Este es el artículo que nunca me hubiese gustado escribir, pero este, es parte de mi trinchera de combate y ahora el clarín de la patria llama. Y estoy huérfano, tengo un sentimiento de tristeza y dolor encontrado. Esta mescla que se mueve en mi corazón y mi alma, debe desembocar, en fortaleza para cumplir la tarea que nos dejas, nuestro libertador y máximo líder, muestro presidente eterno.
Padre, hermano, compañero recojo tu bandera y tu fusil, apelo a tus enseñanzas, a tu orientación siempre oportuna y certera, nos dejaste tantas cosas por hacer, nos das un gran compromiso de vida, de victoria y sobre todo de Patria. Nos diste tantas cosas en tan corto tiempo, que no hemos tenido tiempo de asimilarlas en toda su plenitud, en toda su magnitud, en toda su dimensión.
Hoy mi gran libertador, no tendré más tu presencia física, tu voz de mando, tu orden acertada y la seguridad de que estas a mi lado, que cubres mi retaguardia, que estas en la vanguardia, que cuando suena la diana de combate, vos estas al mando, que siempre me guiaste a la victoria, por más difícil que pudiera parecer. Nos diste la victoria de los sueños y la esperanza.
No nos queda más, que consolidar tu legado, que es tamaña tarea, para los nacidos y los que están por nacer. Donde quiera que estés, donde Dios te coloque, quizás a su diestra, porque siempre fue tu guía, tú como el cristo, también realizaste un discipulado al lado de los desposeídos. Te pido mi libertador que nos guíes en el combate, que nos des, tu fuerza y valor al combatir.
Ante tu sagrada memoria juramos, que en nuestras manos no se perderá la República, que fue un honor combatir a tu lado, que si la providencia te diera la oportunidad de convocarnos nuevamente, nuevamente lucharemos contigo. Comandante ten la certeza que no araste en el mar, que te retiras victorioso. Cuando nos encontremos en el plano superior, te daré el parte, que el socialismo es una realidad y estrechando tu mano, manifestare a viva voz, gracias comandante Hugo Rafael Chávez Frías.