Lo conocí fugazmente en un encuentro en Plaza del Hierro, en Puerto Ordaz, en aquellos días de fragor y victoria luego del paro petrolero. Temple revolucionario a toda prueba y escollo insalvable para la azarosa oposición, dio todo de sí para que este proceso de cambios avanzara bajo el acuerdo civil que hoy rige la República, dejándonos a pesar de ello, la terrible certeza de que ahora era cuando más ofrendaría a las causas justas.
Su reciedumbre y conocimientos para enfrentar los “argumentos” de quienes pretendieron y aun pretenden desvirtuar el orden jurídico y político que nos hemos dado, constituyen enseñanza invaluable que sin duda alguna contribuyen a elevar nuestras nociones sobre los destinos de la Patria.
Sus enseñanzas fueron esparcidas en muchos ámbitos. Recuerdo aquel espacio que me nutrió y ayudó a exponer ideas sin cortapisas, “Por la Calle del Medio”, excelente programa alumbrador y espantador de infamias que se cernían sobre la Revolución, con un formidable verbo donde se conjugaban pasión revolucionaria, cátedra, barrio y coraje. Como una vez dijo en uno de sus memorables contrapunteos de ideas en plena Asamblea: “Cuando quieran, donde quieran”. Seguiremos en la lucha invocando ese lema frente a los enemigos de la unión latinoamericana y caribeña.
Aspecto no menos certero y revulsivo fue su humor. Junto a Mario en la Hojilla, muchas veces hizo gala de ello y confieso que de sus invitados, era mi predilecto tanto por sus cometarios y análisis como por sus incisivas ironías sobre las satrapías que la inefable oposición se empeña en llamar “proyecto de país”.
¡Te fuiste por la calle del medio, Carlos! En plena lucha, sin dar ni pedir tregua. ¡Ay de aquellos que osan usar tu paso a otro plano, como excusa para emerger desde sus albañales! Desdentados queriendo roer tu gloria que es nuestra.
Agrego lo que expresé por un par de correos despreciables: Solo emergen para hablar de muerte, sin darse cuenta de que cargan su propio epitafio en la cavidad craneal ¿Un túmulo inverosímil? No, es el lugar común de quienes se ufanan de lo que jamás tendrán. Larga vida a la canalla opositora, para que vean consolidarse la Revolución.
¡Carlos vive, la lucha sigue por la calle del medio!
placidordelgado@gmail.com