Movilización pa elevar el criterio

¿Por qué la gente el 17 de Enero en Mérida, decidió salir a la calle a bailar la tonada que ellos escogieron?

Qué es lo que pasa cuando el pensamiento oficial, se institucionaliza o burocratiza, a tal punto de desconocer o hacerse de oídos sordos ante las peticiones de algunos sectores de nuestra sociedad. Posiblemente sea esto el elemento que permite avanzar en la construcción de la conciencia de clase necesaria, que a su vez dé paso a un proceso de análisis dialéctico que impulse la profundización de los procesos emancipatorios populares. Tal vez en la teoría o en el papel suene simple, sin embargo estamos ante un escenario complejo, pues al parecer se imponen los criterios institucionales a la hora de entender que los procesos revolucionarios son dinámicos y que la movilización permanente es uno de los componentes centrales a la hora de avanzar en la construcción de espacios emancipados. Los políticos por lo general siempre apelan a la “gobernabilidad” como concepto relacionado con el buen gobierno. Aquí se nos enreda el papagayo pues, la “gobernabilidad” no necesariamente tiene que ver elementos a partir de los cuales podemos construir indicadores que nos midan los avances sociales de forma integral. Aunque no es menos cierto, que la misma (la gobernabilidad), puede indicarnos que el sostenimiento del statu quo, se fortalece con medidas coercitivas o con programas antipopulares, que criminalizan la pobreza y la protesta.

    Pero lo más sencillo, para las fuerzas del stablish men, puede ser la adopción del “gatopardismo” tradicional, populista y de derecha, que nos promete que vamos a cambiar todo para que nada cambie, con el fin de instaurar una suerte de transformación “transformista”, que se queda y profundiza el discurso reformista. La consolidación del poder popular está signado por el hecho de estar claro, de que quien ocupe una espacio de poder en el gobierno, es un servidor público que se debe a las necesidades reales que surgen en el seno de las comunidades organizadas, los movimientos sociales, consejos comunales, entre otros. El poder popular es algo que se ejerce, no puede ser nominal, no se puede transferir por la benevolencia de quienes ostentan cuotas de poder vertical. Es necesario construir una forma de poder distinta a la que actualmente persiste en el imaginario colectivo de la Izquierda en Venezuela.

    Los análisis dialécticos que surgen de las bases, nos indican que las protestas son medidas de presión ante la sordera de las instituciones revolucionarias. No toda protesta es “guarimba” y no todo funcionario vestido de rojo, por muy importante cargo que ocupe, es revolucionario. De lo que sí estamos seguros, es que toda sordera es contrarevolucionaria, por tanto la gente necesita ser escuchada, para así comenzar a asumir el protagonismo de sus propios procesos organizativos.  

     En ese sentido, Josefa Martín Luengo en su texto La escuela de la anarquía, nos dice que, es posible que el capital sepa el riesgo que corre como sistema hegemónico cuando hay movilizaciones populares en su contra, por tanto es conveniente reducir a la mínima expresión toda manifestación popular que interrumpa con la dinámica del mercado y la producción. Más precisamente, según la autora se “Deben sustituir la lucha de clases y el deseo de la eliminación de ellas, por lo que se llama cultura del bienestar, que no es más que la forma adaptada de las diferencias clasistas para generar la esperanza de cambio y progreso, mientras siguen perpetuando los principios bárbaros de una sociedad autoritaria e injusta” p. 10.

    Por su puesto que no se trata de generar caos en todos lados, por el contrario queremos impulsar el alcance de las metas que la organización social de base impulsa, a  través de la movilización y el debate colectivo. Cuando las fuerzas sociales revolucionarias toman las calles con movilizaciones, están tocando su tonada, para bailar a su son, pero también están gritándole al mundo la decidía en la que se encuentran, por inoperancia, de quienes se tapan los oídos ante los clamores de la gente.

    La gente salió a protestar para avanzar en su proceso de consolidación del poder popular. Hace falta que en Mérida, las instituciones salgan del espasmo en el que están y comiencen a dar respuesta.  Esta cumbia del obrero nos dice que con seriedad y con alegría, si estamos unidos podemos ganar (extracto de: La cumbia del obrero. Canción del Frente Santillán).             

 
(*) Miembro del COLECTIVO DE ACCIÓN REVOLUCIONARIA- CAR- Mérida.

Carlos_rivas_45@hotmail.com
 



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Carlos Rivas

Escuela Popular de Comunicación ?Eulogio Paredes?. Vocero de la Casa del Costurero.

 carlos_rivas_45@hotmail.com

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