El palo cochinero *

Con el NO a la Constitución europea, los pueblos de Francia y de Holanda le han dado un verdadero “palo cochinero” a los planes ultraimperialistas de dominación mundial que concibieron las burocracias dominantes de Estados Unidos e Inglaterra, en el período inmediatamente anterior al fin de la guerra fría.

Para poder explicar mejor la situación, veamos antes el concepto de ultraimperialismo.

Es un término que acuñó el dirigente político alemán Carlos Kautsky, para definir lo que él preveía como el paso natural del imperialismo. Él lo describe así, en un artículo publicado en el Die Neue Zeir, el 11 de septiembre de 1914:
“Desde el punto de vista puramente económico no está descartado que el capitalismo pase todavía por una nueva fase: la aplicación de la política de los cartels a la política exterior, la fase del ultra imperialismo, esto es, el súper imperialismo, la unión de los imperialismos de todo el mundo, y no la lucha entre ellos, la fase de la cesación de las guerras bajo el capitalismo, la fase de la “explotación general del mundo por el capitalismo financiero unido internacionalmente”

Para él era la salida lógica, visto el desgaste que estaban sufriendo los países imperialistas por sus guerras entre sí, que de continuarlas, traería la destrucción del sistema capitalista. Él esperaba una racionalidad, impensable en ese momento, de los grandes capitales.

Esta tesis ultraimperial no llegó a cristalizar en su momento por las enormes contradicciones entre las grandes potencias, mostradas magistralmente por Lenin en su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, y que le permitieron vaticinar que esas contradicciones no podían resolverse de otra forma que por la fuerza. Las dos guerras mundiales y sus decenas de millones de muertos le dieron la razón.

Sin embargo, durante la década de los ochenta, las burocracias de Estados Unidos e Inglaterra, ante la inminencia del final de la guerra fría y el deseo de convertirse ellos en un poder imperial planetario, retomaron la idea y, corrigiendo los errores señalados por Lenin, diseñaron un plan de dominación global, el cual consta de tres columnas fundamentales:

La primera, formar un grupo de naciones que, junto a ellos, tengan tal poder económico y militar, que sostengan la dominación sin mayor problema, conformado por:

1) Estados Unidos;
2) Una macro Europa unificada, con más de 500 millones de habitantes y un vastísimo territorio, (el sueño del Tercer Reich hecho realidad) gracias a la incorporación a la Unión Europea de las naciones que estuvieron bajo la órbita soviética, y que proporcionarían, además, la carne de cañón necesaria para las guerras coloniales; y
3) La incorporación de algunas naciones que emergen como centros de poder en sus regiones, como son los casos de India, Brasil, Australia, etc. De allí el plan de modificar el Consejo de Seguridad de la ONU; la reciente invitación a algunos de ellos a la reunión del grupo de los ochos; y la creación y fortalecimiento en esa dirección de organismos como la OECD, el FMI, el Banco Mundial, la OMC, etc.

Dentro de ese plan, el resto de los países pasaríamos a ser simples colonias neo-bananeras.

La segunda columna es la instauración de la política económica neoliberal en los países a dominar, diseñada para impedir nuestro desarrollo y que nos condenara, per secula seculorum, a la pobreza y al atraso.

La tercera columna, inventada para neutralizar el surgimiento de conflictos entre los países dominantes, (como lo había pronosticado Lenin) está constituida por una política de fusión de capitales de sus países en grandes macro empresas. Son numerosísimos los casos como los de la unión de Sony con Ericcson, Mazda con Ford, Banco di Lavoro con el BBV, etc., etc., persiguiendo igual objetivo que las bodas en el pasado entre las familias reales.

Esperaban así que la presión de los accionistas en cada país, movidos por sus intereses, sirviese de freno a cualquier situación conflictiva que se pudiese presentar. Además, crearon para resolver sus controversias, una instancia arbitral, la OMC.

El plan es presentado ante los sectores pensantes de sus naciones, como una consecuencia, lamentablemente inevitable, debido a la escasez de recursos naturales no renovables, que se agotarían si todos los pueblos del mundo alcanzaran elevados niveles de desarrollo. De allí la necesidad, “en contra de su voluntad” de establecer esa relación de dominación.

Pero esta vez ese plan fracasó por donde menos lo imaginaban sus autores, por la acción de los pueblos, de sus propios pueblos, de Francia y Holanda, (por ahora) La experiencia amarga de las dos grandes guerras, revivida en las invasiones de Irak y Afganistán, se hizo pueblo en contra de las pretensiones de esa burocracia ignorante y enferma de ambición que rige los destinos de Estados Unidos y de la mayoría de los países europeos.

LA MULTIPOLARIDAD NO ES EL CAMINO

Pero esta derrota no amilana a sus asesinos promotores, y así vemos como recientemente Blair se reunió de carrera con Bush para tratar de salvar la idea de la dominación imperial.

Para nuestras naciones es imprescindible encontrar alternativas serias y comunes a esta nueva problemática. No tiene ningún sentido, por ejemplo, seguir hablando de multi-polaridad. La mayoría de los países que, teóricamente, encabezarían esos polos, están hoy más preocupados de tener el visto bueno de las grandes potencias para entrar al Consejo de Seguridad de la ONU que pensar en encabezar liderazgos regionales.

Eso lo vemos a cada rato. Por ejemplo, hace pocos estuvo en Venezuela un pobre diablo, funcionario del algún ministerio del gobierno de la India, indicándole al gobierno de Chávez, seguramente sintiéndose ya miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, como deben ser nuestras relaciones con Estados Unidos.

Y si es Brasil, es constante la acción de ese gobierno para tratar de imponerse como nuevo comendador de la región, sea utilizando a la Comunidad Suramericana de Naciones para respaldar a gobiernos corruptos, sea metiendo a cada rato la nariz en Venezuela y otros países, o proponiendo, como lo acaba de hacer en la OEA, una resolución para “monitorear” a los países, importándole un bledo nuestra soberanía.

LA CONTRADICCIÓN FUNDAMENTAL

Hay que entender de una vez por todas que la contradicción fundamental es entre un grupo de burocracias que pretenden establecer un dominio neocolonial y el resto de la humanidad, es decir, la bipolaridad. Es decir, no hay un imperialismo norteamericano que actúa por su cuenta y riesgo. El plan de dominación es colegiado. La única manera de derrotarlo es conformando una sólida unión entre nosotros y los pueblos de los países desarrollados que no desean más guerras ni aventuras, y construyendo una estrategia con objetivos precisos, agresiva, clara, que incorpore a las masas y que tenga una gran difusión.

Por ejemplo, la proposición del Canciller de Argentina de que no sea Brasil el que tenga un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU, por ser una solución antidemocrática, sino que sea una representación rotativa y colegiada de Suramérica, me parece una propuesta inteligente y un excelente punto de inicio, que puede servir de ejemplo para otras regiones.

Si los pueblos de Francia y Holanda le dieron en la madre al plan de dominación, sin tener un liderazgo que los condujera, ¿Qué no serán capaces de hacer los pueblos con una guía?.

Sin embargo, al analizar la actual situación, hay una pregunta que no deja de molestar:

¿POR QUE NOS ESCOGIERON COMO PAÍSES A NEOCOLONIZAR?

La respuesta es bien sencilla: No nos respetan, ni como naciones, ni como pueblos. Así vimos como hace escasas semanas, el Director del FBI calificó a Latinoamérica, ante el Congreso de Estados Unidos, como el patio trasero de esa nación.

El asunto no revestiría mayor importancia si esa fuese la simple opinión de un ciudadano norteamericano. Pero en realidad no es así. Esa es, tristemente, el concepto que tiene de nuestra región la burocracia política que gobierna en USA.

Porque es que ese señor ocupa un altísimo cargo dentro del “establishment” gringo, perteneciendo a un muy reducido grupo de dirección, y cuando él nos cataloga de esa manera, realmente está expresando en forma espontánea, como policía que es, el concepto de nuestra región que maneja a puerta cerrada esa dirección integrada por la Rice, el Bush y sus compinches, y que no lo expresan públicamente por su hábil manejo diplomático.

Esa es la pura verdad. Para la dirigencia norteamericana, somos y seremos su patrio trasero.

¿Pero que es ser el patio trasero? En el campo es donde están las letrinas y el lavandero, se bota la basura, se mantienen las gallinas y los cerdos, y donde no se pasan a invitados. En la política norteamericana es el lugar de donde se explotan los recursos naturales y que solamente por ese motivo se ven obligados a tratarnos. Es decir, hacia nosotros no existe ni odio, ni resentimiento, ni respeto. Simple y llanamente, un desprecio utilitario.

Desprecio demostrado a través de la historia sin el menor rubor. Así hemos visto como invade países latinos para destituir presidentes, como en Haití y Panamá; o conspira abiertamente para derribarlos, como en los casos de Venezuela y Ecuador; o invade y asienta sus fuerzas militares, violando la soberanía nacional, como en Granada, República Dominicana, Colombia, y en otros países; o planifica y realiza impunemente asesinatos políticos, como en los casos de Castro, Allende, el Ché Guevara, Sandino, Letelier, Pratts, y miles más. Por mencionar sólo unos cuantos ejemplos de esa prepotencia imperial.

Hasta tuvieron el descaro las autoridades norteamericanas, hace escasos días, de someter a una requisa humillante a la Canciller de Colombia en uno de sus aeropuertos, importándoles un comino su condición de alta funcionaria. Y eso que el gobierno de ese país esta dirigido por un vulgar lacayo del imperio. Mayor desprecio, imposible.

Hay quienes atribuyen esa conducta a la condición imperialista de su sistema económico. Por supuesto que esa realidad no se puede negar. Sin embargo el hecho de que osen aplicarla en nuestros países es más una cuestión de percepción que de economía.

NOS PERCIBEN COMO “SUDACAS”

Me explico. A la dirigencia gringa jamás se les ocurriría imaginar a Francia o a Holanda como neocolonias, porque los respetan como naciones. Si lo hacen con Latinoamérica, es porque, sencillamente, no nos respetan, nos desprecian, somos simples “sudacas”.

Pero ¿Cómo nos van a respetar si vimos como esos miserables renacuajos con corbatas de la dirección opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela, apoyaban que el imperio le retirase, por que le dio la gana, la visa al presidente del Tribunal Supremo de Justicia?.

Necesitamos urgentemente en el continente estadistas que nos hagan respetar Y es que para colmo, objetivamente, estamos en posición de imponer nuestro respeto. Sencillamente hablando, si América Latina no quiere, ese llamado mundo occidental no se sostiene, sería arropado históricamente por el medio y lejano oriente. De hecho, somos su sostén principal, tanto por el volumen de materias primas que exportamos y por el torrente de divisas que se llevan a través de sus empresas, como por la cantidad de espejitos que les compramos.
Claro que conseguir ese respeto será difícil y surgirán trabas y contratiempos de todo tipo en el camino y debemos estar preparados para ello. Sea que se rompan relaciones diplomáticas o económicas, sea que se soporten grandes presiones y hasta conflictos armados, pero si se tiene la meta clara y el pulso firme, se conseguirán los objetivos.

Es que tenemos los recursos naturales, la preparación profesional y técnica necesaria, el capital y el mercado para ello. Además, hay que recordar que nuestro subcontinente suramericano es prácticamente una roca inconquistable en el tiempo por ninguna potencia en el mundo, ya que tiene más de 9.000 km2 y cerca de 400 millones de habitantes.

Es el tiempo de nosotros, los latinoamericanos, de entender esa situación y diseñar una exitosa estrategia soberana y unitaria de desarrollo económico y social y que esté soportada por una sólida defensa armada, en la cual es vital la política de estructurar una numerosa reserva, bien dotada y organizada para afrontar cualquier guerra asimétrica que se presente.

EL VERDADERO OBJETIVO DE LA CAMPAÑA EN CONTRA DE PDVSA.

Cuando se analizan las cosas así, se entiende clarito la descomunal campaña mediática para destruir PDVSA. Se trata de impedir que los otros países del continente sigan el ejemplo venezolano de nacionalizar la explotación de los recursos minerales para, con los ingresos, desarrollar un vasto programa de atención social y de inversión, cumpliendo el sueño de nuestro recordado Arturo Uslar Pietri, de sembrar el petróleo.

Los países dominantes y sus lacayos locales tienen la tarea de vender la idea, a como de lugar, de que el Estado es mal administrador y que fracasará si lo intenta.

Cada vez que esos desgraciados, siguiendo las instrucciones de la CIA, atacan a través de los medios a PDVSA, realmente lo que están haciendo es defender, impúdicamente, los intereses de las grandes transnacionales del gas, del hierro, del cobre, y de tantos otros minerales que explotan en nuestra región, y que en forma tan admirable denunció Eduardo Galeano en su obra “Las venas abiertas de América Latina”.

Pero que van a saber esos escribidores ignorantes a sueldo de la CIA de autores y de obras latinoamericanas, si ni siquiera conocen las obras más importantes de los artistas plásticos de nuestro propio país, como se hemos podido apreciar.

AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO

Recientemente un columnista de El Mundo de Venezuela expresó que él deseaba que en nuestro país no se utilizaran más términos como los de vendepatrias. El problema real no es que se use el término, es que no existan esos seres despreciables. Porque ¿qué otro calificativo se le puede dar a quienes acuden a las entrañas del imperio a mendigar dólares, con menos dignidad que una prostituta?

Es cierto que en los países desarrollados no se utilizan estos adjetivos, pero ¿Quién ha visto a algún dirigente de la oposición de Francia o de Bélgica, acudir a Estados Unidos en busca de ayuda económica para derrocar a sus gobernantes? Hasta un imbécil tituló en un pasquín que la visita de la Machado, arrastrándose ante el asesino de Bus, generaba una “envidia cochina”. Para mí, ese no es un verdadero venezolano, así lo diga su cédula de identidad.

Por Dios, que hombre honrado, que intelectual puede sentir envidia de reunirse con un demente. Ninguno, porque un intelectual utiliza el intelecto. Que haya en Venezuela gusanos que se autodefinen como intelectuales, gracias al manoseo de chistes basados en lugares comunes y que sueñan con lamerle las botas al imperio, no quiere decir que lo sean.

Ahora, el colmo de la desfachatez, fue la visita que un grupo de venezolanos mal paridos hizo a Florida para solicitar a la OEA que modificara la Carta Democrática a fin de que Estados Unidos tenga carta blanca para intervenir en cualquier país de Latinoamérica.

Hay que recordar que la mayoría de los norteamericanos son protestantes, y como tal, necesitan siempre una razón ante Dios, honesta y fundamentada, para sus actos. En un anterior artículo sobre Kant expliqué esto. Hitler hablaba del espacio vital y la raza superior y Bush de las armas de destrucción masiva, para justificar sus guerras. En nuestro caso, para poder intervenir, necesitan un soporte legal que presentar ante su pueblo y buscaban que fuese una Carta Democrática hecha a la medida, y por los propios latinoamericanos.

Que asco de especimenes los que hicieron esa propuesta. ¿Cómo se prestan a ejecutar ese papel en contra de sus pueblos? Pero no pasaron, ni pasarán. Porque, parafraseando a la publicidad gubernamental, América Latina está cambiando para siempre.

* Expresión usada para identificar el golpe seco y certero con que se beneficia al cochino o cerdo.


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Carlos E. Dallmeier


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