareció acción de gracias. Ella remata: Y lo de su pupilo Pérez en tarima fue una desgracia en acción. El adeco cambia el lance: Lo bueno es que ya tiene disfraz para Febrero. El retruque: Si supieras que ya se me descosió, es que ya no los hacen como el tuyo, darling. Henry siente que eso fue como una fina burla y que ya le pasó antes.
La sin par del hemiciclo ríe ante el silencio de Ramos. Le dice: Mire diputado, el intercambio de ironías está de muerte lenta, pero yo lo llamé a ver si usted me puede hacer un favor. Él agarra el vaso de güisqui, se echa un palo, chasquea e inquiere: Ajá y ¿qué favor será ese, diputada? Bueno primero que nada, yo me atrevo a pedírselo porque a pesar de que somos adversarios no puedo negar que sus asesorías son buenas y además porque creo que usted tiene lo que yo necesito ¿Usted tiene por ahí uno de esos tocadiscos de ACUDE? El adeco escupe el trago como bañando gallo, se recompone y pregunta: ¿Para qué quiere usted un bicho de esos, diputada? Ella le confía: Lo que pasa es que la gente pensante de mi comando considera que es necesario recordar todas las cosas buenas que hicieron AD y Copei y yo tuve una idea fantabulosa: Recorrer todo el país con un artefacto de esos y discos con mis propuestas a ver si entienden de una vez por todas. Lo llamo la revolución del entendimiento. O sea, emprendimiento- entendimiento, porque me di cuenta que lo que pasa es que la gente sigue siendo analfabeta y no van a emprender nada si primero no entienden; aprender a pensar pues ¿Qué tal?
Henry le dice: A palabras necias… ¿Y usted va a recorrer todo el país? ¿Ya no lo había hecho? Muérete que no, pero para esos están los medios y mis disfraces que combinan con mi bronceado. El adeco campanea el trago, moja el dedo medio, se lo chupa y agrega: ¿Y quién le dijo a usted que yo tengo un perol de esos? Si tienes porque yo lo vi cuando fueron los de la MUD a reclamarle su habladera de paja y me escondí en el baño ¿Se acuerda? ¡No me acuerdo y no tengo nada! ¡Si lo tiene y voy a acudir a su oficina a buscarlo! Él le grita retador: ¡Bueno, acude pues, acude! Y tranca.
Llama a Palo Pérez: ¡Que hubo, chico! ¿Cómo recibiste ese año? Mira, te estoy mandando un obsequio, un recuerdo más bien, después te explico. Mientras habla busca una caja, mete el tocadiscos y cuando la está cerrando llaman a la puerta. ¡Tun, tun! ¿Quién es? Yo, María. Henry siente que ahora si es verdad que quisiera que ese día pase rapidito. O más bien que todo el año pase rapidito.
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