Después del 7 de octubre la oposición venezolana, en todos sus niveles, tiene un profundo duelo y despecho. Es necesario que lo vivan y, de ser posible, lo lloren. Esto es sano para ellos y para la paz del país. Tenían la esperanza en que su candidato iba a ganar, con una falta de realismo y gran desconfianza en los números de las encuestadoras más serias del país –incluso las extranjeras–, que daban como ganador al candidato de la patria Hugo Chávez y se encuentran ahora en medio de una adversidad.
Evidentemente, quienes se niegan a conocer los logros de esta Revolución Bolivariana y a aceptar que ellos mismos han sido beneficiados por las misiones, por una economía estable, por una seguridad alimentaria y por la garantía de los derechos políticos, se sienten defraudados, engañados e inseguros del Poder Electoral. Ahora bien, es el momento en que deben seguir escuchando a sus dirigentes políticos, quienes aceptan los resultados electorales y hasta comienzan a hablar del próximo proceso electoral –en el cual se elegirán gobernadores–, confiando en CNE. Es momento de convertirnos en un país maduro políticamente, en el cual tanto chavistas como opositores estudiemos y conozcamos de política y nos empoderemos de la participación política, por cierto de las mejores y más activas del mundo.
Como cualquier relación que se termina es necesario vivir el despecho. Este mes de octubre será de despecho para la oposición. Importante para ellos será no caer en las provocaciones de los grupos extremistas, que desean utilizar la violencia como medio para expresar su duelo. A este grupo les invito a utilizar la razón, en especial si es una juventud que supuestamente estudia en universidades –privadas, por cierto–, y a hacer política del siglo XXI, en nombre de la paz, respeto a los derechos de los demás y cumplimiento de los deberes propios como ciudadanos.
¡Viviremos y Venceremos!
¡Viva Venezuela, Mi Patria Querida!
