Los resultados del proceso electoral que culminó el domingo 7 de julio, de ninguna manera se pueden aceptar como un triunfo avasallante de los partidos y factores políticos que apoyan la gestión gubernamental del Presidente Chávez. El comportamiento histórico del electorado venezolano y de muchos otros países en las convocatorias a elecciones de gobiernos locales, NO puede constituirse en una razón de peso, para justificar la baja concurrencia a las urnas, si tomamos en cuenta las particulares condiciones del país, que se encuentra en pleno proceso de transformación revolucionaria. Las motivaciones son distintas de una realidad a otra, y en esta ocasión las motivaciones de fondo que privan en las condiciones de Venezuela, parece que de poco sirvieron como factor de motivación electoral o por otro lado lo que pudo constituirse en factor para una baja concurrencia a las urnas, son los métodos de acción política y electoral.
Hay que estar claros que, en cuanto a las fuerzas que apoyan el proceso revolucionario se refiere, la jornada electoral que culminó el domingo pasado tiene sus antecedentes en la forma como se eligieron los candidatos, pasando por las primarias del MVR en las que se hizo presente la arbitrariedad del poder y todas las negociaciones posteriores que se dieron para conformar papeletas y representaciones muy alejadas de la expresión de las bases, en muchas regiones del país. Las prácticas de la democracia representativa, con todos sus vicios, en las maniobras y acuerdos a espaldas del electorado y en la aplicación de criterios de oportunidad, con la intención de asegurarse espacios de representación.
Todo el proceso como tal fue una copia al carbón de las prácticas políticas del pasado. De ninguna manera se puede aceptar que se tenga que llegar a la implantación coyuntural de prácticas políticas combatidas por amplios sectores, con la finalidad de sostener un orden político revolucionario.
Como parte de esa inmensa legión de latinoamericanos, millones regados en todo el continente, que vemos en la revolución bolivariana el reflejo de muchos de los ideales de transformación de nuestros pueblos, por tanto tiempo postergados, veo con preocupación que, con la aplicación de prácticas políticas, que contradicen en toda su extensión a un nuevo estilo de democracia que se quiere implantar en nombre del pueblo, democracia participativa y protagónica, se trate de justificar por todos los medios posibles y de manera positiva, el alto abstencionismo que se presentó, según las informaciones oficiales del CNE.
No se puede, bajo ninguna circunstancia, hablar en términos de legalidad, para analizar los resultados y presentarlos como un triunfo del pueblo de Venezuela y de las fuerzas representativas del cambio. El análisis político responsable y serio, debe privar sobre cualquier otra consideración y en esta perspectiva, los resultados logrados, y menos aún las declaraciones y conceptos emitidos por figuras políticas de primer orden, incluyendo al propio Presidente Chávez, no nos pueden generar ningún sentimiento de satisfacción. En la consolidación de la democracia participativa y protagónica, el proceso electoral recién concluido, se constituía en una herramienta de primer orden, como una nueva forma de expresión de la sociedad, pero vistos los resultados logrados y desde una perspectiva cualitativa y cuantitativa, de ninguna manera se puede aceptar como una forma de expresión de la voluntad mayoritaria del país. Se puede haber logrado desde el punto de vista de la legalidad vigente, como lo defienden algunos, un triunfo inobjetable de carácter táctico, pero que en el fondo puede resultar el anuncio de una derrota estratégica.
Son los métodos del pasado que no han sido desalojados de la práctica política del presente y de ahí los resultados electorales o será que las motivaciones para la movilización y convocatoria, se están diluyendo por otros factores, que pueden estar comenzando a manifestarse. Es hora de hacer una lectura adecuada de circunstancias y condiciones que se están manifestando hacia el interior de las fuerzas políticas y factores sociales que apoyan el proceso y hacia el interior del gobierno bolivariano mismo, por debilidades que se están manifestando.
Estamos haciendo descansar en la capacidad de convocatoria propia del Presidente Chávez, el futuro del proceso revolucionario venezolano y esto es muy peligroso para la estabilidad y conducción de las medidas a implantar y las batallas políticas que se avecinan.
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