Quienes pretendan aislar el debate político sobre el tema deportivo caen en el error intencional de dar por descontado que nunca ha sido así; lo cierto es que considero que hemos aprendido de experiencias previas sobre la mala utilización de los recursos destinados por ley a las actividades de interés nacional y la injusta distribución de los aportes discrecionales por parte del sector privado.
La derecha económica ha protestado reiteradamente tanto la ley orgánica del deporte como su reglamento parcial, por considerar que en el Fondo Nacional para el Desarrollo del Deporte, la Actividad Física y la Educación Física, el 50% de los recursos aportados por el sector privado sujetos a la presentación de proyectos que impulsen la actividad deportiva deben ser otorgados a discrecionalidad de los deportes de preferencia de los empresarios; así lo argumentaba el Presidente de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP).
Inmediatamente se me viene a la mente lo hecho y deshecho por parte del sector privado con la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, donde obtenían el retorno de más del 90% de sus aportes aun cuando casi en esa misma proporción las investigaciones las realizaba el sector público, por tanto cuantos vicios se han tenido que superar para orientar correctamente los recursos que le corresponden al sector. El capitalismo siempre haya las formas de evadir su responsabilidad.
Ahora el sector privado y la LVBP pretende que la mitad de los recursos estén distribuidos de manera desigual a favor de los monopolios deportivos, cuando el Deporte constitucionalmente es considerado un elemento para el Desarrollo Nacional; por tanto mientras más recursos económicos en materia deportiva se dispongan para los excluidos de siempre sus resultados serán más sustantivos tanto cualitativa como cuantitativamente.
Despolitizar el discurso sobre el tema deportivo es tanto como ignorar que permitir que el 50% de los recursos estén sujetos a discrecionalidad de los Empresarios no es una acción política orientada a favorecer los monopolios deportivos; creo que en esa materia se ha tenido una idea bastante clara de hacia donde debe ir la política deportiva. Es en definitiva otro elemento considerado por la revolución Bolivariana en la lucha por una sociedad mucho más justa que nos permita a todos disfrutar de los recursos obtenidos para la inversión deportiva y consolidar la calidad tanto física como de vida de nuestros atletas.
Creo que hemos aprendido de las viejas lecciones, deberemos aprender también de ellas los problemas burocráticos y el exceso de centralización en la toma de decisiones; solo de esta manera consolidaremos el buen camino que hemos tomado. No nos debemos preocupar por el derecho que tienen los monopolios deportivos de protestar esta ley; porque sencillamente es una ley del pueblo hecha para todos por igual, no para un pequeño grupo.
“Que viva la ley orgánica del deporte. Es un paso más de nuestra revolución socialista”.
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