Los periodistas y Chávez

Por lo que se puede apreciar, la mayoría de los periodistas que laboran en los medios de comunicación privados no tragan al presidente Chávez. El sentimiento es recíproco.

Las hostilidades se iniciaron prácticamente desde 1999, cuando los dueños de los medios quisieron ejercer el derecho de pernada que tradicionalmente les había acordado el sistema bipartidista. Las críticas al Gobierno surgieron desde que Hugo Chávez no se dejó imponer funcionarios en puestos clave. Luego fue el Presidente quien respondió con cajas destempladas y rompió precedentes al conminar a los editores ariscos por nombre y apellido.

A partir de entonces se inició una escalada cuyas víctimas son los lectores y la audiencia radial y televisiva.

Los medios privados más radicales depuraron nóminas y paginas de opinión de periodistas y articulistas con simpatías pro gubernamentales. La prensa escrita, la radio y la televisión comercial homogenizaron sus espacios informativos convirtiéndolos en programas antichavistas.

ElPresidenterecurrióasusdotes de comunicador, que mejoraron a medida que se expresaba coloquialmente en transmisiones en cadena nacional. Si bien los sifrinos se escandalizaron, la gente del pueblo estableció un nexoespecialcon el Jefe del Estado, cuya polularidad creció a medida que Aló Presidente se convertía en el evangelio oficial.

Por desgracia, el Canal 8 y la Radio Nacional copiaron los métodos sectarios de los comunicadores privados y se trocaron en medios gobierneros.

Los periodistas más sensatos, los que no son rabiosamente oficialistas y tampoco enemigos a muerte de Chávez, se encuentran desamparados pues no tienen acceso a la mayoría de los medios.

Atodas estas, la escalada desinformativa continúa en el sector privado y los despliegues de primera plana y en los noticieros estelares constituyen campañas para tumbar al gobierno creando un clima de zozobra.

La consigna es “informar” de presos políticos, malestar en la FAN, corrupción, ineptitud en Pdvsa, parcialización en el CNE y el TSJ y pare usted de contar. Sus autores, aunque pretendan dirigir órganos de prensa, son agentes financiados por laNEDdel Gobierno estadounidense.

Los que se prestan a ese juego sucio no se comportan como periodistas sino como tontos útiles, o, más bien, inútiles.






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Augusto Hernández


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