En mi último artículo titulado “La cuerda del funámbulo” coloqué mal la fecha de la Batalla de Carabobo (la segunda). Ofrezco disculpas a los lectores de Aporrea por tan inaudito pelón. Cometería otro si prometiera no incurrir en más en lo sucesivo y quiera Dios que la impiedad de la perfección no me alcance.
Decía en el último artículo de la trilogía “Tres millones por el buche” http://www.aporrea.org/oposicion/a138823.html, que “la plutocracia no tiene un líder democrático. No importa, tiene engendros fascistas, utilería, maquillaje y propaganda subliminal”. Quiero referirme al tercer elemento, pues comienzan a arreciar los ataques contra el proceso revolucionario y nuestro Líder con el ingrediente subliminal como punta de lanza de la industria mediática de derecha.
En el encartado gratuito del “séptico” El Mundo, Climax, aparece la portada “No hay cáncer que dure cien años”, referido a un artículo sobre esta enfermedad pero con una carga semiológica muy específica debido al momento político que vivimos. El adagio popular reza que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista y el lector que lo conoce infiere de inmediato que se refiere a Chávez. La alusión puede tenerse como doble, tanto si lo suponen encarnando al mal en si mismo como que su cuerpo no lo resista. Toda una perversidad publicitaria donde la gratuidad no es tal y la satisfacción de parafilias opositoras se convierte en credo informativo.
Creo que La Hojilla fue asertiva y contundente desnudando esta patraña, así como Cayendo y Corriendo. Ambos espacios revolucionarios salieron al paso oportunamente para disminuir el impacto de esta basura periodística. Unido a ello, las fotografías de un Chávez caminando y conversando, terminaron de dar al traste con la sombría estratagema.
Así las cosas, parece que en las primeras luces la oposición ya anda alocada (Me refiero a fuera de sus cabales, no a sus tendencias sexuales) pues en el breve lapso luego de su 12 F (F de Fraude con auto suicidio) han actuado más o menos así:
- La euforia de su chacumbelada pirómano- electoral exacerbó su locuacidad, provocando que el grupo asesor del candidato y majunche revelara sus verdaderos planes neoliberales antes de lo esperado.
- Asediado por nuestros guerrilleros comunicacionales, CAPriles cayó en cuenta de que no tiene nada en la bola y su tesis “progresista” se vino abajo. Producto de ello y con el punto anterior en pleno desarrollo (disculpa Walter), el candidato-majunche tuvo que batirse en retirada. Tal vez sus verdaderos asesores yankees le dijeron que se escondiera hasta que inventaran otro plan.
- La safriscada de su pana Armando, resultó la estocada final a su estrategia de “tan bueno como un chavista”. Infiero entonces que no fue un retiro para cambiar de plan, sino que se quedó sin el primer plan antes de tiempo. Para guardar las apariencias, dieron una patada a Armando, cerca del apellido del “narco-patillero”.
- Ahora el flamante director de campaña del candijunche es el Jefazo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo. No creo en casualidades. La plutocracia no dijo ¿Qué vamos a hacer? y en eso pasó Ramón, lo halaron por un brazo y se lo trajeron, no. Para ellos, la MUD se anotó un éxito con las primarias y su turno al bate estaba previsto. La preferencia y aceptación de Chávez sube cada día más y aun no entra en batalla; cuando lo haga la plutocracia se estremecerá. Lo que comenzó dentro de la oposición es el plan B que siempre ha sido su A. Estamos presenciando a la plutocracia quitándose la piel de cordero para preparar el desconocimiento de las elecciones. Anótenlo: en su momento aparecerá la “Comisión Electoral de la MUD”.
La campaña mediática de descrédito institucional, las ollas sobre la salud del Presidente y el uso de publicidad subliminal, no son para ganar votos, son para crear ambiente propicio a sus planes. No se quedarán en juegos de palabras, doble sentidos o meta mensajes. Profundizarán en el subconsciente colectivo, en los miedos de la clase media. Apelarán a la inserción de mensajes en fracciones de segundos dentro de propagandas y a la mentira dicha mil veces. Hay que quitarle también esas pieles.
placidordelgado@gmail.com