¿Guerra asimétrica o guerra de todo el pueblo? parte final


Tres eventos para destacar.


El Estado y el gobierno bolivariano, con el liderazgo del Presidente Chavez, avanzan en la implementacion de la Nueva Estrategia para la Defensa Integral de la Nación que incluye, no sobra decirlo nuevamente en el marco de este trabajo, varios elementos entre los cuales destaco:


a) LA CONFORMACION DE LA NUEVA ESTRATEGIA MILITAR NACIONAL, cuyas herramientas principales son: el nuevo Pensamiento Militar Venezolano, entendido como el conjunto de decisiones y acciones políticas formuladas y coordinadas por el Poder Público Nacional, con apoyo de las instituciones públicas y privadas, las personas naturales y jurídicas, en los ámbitos: económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar, con el objeto de salvaguardar la independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo integral de la Nación, a diferencia de la tradicional concepción que la identificaba generalmente con el empleo de los medios militares (condensado en un nuevo MANUAL DEL PENSAMIENTO MILITAR, que entrara en vigor en julio próximo, basado en las raíces históricas y en un enfoque ideológico antiimperialista, que esta siendo preparado por una Comisión de militares y civiles y será presentado para el momento en que la Promoción Simón Bolívar II, cumpla sus 30 años de servicio); el incremento de la preparación y eficacia de la Fuerza Armada Nacional; la consolidación de la unidad de la Fuerza Armada Nacional; el fomento de los estudios y la investigación sobre estrategia nacional e internacional; el desarrollo de la reserva militar; la reestructuración de la organización militar, de acuerdo con la Constitución Bolivariana; el desarrollo de la industria militar y naval; el fortalecimiento de la coordinación con fuerzas militares amigas; la dotación de la Fuerza Armada Nacional con los medios necesarios para el cumplimiento satisfactorio de sus funciones; el impulso a los centros de enseñanza e investigación sobre estudios estratégicos; la aprobación de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional; la modificación de la Ley de Conscripción y Alistamiento Militar; la Participación en ejercicios y operaciones combinadas con fuerzas militares extranjeras; las campañas sobre el nuevo concepto de seguridad de la nación; la ampliación del trabajo de la FAN con las misiones sociales; la incorporación de la reserva en el trabajo social de las alcaldías, gobernaciones y demás organismos del estado; la educación de la población en los principios militares de disciplina, amor a la patria, y obediencia; la profundización de la educación premilitar en los diferentes niveles de la educación; el fortalecimiento del Plan Bolívar 2000, como elemento de unidad cívico-militar; la educación, conciencia y sensibilización en la unidad cívico-militar para la defensa de la nación; la lucha contra la pobreza, a través del componente cívico-militar; el fortalecimiento de la unidad cívico-militar, para acciones de seguridad ciudadana; el desmonte de elementos paramilitares y para-policiales, en los organismos de seguridad del estado; la promoción e impulso de la integración militar latinoamericana, para la defensa y el desarrollo de nuestros pueblos; la integración de la FAN al desarrollo local y regional; y el fortalecimiento de las acciones defensivas en la zona fronteriza con Colombia por el desbordamiento de la violencia, causado por la implementacion del Plan Colombia.

b) LA ORGANIZACIÓN EFECTIVA DE LA RESERVA MILITAR BOLIVARIANA que, según el General de División Julio Quintero Viloria, Comandante General de este Quinto componente de la Fuerza Armada Nacional, involucrara hasta cinco millones de reservistas, entre los 18 y 50 años, con una primera línea que va entre los 18 y 30 años, una segunda reserva entre 30 y 40 y una reserva territorial que va entre 40 y 50 años. Reserva en la que se capacitará y formará a todos los ciudadanos por grupos en cinco meses, de los cuales cuatro y medio son para instrucción en aula y terreno y dos semanas para el período de campo donde pondrán en ejecución el aprendizaje de los períodos básico individual, el de especialización militar y el de unidad. En cada programa, el ciudadano será entrenado para que se capacite militarmente. En el primero se le enseña a ser combatiente individual y a ambientarse en el terreno militar; en el segundo se especializa en cualquiera de las áreas en la que se necesite que esté mejor preparado y se relacionará con asuntos de sanidad, transporte, logística, armas colectivas, tanques, cañones y cualquiera de las áreas de la ciudadana para que ayude a la comunidad que lo necesite; el tercer período es de unidad donde se los enseña a trabajar como parte de una escuadra, pelotón, compañía y batallón. Luego hay un período de campo de 15 días para poner en práctica lo aprendido. Reserva que va a usar los implementos militares única y exclusivamente durante su capacitación, entrenamiento y cuando haya jornadas de asistencia humanitaria y acciones militares que se necesiten en un momento dado. Ningún ciudadano de la reserva va a llevar las pertenencias militares para sus hogares y mucho menos el armamento, simplemente los usarán cuando lleguen a las instalaciones castrenses para recibir el entrenamiento o cuando se necesite como apoyo en las jornadas programadas. El inicio de la actividad del Comando de la Reserva ocurrirá a partir del este segundo semestre, y ya se tiene listo el programa de 2006. Se va a municipalizar. La inscripción para los ciudadanos que deseen integrarse a la reserva se realizará el lunes 6 de junio. Los comandantes de las unidades coordinarán dentro de sus municipios y los Alcaldes colaborarán con la instalación. Donde hay instalación militar se hará allí y en la alcaldía, y en caso de que no exista ninguna se hará en la Alcaldía. Se trata pues de un excelente acontecimiento; y

c) La reciente realización en Oriente de maniobras con tácticas de “guerra asimétrica” por parte de la Armada venezolana, en la que participaron más de cuatro mil 500 personas en acción y un despliegue de 16 naves y 14 unidades aéreas. Del 2 al 5 de junio del año en curso las poblaciones de Caimancito y Guayacán, en el Estado Sucre, hicieron parte del ejercicio militar de la operación Armada Soberana I-2005, que incluyó tácticas de guerra asimétrica. El comandante de la Zona Naval de Oriente (Nueva Esparta, Anzoátegui, Monagas y Sucre), Almirante Douglas Clemente, explicó que el objetivo de la maniobra es realizar ejercicios en el mar, adiestramientos de todas las tripulaciones de los buques, unidades de guardacostas y aeronaves en conjunto con la reserva militar y el personal civil. En la maniobra participaron la fuerza de tarea anfibia, formada por tres fragatas misilísticas, dos fragatas guardacostas, tres transportes de desembarco anfibio, seis patrulleros de guardacostas y dos patrulleros de combate. Entre los medios aéreos que se utilizaron destacan dos aviones de reconocimiento marítimo, ocho helicópteros, de los cuales cuatro pertenecen a la Armada, dos al Ejército y dos a la Aviación, y cuatro aviones de caza F16. El alto oficial informó que la fuerza de desembarco incluyo dos mil 400 efectivos militares y la fuerza de resistencia estuvo formada por mil 600 civiles, apoyados por 600 hombres del Batallón de Infantería de Carúpano.



Tiene mucha trascendencia también la simulación de una conflagración bélica de “guerra asimétrica” que tendrá como escenario el Complejo Cultural Simón Bolívar, ubicado en Fuerte Tiuna, Caracas, los días 14 y 15 de junio de los corrientes, llevada a cabo por nuestra Fuerza Armada Nacional. Lo más destacado de los Estados Mayores de los cuatro (4) Componentes (Ejército, Armada, Aviación Militar y Guardia Nacional), plantearán teóricamente y en forma práctica, las distintas formas de materializarse las “nuevas amenazas” que pudieran afectar los puntos de gravedad estratégica de nuestro país y como deberían participar, conjunta y combinadamente, los distintos Componentes de la FAN y sus sistemas de armas para evitar o neutralizar dichas amenazas, internas y externas. Cada Componente ha revisado y adaptado por separado sus planes de campaña, inclusive han conducido sendos ejercicios militares en diferentes sitios del país. Por ejemplo, el Ejército realizó un gran ejercicio en El Pao, Estado Cojedes, la Armada los condujo en Carúpano, Sucre, la Guardia Nacional en varios estados, denominando sus ejercicios, “Unidad Cívico-Militar y el Poder Popular”. Ahora la tarea central es amalgamar todas esas acciones bajo un solo comando y articuladas a una hipótesis de guerra X. Los Juegos de Guerra No son Juegos. Y entendiéndolos así, estos Primeros Juegos de Guerra Asimétrica, seguramente serán muy aleccionadores para nuestra FAN, y así entender mejor el nuevo estado de cosas, como reaccionar en conjunto ante ellos, y prepararnos operacionalmente para disuadir a propios y extraños, so pena de graves consecuencias.



Regresemos a nuestro tema.


Con estos tres eventos que dan forma a la Nueva Política Militar Bolivariana y que sirven de referencia empírica a la solidez del proceso revolucionario en el ámbito de la defensa, regresemos de nuevo a nuestro tema central. Ahora queremos referirnos a lo que en el plano teórico podría ser la definición del conflicto asimétrico y sus principales característica. Se trata de una aproximación que permita su identificación en la perspectiva de las elaboraciones conceptuales emanadas de los centros del pensamiento militar imperialista. De igual manera abordaremos las conclusiones y recomendaciones para efecto de las reformas en las Fuerzas Armadas imperialistas, hechas por prominentes pensadores del pensamiento conservador americano, a partir de las tendencias que presentan los conflictos militares propiciados por la intervención neocolonial del ejercito norteamericano en Afganistán, Irak, Colombia, El Salvador y África.



Un prototipo conceptual.


No es difícil identificar en el “conflicto asimétrico” un prototipo conceptual que reúne diferentes categorías utilizadas por los estrategas imperialistas para designar una realidad recurrente en los enfrentamientos bélicos de la sociedad moderna, en los que la resistencia popular a la dominación neocolonial tiene diversas expresiones. En la “guerra asimétrica” hay tanto de guerra de baja intensidad, de guerra contrainsurgente, de guerra irregular, de guerra de cuarta generación, de conflicto moral como de confrontación idiosincrásica. Obviamente este es el lenguaje y las categorías de los teóricos de las clases dominantes y explotadoras. Desde la ciencia militar popular se conocen categorías como guerra popular prolongada, guerra de todo el pueblo, lucha guerrillera, guerra de guerrillas y resistencia armada popular. Las diferencias son claras y desde allí es preciso identificar otros principios, otras reglas, otras definiciones en la ciencia y el arte militar revolucionario, que algunos se empeñan en desconocer como si las dinámicas revolucionarios no se extendiesen al campo de la lucha militar. Las revoluciones también son fuentes de innovaciones en el campo de la guerra.



No obstante esas diferencias, seria necio desconocer el propio análisis de los estrategas militares conservadores. Se les debe estudiar y comprender porque hay allí desarrollos que no se deben desestimar. “En tal sentido, no es un error entender la asimetría como la ausencia de una base común de comparación con respecto a una calidad (la guerra), o en términos operacionales, una capacidad (los aparatos militares)”.


Este tipo de guerra obviamente no es nuevo, aunque su desarrollo doctrinario ha tenido diversas variantes, siendo lo esencial de este tipo que no existen áreas estratégicas para proteger, ni que la destrucción total del enemigo sea el objetivo de las maniobras, las que de hecho no se les puede ni catalogar como maniobras clásicas como se han descrito en la guerra convencional, en la que es posible identificar seis (6) tipos clásicos: maniobra interior, línea exterior, envolvente, de ruptura, defensa tenaz y defensiva en retirada.


La aproximación asimétrica es mejor concebida como un método que se aplica de igual manera para ambos adversarios y puede ser conceptuada como: Actuar, organizarse y pensar de manera diferente a la del oponente, de manera de maximizar las ventajas propias y explotar las debilidades del oponente, a fin de obtener la iniciativa o ganar una mayor libertad de acción. La aproximación asimétrica puede ser político-estratégica, militar-estratégica, operacional o combinación de estas. Acarrea el uso de diferentes métodos, tecnologías, valores, organizaciones, perspectivas de tiempo − diacronías −, o alguna combinación de estas. Puede ser de corto o largo plazo. Puede ser deliberada, o por descarte. Puede ser discreta o estar en conjunción con aproximaciones simétricas. Puede tener así mismo dimensiones psicológicas y físicas. La Guerra Asimétrica involucra el desarrollo de habilidades para cambiar constantemente en la forma y el método, a partir de los fragmentos de operaciones recientemente concluidas, y de bases fragmentarias de soporte. Esto representa un reto para el oponente que debe estar constantemente en capacidad de monitorear las realidades de estos cambios o de nuevas formas operacionales, a la vez de visualizar la oportunidad de que emerjan nuevas familias de capacidades, para lo cual se requiere una tremenda creatividad. La Guerra Asimétrica plantea retos sin parangón para los líderes estratégicos, o más apropiadamente, requiere de líderes con veteranía y competencia, más creativos y más propensos a asumir riesgos. Requiere de pensadores poco ortodoxos, que constantemente investiguen sobre las amenazas subyacentes. Para la formación de un profesional de este tipo, se requiere de un sistema educativo de alta calidad que privilegie la inventiva, el libre pensamiento y la exposición de las ideas. Requiere del desarrollo de “sistemas de pensadores”, que sean capaces de hacer los planteamientos y críticas que nadie ha considerado o se ha atrevido a proponer. Involucra una infinidad de situaciones volátiles, inciertas, complejas y ambiguas que demandan crecientes niveles de intelecto, intuición y liderazgo − agilidad estratégica −, cualidades las cuales deben ser antropomórficas para el militar, razón por la cual se requiere que los líderes y comandantes desarrollen los siguientes atributos: Conciencia de la Situación: habilidad para reconocer que está realmente sucediendo y tener la disposición de mantener vigilancia sobre los cambios de las amenazas y cambios en las oportunidades; fuerza de Carácter: capacidad para enfrentar la incertidumbre cuando la conciencia de la situación se pierde. Involucra la habilidad para mantener la mente clara y el balance, en estados de excepcionales de estrés y violencia emotiva.


Según Bonilla (Ver documento citado), las características de la guerra asimétrica serian las siguientes: a) uso de técnicas ajenas a las usadas por la tradición occidental; b) oponentes que pueden tener una base no nacional o transnacional, como una religión, que actuarían fuera del marco de referencia del Estado- Nación; c) limitada efectividad de las Estrategias Militares clásicas, que prevén disposiciones de fuerzas regulares preparadas para pelear simultáneamente guerras paralelas; d) es posible que se libre en un territorio cuyas fuerzas militares no tienen un enemigo visible al cual enfrentarse; e) privilegia el uso de metodologías no convencionales o no tradicionales de guerra.; f) se concentra en evitar la confrontación donde el adversario tiene fortalezas y explotar sus áreas vulnerables; g) Sus objetivos principales son: (1) obtener un efecto desproporcionado respecto a la inversión militar hecha; y (2) afectar la voluntad de lucha del más fuerte; h) suele utilizar la manipulación psicológica. La mente del enemigo es blanco de las escaramuzas y las tácticas de guerra; i) la guerra asimétrica suele asumir comportamientos que eran exclusivos de la guerra irregular; j) procura la utilización de métodos inesperados y desconocidos de ataque; k) explora la realización de acciones de alto impacto con el mínimo costo financiero; l) se especializa en superar la capacidad de los servicios de inteligencia para generar alertas tempranas; m) privilegia la simplicidad y no la complejidad; n) la denominada comunidad de inteligencia se convierte en la primera línea de defensa; 0) suele utilizar para sus mandos una dirección centralizada que es complementada por una estructura operativa descentralizada y con altos grados de autonomía; p) la prioridad para enfrentar una amenaza de guerra asimétrica lo constituye la labor de inteligencia y las tácticas de infiltración; q) para enfrentar las capacidad de interceptación electrónica que poseen los ejércitos regulares, promueven la comunicación y transmisión de sus mensajes a través de medios tan simples como información escrita a mano y puesta en clave, la cual es transportada por mensajeros. También utilizan órdenes "de boca a oreja"; r) procuran causar golpes directos que quiebren la sensación de seguridad que suele tener un ejercito regular en momentos de paz o de confrontación de baja intensidad; s) procuran el uso de armas de destrucción masiva; t) Operan fuera del comportamiento internacionalmente aceptado, asumiendo el conflicto al margen de la norma; y u) actores estatales de menor estatura estratégica pueden salir airosos de un enfrentamiento contra un actor estatal superior.

Es importante para la gestión de la FAN en el manejo de esta clase de conflicto ahora que se simulan diversos escenarios, tener en cuenta que una de las conclusiones mas importantes de quienes se ocupan del tema en la academia militar norteamericana, consiste en lo que deben hacer las Fuerzas Armadas imperialistas para ganar un conflicto asimétrico tanto en lo relacionado con los principios estratégicos, como con el rol del factor militar, como con la conducción operacional y los métodos tácticos que son necesarios para enfrentar estos fenómenos.


Los principios estratégicos insinúan que en un conflicto asimétrico la parte mas poderosa de la relación bélica tiene por objetivo estratégico la paz como aplicación de la política en un plano inferior de conducción; se trata de la “gran estrategia” porque materializa la guía política sobre las acciones estratégicas.


En una guerra asimétrica el factor militar tiene un peso igual a la inteligencia estratégica, al uso de la inteligencia y a las demás medidas del denominado soft power (fuerzas estratégicas no tradicionales, tales como los bienes culturales y los intercambios comerciales). Esta es una enseñanza que el ejercito imperialista tiene recogida desde 1940, cuando su cuerpo de Infantería de Marina publico el Small Wars Manual, donde sintetizaba las lecciones aprendidas en mas de 180 invasiones en ultramar ocurridas entre 1800 y 1934. En esta guía practica se recomienda el uso de los medios militares en conjunto con otros del poder nacional, como la diplomacia. Además, recomienda que una vez obtenido el triunfo militar la autoridad de ocupación debe ser transferida cuanto antes a manos de civiles marionetas, que es lo que se intenta ahora en Irak en el desarrollo de la nueva doctrina de construcción de Estados y protección de las democracias, formulada por los gobernantes de Washington, como una mascara de su acción imperialista por todo el planeta.


El arte operacional persigue dislocar las fuerzas guerrilleras revolucionarias de los grupos populares que sirven de soporte a la movilización militar, mediante operaciones psicológicas para conquistar las mentes y los corazones de la población.


Los métodos tácticos en la guerra asimétrica recogen lecciones históricas como las siguientes: la preeminencia de la inteligencia obtenida por medios humanos por sobre la adquirida en forma electrónica; la necesidad de fuerzas militares flexibles con capacidad de adaptación a las condiciones cambiantes de las situaciones asimétricas; y la descentralización en la toma de decisiones para garantizar una rápida y eficiente ejecución de las operaciones contrainsurgentes.


Las reformas en las Fuerzas Armadas Imperialistas.


Con este marco de referencia para su gestion en una guerra asimétrica, los estrategas del pentágono están impulsando reformas en las Fuerzas Armadas norteamericanas a partir de las propuestas y recomendaciones de varios expertos, entre quienes se destaca Max Boot, importante pensador de la derecha gringa, quien sugiere descentralizar las fuerzas amadas, mejorar el manejo de medios y extender las redes digitales a los soldados comunes.


En su trabajo “La lucha por transformar las Fuerzas Armadas”, publicado en Foreign Affairs, correspondiente a los meses de Abril-Junio de 2005, Boot señala que son correctos y prioritarios los cambios en las Fuerzas Armadas norteamericanas para hacerlas mas ágiles y mas diestras en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y en la respuesta a las nuevas amenazas, particularmente guerrilleras.


Boot dice que las fuerzas armadas estadounidenses son excelentes para derrotar a las fuerzas convencionales, pero no tan buenas en su lucha contra la clase de guerrilla enemiga –se refiere a la fuerte resistencia del pueblo iraquí- que en los últimos años ha confrontado y le ha significado demoledores golpes. Lo que ocurre en Irak en la actualidad muestra mas defectos fundamentales en las capacidades militares de los Estados Unidos en cuanto a la contención y manejo de las amenazas no convencionales, algo que nosotros acá debemos tener bien presente.


La experiencia del Imperio Británico.


Los cambios militares que deben realizarse para adecuar los aparatos armados a esta realidad de la asimetría, sugiere Boot deben recogerse de la larga experiencia del Imperio Británico. “Sea o no Estados Unidos un “imperio” (¿?) hoy en día es un país con intereses que proteger y enemigos que combatir en todo el mundo. No existe mejor ejemplo de cómo hacer esto con eficacia y a bajo costo que el imperio británico”. En 1898, sostiene Boot, Inglaterra mantenía solo 331.000 soldados y marineros e invertía solo el 2,4% de su PIB en defensa, considerablemente menos que el 3,9% que gasta Estados Unidos hoy. Esta pequeña inversión bastaba para salvaguardar un dominio que cubría 25% del globo.


“La fuerza del imperio británico estaba en su capacidad para incorporar la tecnología avanzada en su momento, producto de la revolución industrial. La Real Armada estaba siempre cerca de la vanguardia del desarrollo tecnológico, por ejemplo en la adopción en el siglo XIX de barcos de guerra a vapor que lanzaban descargas de explosivos de alta potencia. El ejército por lo regular iba a la zaga de sus rivales en el continente europeo, pero siempre tenía una ventaja decisiva sobre adversarios tribales, gracias a armas como las ametralladoras Maxim y los rifles de repetición Lee-Metford. Las cañoneras y los ferrocarriles permitieron el movimiento de hombres y provisiones muy dentro de ambientes inhóspitos en lugares como China y África. Los británicos también se beneficiaron del uso extensivo de líneas de telégrafo y avances en la ciencia médica: las píldoras de quinina, por ejemplo, ayudaron a vencer la malaria, que antes convertía los climas tropicales en "la tumba del hombre blanco".


Más allá de la tecnología, los británicos tenían otras tres ventajas clave, agrega Boot.


Primero, tenían un ejército optimizado para la lucha colonial. No siempre tenían más poder de fuego que sus enemigos, pero invariablemente mostraban mayor disciplina y mejor adiestramiento. La combinación de servicio prolongado y larga exposición a tierras extranjeras los volvía formidables combatientes. Su calidad se veía aún más acentuada por el sistema de regimientos: oficiales y tropa pasaban su carrera militar en la misma unidad, lo cual propiciaba la cohesión de grupo y del espíritu de cuerpo.


En segundo lugar, los británicos se apoyaban en auxiliares nativos. La gran mayoría del Ejército Británico de India estaba formada por hindúes; sólo los oficiales y algunos de los suboficiales eran británicos. En fecha tan reciente como 1931 los británicos eran capaces de controlar India -- país de 340 millones de habitantes -- con sólo 60000 policías y elementos del ejército enviados de la metrópoli.


En tercer lugar, y quizá lo más importante, el Reino Unido poseía un grupo sin paralelo de administradores coloniales, agentes de inteligencia y soldados, muchos de los cuales en su tiempo libre hacían funciones de lingüistas, arqueólogos o botánicos.


Las fallas del aparato militar norteamericano.


La prominencia actual de Estados Unidos en la guerra de alta tecnología es aún mayor del que tenía el Imperio británico en el siglo XIX. Las fuerzas armadas estadounidenses, con un despliegue de sistemas avanzados de ataque, vigilancia y comunicaciones, pueden bombardear cualquier blanco del planeta con impunidad, dominar cualquier océano y transportar sus fuerzas a cualquier parte para derrotar prácticamente a cualquier ejército.


Pero cuando se trata de operaciones de construcción de naciones y contrainsurgencia a la vieja usanza, Estados Unidos va a la zaga tanto del ejército británico victoriano como de su sucesor moderno, agrega Boot.


Los cambos militares que se requieren.


Para transformar las fuerzas armadas estadounidenses para hacer frente a estas deficiencias lo que se requiere, propone M. Boot, son cambios organizacionales y culturales para repetir algunas de las estrategias empleadas por los británicos. Esto, a su vez, requerirá cambiar un sistema de personal militar que data de la Segunda Guerra Mundial y una estructura organizacional que se remonta a las Guerras Napoleónicas


Cambios en el sistema de personal militar.


Las fuerzas armadas estadounidenses, sugiere Boot, deben concentrarse primero en adiestrar y equipar a la infantería para la guerra irregular. En respuesta, el Ejército y la Infantería de Marina practican ahora más adiestramiento en contrainsurgencia y "operaciones de estabilidad y apoyo", pero se requiere mucho más, en criterio de Boot.


El Ejército gringo acaba de publicar su primer Manual de contrainsurgencia en décadas, y West Point apenas ahora ofrece su primera clase orientada por completo a la guerra de contrainsurgencia en toda su historia. Además de mejorar la educación, las fuerzas armadas necesitan montar juegos de guerra sin restricciones, para mejorar su capacidad de lidiar con tácticas guerrilleras, aconseja Boot.


Los cuerpos militares deben también cambiar algunas de sus políticas de personal. Los soldados se transfieren entre unidades con vertiginosa rapidez: dos terceras partes del personal del ejército cambian de lugar de despliegue cada año, y el oficial promedio pasa sólo 18 meses en cada asignación en el curso de una carrera de 25 años. El propósito de este sistema es crear un núcleo de generales que calificarán para los puestos superiores de mando, pero impide la cohesión de unidad y el liderazgo inspirado que caracterizan a los ejércitos de más alta calidad. Ni los mejores jefes de tropas logran pasar mucho tiempo con su gente: el oficial promedio, hombre o mujer, no pasa más de 30% de su carrera en el campo, pues dedica el resto a labores administrativas y a la escuela. Por lo regular los soldados entran y salen de las unidades con la misma rapidez. Una brigada blindada que debería desplegarse en Irak en febrero había experimentado un cambio de personal de 40% desde que fue transferida fuera del país árabe, nueve meses antes. "Las unidades, tripulaciones y escuadrones no están juntos el tiempo suficiente para explotar al máximo sus capacidades de combate", escribe el mayor Donald Vandergriff, experto en el sistema de personal militar, quien recomienda emular el modelo de los regimientos británicos manteniendo juntas las unidades de combate durante años.



Cambios en las comunicaciones.


Adicionalmente, las necesidades de campo siguen mostrando rezagos en algunos rubros menos notorios, como las comunicaciones. El Pentágono gasta miles de millones de dólares en la más reciente tecnología digital, pero poca de ella llega desde el cuartel hasta el combate real. Durante la Guerra contra Irak, muchas unidades descubrían dónde estaba el enemigo como lo han hecho los soldados durante miles de años: por "movimiento de contacto", término militar que significa encontrarse de pronto con él. En muchas unidades, artefactos de alta tecnología como el Rastreador de Fuerza Azul (terminales móviles de computadora que pueden enviar correos electrónicos y mostrar en la pantalla la ubicación de fuerzas amigas), o bien se instalaron de prisa en unos cuantos puestos de mando en vísperas de las hostilidades, o no estuvieron disponibles. La mayoría de las unidades de Infantería de Marina y del Ejército en el frente continuaron dependiendo de radios FM para las comunicaciones de corto alcance, como ocurría durante la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas armadas necesitan extender su red de información de banda ancha hasta el último soldado raso. Contar con equipo de cómputo portátil para comunicaciones servirá sobre todo para las operaciones de contrainsurgencia, en las cuales la información es sumamente ventajosa. Por ejemplo, permitiría que un soldado en un retén determine al instante si un conductor que ha detenido es sospechoso.


La organización de las neocolonias.


Estados Unidos se ha dedicado sin pausa a la construcción de naciones desde el fin de la Guerra Fría, en lugares como Somalia, Haití, Bosnia, Kosovo, Afganistán e Irak. Sin embargo, cada una de esas operaciones comenzó virtualmente desde cero, con pocos intentos de aprovechar la experiencia obtenida en el pasado. Esta deficiencia ha sido especialmente patente en Irak, donde la Oficina de Reconstrucción y Ayuda Humanitaria se creó apenas dos meses antes del comienzo del conflicto. Su sucesora, la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), se organizó de manera igualmente apresurada.


Para estar mejor preparado la próxima ocasión -- y sí, habrá una próxima ocasión como en Irán, Venezuela, Colombia, Corea -- , Washington debe crear una instancia gubernamental específicamente encargada de reconstruir tierras devastadas por la guerra, en cooperación con agencias internacionales, gobiernos aliados y organizaciones no gubernamentales. Necesita su propia versión de la Oficina Colonial Británica para una era postimperial. La reciente decisión de instalar una Oficina de Reconstrucción y Estabilización en el Departamento de Estado es un buen principio, pero no está claro cuánto presupuesto y autoridad se le asignará. Tal vez sea necesario crear una instancia lateral enteramente dedicada a la construcción de naciones (tal vez dotando de nuevos instrumentos a la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional) o, como sugirió el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, establecer directores de reconstrucción en el personal de alto nivel de la Casa Blanca para atender a países individuales.


La creación de una mayor capacidad civil de construcción de naciones no dejaría desocupadas a las fuerzas armadas. Por mucho que mejore la administración civil, el grueso de la fuerza humana para cualquier misión de construcción de naciones tendría que provenir del Pentágono. Las fuerzas armadas necesitan prepararse mucho mejor para ese trabajo con el fin de evitar los errores cometidos en Irak.


Fuerzas Especiales.


Los beneficios de una forma más ligera de combatir se volvieron claros en Afganistán en 2001. Una fuerza de unos cientos de soldados de operaciones especiales, apoyada por un pequeño número de agentes de la CIA y un gran número de aeronaves, logró derrocar al Talibán en dos meses. Tuvo tanto éxito en parte por el uso de aliados nativos, pero también porque el libro de reglas burocráticas fue arrojado temporalmente por la ventana: se dijo a los comandos que lograran sus objetivos como mejor pudieran.


Algunos de los mayores éxitos de Washington en el extranjero -- desde derrotar a una insurgencia comunista en El Salvador en la década de 1980 hasta derrocar al Talibán en 2001 -- se han obtenido trabajando mediante fuerzas extranjeras. En general, el historial de guerras por delegación ofrece una alentadora alternativa al envío de grandes números de soldados estadounidenses a combatir con guerrillas. Como indica el periodista Robert Kaplan en su libro Imperial Grunts [Gruñidos imperiales], próximo a salir: "cincuenta y cinco adiestradores de Fuerzas Especiales en El Salvador lograron más que 550000 soldados en Vietnam".


Inundar un país de soldados estadounidenses suele ser un error, porque debido a su gran desconocimiento de las condiciones locales con frecuencia terminan causando más daño que provecho; es mejor que un número pequeño de soldados altamente especializados trabaje tras bambalinas en cooperación con las fuerzas de seguridad locales. La "defensa interna extranjera" y la "guerra no convencional" caen en su mayoría dentro de la jurisdicción de la CIA y las Fuerzas Especiales del Ejército (las Boinas Verdes o, como prefieren llamarse, los "Profesionales Silenciosos"), si bien en situaciones de apuro se ha llamado a infantes de Marina y soldados regulares para adiestrar militares extranjeros. Tal trabajo ha rendido dividendos en años recientes en países como Georgia, Filipinas, Djibutí y Colombia con el Plan Patriota.


Incluso dentro del Comando de Operaciones Especiales, que ahora tiene la responsabilidad operacional primaria de la guerra contra el terrorismo, el énfasis se pone en unidades de acción directa, como los cuerpos SEAL [acrónimo de sea, air, land] de la Armada, la Fuerza Delta del Ejército y los Comandos del Ejército (Rangers), que atacan por sorpresa para secuestrar o matar a sospechosos de terrorismo. Las Fuerzas Especiales del Ejército, que emplean más el cerebro que la fuerza bruta, son relativamente menospreciadas en comparación. De los 47 000 elementos uniformados del Comando de Operaciones Especiales, sólo 9 500 son Fuerzas Especiales. Los especialistas en asuntos civiles y guerra psicológica se enfocan también en el lado blando del conflicto, y una unidad secreta antes llamada Zorro Gris se concentra en el acopio de inteligencia, pero sigue dedicándose más a derribar puertas que a averiguar qué puertas derribar. La ventaja esencial de las Fuerzas Especiales es que pueden generar inteligencia de la población local y actuar con aliados locales. Los equipos A de Fuerzas Especiales, que constan de 12 hombres, están integrados por especialistas regionales adiestrados en los idiomas y la cultura de la zona en que operan..


Atender estos problemas no requiere poner en práctica las recomendaciones de la Comisión del 9/11 de que las fuerzas armadas tomen el lugar de la división paramilitar de la CIA; no es del todo malo que dos grupos se ocupen del mismo objetivo, sobre todo porque las acciones de la CIA tienen mayor posibilidad de ser negadas oficialmente. Pero el Pentágono sí necesita pensar con creatividad cómo mejorar la efectividad de las fuerzas especiales. Las Fuerzas Especiales también necesitan recibir autoridad para ir tras "objetivos de alto valor" sin tener que llamar a la Fuerza Delta u otras unidades de misiones especializadas. Además se requiere eliminar reglas burocráticas para permitir que el Comando de Operaciones Especiales infrinja las fronteras geográficas de otras jurisdicciones (como el Centcom) en persecución de terroristas. Otra forma de elevar la efectividad sería permitir que las Fuerzas Especiales salieran en misiones verdaderas de combate con las fuerzas extranjeras que adiestran.


Hay otras formas en que Estados Unidos puede aprovechar a los combatientes extranjeros. Washington podría, por ejemplo, crear su propia versión de la Legión Extranjera francesa o de los regimientos británicos de cipayos: la "Legión de la Libertad", fuerza que estaría encabezada por un puñado de oficiales estadounidenses pero formada por no estadounidenses atraídos con la promesa de adquirir la ciudadanía del país cuando completen sus temporadas de servicio. A diferencia de las hordas de contratistas de seguridad mercenarias, la Legión de la Libertad estaría por lo menos bajo control directo del gobierno de Washington.


Hoy por hoy es una verdad universalmente reconocida que el gobierno de Estados Unidos tiene una deplorable carencia de "inteligencia humana". Nadie es mejor en el espionaje de alta tecnología, pero, como declaró a The New York Times el general brigadier John DeFreitas III, oficial de mayor rango de inteligencia del Ejército en Irak, "los insurgentes no aparecen muy bien en las imágenes de satélite".


Los exploradores globales.


La única forma de averiguar qué ocurre en sociedades complejas como las de Afganistán e Irak es pasar mucho tiempo allí, bebiendo incontables tazas de té con una procesión interminable de jeques y mullahs. El actual sistema de personal parece diseñado para que tales contactos sean casi imposibles. La Infantería de Marina saca sus fuerzas de las zonas de guerra cada seis o siete meses, y el Ejército cada año; no bien los soldados se dan cuenta de lo que ocurre, los mandan a casa. El Departamento de Estado y la CIA, pese a la escasez de hablantes del árabe y el pashto, también trasladan de manera constante a sus empleados. Es necesario estacionar por lo menos algunos de los emisarios de Washington en el extranjero el tiempo suficiente para que se ganen la confianza de la población local.



Robert Scales, general retirado y ex comandante de la Escuela Superior de Guerra del Ejército, ha propuesto crear "exploradores globales": oficiales militares que pasarían años, incluso décadas, viviendo en el extranjero "sin disminuir el avance en su carrera". Aun si tales exploradores resbalaran en la escalera de ascensos, se les podría compensar en otras formas. Tal programa podría construirse sobre el fundamento del actual programa de oficiales en zonas extranjeras, que permite que algunos de ellos se especialicen en otras culturas, pero generalmente se le considera una fase terminal en sus carreras. Scales arguye que, como parte de una transición hacia una "guerra centrada en la cultura", los exploradores globales deben tener primacía en las agencias de inteligencia militar sobre los "tecnólogos" que ahora tienen el control. El Departamento de Estado y la CIA deben instituir programas similares para permitir que individuos talentosos pasen más tiempo en el campo para que puedan obtener conocimientos prácticos reales.



El control de los medios de comunicacion.


Estados Unidos debe mejorar tanto en la diseminación de la información, como en su acopio. En la era de las noticias por satélite, el éxito o fracaso de una operación militar puede radicar en la forma en ésta se presenta en los medios. Considérese el asalto a Faluya en abril de 2004, que fue detenido prematuramente porque la incendiaria cobertura de Al Jazeera dio la falsa impresión de que los infantes de Marina tomaban deliberadamente mezquitas y civiles como blancos.


El Pentágono rara vez realiza un buen trabajo en la guerra de las imágenes. Una excepción fue el programa de incrustar corresponsales en las tropas cuando se inició la invasión de Irak. Esta idea, impuesta a un renuente mando castrense por civiles del Pentágono y la Casa Blanca especializados en publicidad favorable, aseguró que la presentación de los combates ganaría simpatías. Pero de entonces a la fecha el enemigo ha arrebatado la iniciativa en la guerra de información. Los insurgentes han aterrorizado a la coalición con bombazos, decapitaciones y secuestros televisados.


La esencia de la reforma militar: adecuarse al conflicto asimétrico.


Nada de esto lleva la intención de sugerir que las fuerzas armadas estadounidenses se reconfiguren sólo para operaciones contra guerrillas. Si bien el conflicto convencional puede parecer improbable hoy día, Estados Unidos necesita mantener su capacidad de combatir contra estados importantes, lo que el Ejército Británico no hizo, con lo cual incitó la agresión alemana de 1914 y 1939.


Por fortuna, muchas de las mejoras aquí propuestas (descentralizar las fuerzas armadas, mejorar el manejo de medios, extender las redes digitales a los soldados ordinarios) son válidas tanto para las grandes guerras como para las pequeñas. Pero el ímpetu primario hacia el cambio es la necesidad de prevalecer sobre la actual insurgencia jihaidista global. Si el sector militar necesita un estímulo para actuar, debe recordar lo que ocurrió la última vez que no tomó en serio la guerra de guerrillas: fue a principios de la década de 1960, y Estados Unidos comenzaba a entramparse en un conflicto en Vietnam.


Las anteriores son las líneas maestras de la reforma en las fuerzas militares norteamericanas que nosotros debemos captar oportuna e inteligentemente en previsión de una agresión contra nuestra nación y el proceso revolucionario de cambios que aquí están ocurriendo y son un ejemplo para los pueblos de Latinoamérica.



Maracaibo, 7 de junio de 2005.


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Horacio Benitez


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