Desde mi ignorancia, sobre los intríngulis de los aspectos complejos y confusos de la economía, sugiero eliminar CADIVI. Esta propuesta la hago como buen lector de APORREA, pero también como un ciudadano con sentido común.
El Vicepresidente nos decía en estos días, que había muérganos empresarios a quienes CADIVI les entregó el dinero y nunca compraron, con esos dólares, la mercancía, pero se quedaron con la plata. Y cómo fue esa vaina, se pregunta uno. Si se supone que el máximo organismo controlador de la entrega de las divisas debería estar pendiente de eso. Bueno así lo habíamos creído siempre, pues he padecido por el rollo y lo enredado que resulta realizar un trámite para dólares en CADIVI. Este rollo, me refiero, que padecemos los mortales de a pie, pues la verdad sea dicha nunca he visto un carajo con aspecto de tener mucho billete haciendo trámites en el banco, solicitando dólares CADIVI para viajar al exterior.
Una pesadilla se vive, con el papeleo que hay que hacer en CADIVI. Que si registrarse en CADIVI, que ir al banco, que si dos carpetas marrones, que si tres carpetas tipo oficio, que si cambiaron la vaina y ahora no son dos ni tres, sino una la carpeta, que si deben llevar los números escritos a mano, que si impresos. Que si ya compraste el boleto, que si el boleto tiene sello húmedo, que si el boleto por internet no sirve. Que si quinientos dólares en efectivo por un lado, que si cuatrocientos para comprar en internet, que si tres mil dólares para un país, que si dos mil quinientos para otro, que si setecientos para otro, que si dependiendo del número de días serán 300, 500 o 700 dólares. Que si a cada rato cambian la providencia. Que si abres el sistema antes, te bloquean la solicitud. Que si el sistema está caído. Que si justo diez días hábiles para hacer los trámites en banco, que si esperando, que si pendiente de la WEB de CADIVI para ver si te lo aprobaron. Finalmente, el nerviosismo permanente que si la bendita tarjeta pasa en el hotel, restaurant o tienda donde la vayas a utilizar en el exterior.
Siendo así, uno se imagina la trama burocrática detrás de CADIVI. Cuantas personas trabajan allí, cuánto perciben de sueldo, cuánto se invierte en la tecnología, en equipos, mobiliarios, alquileres, propaganda. ¿Cuánto es el presupuesto anual que consume CADIVI?. Por otro lado, están los empresarios, industriales, comerciantes, entre otros, que hacen trámites por montos, suponemos, muy elevados. Cuánto de engorroso deben ser esos trámites millonarios, se pregunta uno. ¿Serán tan engorroso como el que hacen los ciudadanos de a pie para viajar al exterior?. ¿Habrá quiquirigüiqui, en el papeleo?. ¿Tendrán que bajarse de la mula?. ¿Quién sabe?.
Lo que si podemos presumir es que esos millonarios empresarios, que presumo son el 99% opositores, reciben tantos dólares que con razón uno no los ve en los bancos haciendo largas colas, para conseguir los dólares de viajero. A ellos les sobra. Pero además, lo digo sin temor a equivocarme, esos ricos-millonarios, seguro tendrán pingües cuentas bancarias en dólares, en euros o en yenes en el exterior, con bastante dinero, obtenidos por vía CADIVI para sus transacciones comerciales, que seguro los 300, 500 o tres mil dólares les darán risas. Seguro tendrán tarjetas de créditos extranjeras. Seguro que esos carajos, como dijera Santroz, nunca han sentido el culillo cuando pasan la tarjeta en un hotel en el exterior y esta le es rechazada. Menos andarán con la preocupación de qué hacer en caso de una contingencia que demande más de los dólares que autorizó CADIVI. Cierto es que CADIVI se ha transformado en una estructura de poder de gobierno, que de alguna manera, define el desarrollo de la vida cotidiana del país. Prácticamente la economía venezolana, con un alto componente importador, está regida por CADIVI. Prácticamente depende de CADIVI si tú sales o no al exterior.
Compartimos la idea de un control cambiario, que pudiera ser con un esquema de bandas, donde se fije el precio diario del dólar. Pero no compartimos es seguir manteniendo este sistema al estilo RECADI-IV REPÚBLICA. Que la gente pueda ir a las casas de cambio o bancos y comprar sus divisas, en la moneda que desee, la cantidad que desee, como se hace en casi todos los países del mundo. Si el gobierno dice que el dólar es a 6.30, que así sea, pero que la gente lo pueda adquirir sin mayores restricciones. Que el Estado no tengan que gastar en mantener una estructura burocrática como CADIVI, recursos que pudieran ser destinados a otros renglones.
Esto, de seguro, le tumbaría el negocio a los especuladores cambiarios; que obligan luego al Gobierno a devaluar la moneda, tal como ha ocurrido. Se dice que en Cúcuta el dólar se cotizó a BsF 50, luego del anuncio del gobierno venezolano. Por otro lado, no habría justificación alguna para que los empresarios, industriales y comerciantes engañen al pueblo diciendo que venden sus productos más caros por culpa de un dólar paralelo. No habría justificación para decir que el sector industrial o comercial, por demoras en la entrega de las divisas o por escasez de la misma, no puede mantener los stocks y que el comercio y la industria están paralizados por ellos. Se acabaría el negocio de las remesas con Colombia, lo cual comentan genera multimillonarias ganancias; dinero que luego reingresa al país y va derechito al mercado especulador. Dólares limpios, a 4.30, convertidos en dólares sucios en el mercado paralelo. No habría tantas excusas para el intercambio comercial internacional. Se frenaría la especulación cambiaria y con ello la devaluación.
Se argumenta que el temor es la fuga de capitales. Eso habría que revisarlo. Qué empresario o industrial va a querer dejar de invertir en un país con la mayor reserva petrolera del mundo, también de las mayores reservas de gas natural, minerales como hierro, bauxita, oro, diamantes, carbón, coltrán, agua dulce, reservas de peces protegidas por políticas del Gobierno nacional, siembra de pino de la más grande del mundo. Un país donde la solidez económica refleja un mayor poder adquisitivo de la población, donde la tasa de desempleo se mantiene en disminución, donde la educación y la salud han registrado saltos cualitativos y cuantitativos, donde todo lo que aparezca en un anaquel en un abasto, en una vidriera, en una agencia de carros es consumido, donde los restaurantes, hoteles, pasajes aéreos, mantienen una altísima demanda los 365 días del año. Es más, conocido es por todos, que los que se van del país huyendo de este “régimen castro-comunista”, todos dejan sus empresas aquí, funcionando y haciéndoles el dinero. Ni por el carajo se las llevan con ellos o las cierran. La trasnacional Blackberry se dice que va a lanzar en Venezuela su nueva edición de celular, primero que casi todo el resto del mundo, por la rentabilidad que le representa a ellos este país. Bastaría con que el Estado venezolano ponga en práctica las reglas del juego del comercio internacional.
Finalmente, quedamos con la duda. La oposición inmediatamente después de perder su candidato, ipso facto, decretaron lo que está ocurriendo. Clarito recuerdo aún cuando pronosticaron que en 2013 se presentarían serios problemas económicos en el país, que el dólar paralelo subiría de precio a partir de enero y se devaluaría el bolívar. O ellos tienen unos excelentes contactos dentro del aparato económico y de planificación del Estado y se enteraron de esta situación. O ellos son realmente los que controlan la economía venezolana y la manejan a su antojo. De esto último hay muchos signos y señales a tomar en consideración. Ellos manejan la especulación. ¿Conoces camarada, algún dueño de una agencia de carros que sea chavista? Miren la aberrante especulación con los precios de los vehículos que ellos imponen. ¿Conoces tu camarada algún chavista dueño de tiendas en los sambiles del país o en cualquier otro centro comercial de los que abundan en el Venezuela?. ¿Cuántos camaradas chavistas conoces dueños de industrias, buenos restaurantes, farmacias, colegios y universidades privadas o clínicas?. Todos ellos son los que controlan y establecen los precios en este país, dejémonos de vaina. Sin pararle a leyes que regulen precios justos, ni indepabis, ni a nada. Así, ellos no solamente manejan la especulación sino que le ponen los dígitos que les den la gana a la inflación. Ellos impulsaron el dólar paralelo, pues son quienes manejan volúmenes tales de divisas capaces de controlar el mercado cambiario. Ellos obligaron al gobierno a recular y decir, pocos días después de haber dicho que no, que el dólar pasaría de 4.30 a 6.30.
Un golpe duro sería quitar CADIVI, que de alguna manera ha resultado ser un privilegio para el poder económico ostentado por los opositores, quienes manipulando las divisas y con ello la economía, pretenden golpear a la revolución.
Por si acaso, disculpen mi ignorancia en materia económica y el atrevimiento a opinar sobre el tema, pero escuché en estos días que la economía era un problema tan complejo que nos afectaba a todos, que era un riesgo dejarla sólo en manos de los economistas.
¡Viviremos y venceremos!
(*) Profesor Titular ULA
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