El caso de Paraguay no deja duda alguna que es parte de los avances de los EEUU hacia Suramérica y, obviamente, hacia Venezuela. Muchas son las piezas que se están moviendo con cálculos milimétricos en este ajedrez geopolítico. Atacan desde Paraguay donde, a diferencia de los otros gobiernos progresistas de la región, el parlamento es controlado por sectores de la oposición y su Presidente, a pesar de su tendencia izquierdista, lucía menos aguerrido. Además, éste ha sido el parlamento que ha demostrado fidelidad a las políticas de los Estados Unidos. Evidencia de ello, la férrea oposición para que Venezuela, líder de la región en la lucha anti imperialista, ingrese al Mercosur, muy a pesar de los beneficios que nuestro país pudiera aportar a esta estructura de integración regional. Pero además intervienen otros factores. El pasado y formación religiosa del Presidente Lugo y sus problemas de salud. Todos estos, evaluados por el imperio, llevaron a la conclusión que esa era la vía para llegarle a la región y, con ello, a Chávez y a los impulsos de cambio que motoriza con su gobierno de corte socialista.
Han sido fallidos otros intentos del poderoso del norte. Por ejemplo, con Uribe en Colombia, pero que fallaron, quizás, por el pasado oscuro del entonces Presidente o tal vez porque el cambio de gobierno les impidió concretar sus pretensiones yanquis. Se movieron por Ecuador, pero un Correa muy sólido se los impidió. Similares intento se ha llevado a cabo con Bolivia, también fallidos. El Alan García tampoco les sirvió para mucho y el de Chile anda preocupado en otra cosa: acumulación de capitales usando el poder político de le detenta el cargo.
Ahora, con casi una pasmosa sorpresa, Paraguay es sacudida por esta decisión que tomó el congreso de dicho país. En muy pocas horas, sin el más mínimo descaro y ante los ojos de la opinión mundial, dan un golpe de Estado donde una muy pírrica proporción de la población de ese país, unos pocos diputados, decide tumbar al Presidente democráticamente electo por el pueblo e imponer otro. Ipso facto el Vaticano aprovechó para desquitarse del obispo que los traicionó y, como si ya estuviera al tanto de los hechos, dio respaldo internacional al nuevo Presidente, en otras palabras, dio apoyo al golpe de Estado. Es decir, el apoyo de la Santa Sede, el apoyo de Dios. Ya la OEA, con su Secretario General complaciente lo admitió y justificó.
Como referimos al principio, estos hechos no deben ser considerados aislados. Es, inequívocamente, una estrategia global de los Estados Unidos de querer torcer el rumbo que en el pasado reciente han venido tomando las naciones suramericanas y de querer ponerle la mano a nuestro país y, obviamente, a sus riquezas. Pero sobre todo, acabar con el incipiente desarrollo social que han venido mostrando todos los países progresistas de la región. Una vez que se tomó la decisión en Paraguay de tumbar al Presidente se generaron dos efectos buscados por los desestabilizadores. Primero, comenzaron las revueltas internas en ese país, aunque no con el vigor esperado y, segundo. se generó un descontento generalizado en la región. La reacción de las naciones democráticas y progresistas no se hizo esperar. Todas apuntan a rechazar y condenar la arbitraria decisión del congreso paraguayo.
En lo particular, ya nuestro país rechazó enérgicamente el golpe. Pero además, tomó las medidas del caso como fue el retiro de nuestra representación diplomática y la suspensión del suministro de crudo, que de manera especial ofrecía nuestro país a esa Nación. De manera similar, otros países de la región amenazan con suspender convenios y comercialización de productos. En gobierno impuesto de Paraguay, a su vez, amenaza, de igual modo, con suspender suministros a otros países de la región.
Como ven, los Estados Unidos está logrando la desestabilización de la región. Ya los perros de la guerra babeantes deben estar montando lobbies, cenas de lujos y ofreciendo costosos regalos a los serviles de ese país. El Departamento de Estado (EEUU) y su aparato tumba-gobiernos CIA, deben estar muy ocupados. Ya activaron el huracán, que como en la naturaleza misma no se sabe cuales pudieran ser sus efectos toda vez que alcance mayor fuerza. Una cosa si es cierta, lo cual no debe ser vista como una casualidad o coincidencia, que esta desestabilización se activa en medio de un clima político-electoral en Venezuela, donde una oposición gemela de la paraguaya, en términos de su servilismo y de entrega total al imperio estadounidense, tiene años tratando de tumbar al Presidente Chávez. Esta desestabilización pudiera ser la justificación, la vía expedita, para intentar golpear de nuevo. Estamos en la ruta, en el eje maligno USA- parlamento paraguayo.
(*) Profesor Titular ULA
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