Ante la indiferencia de los organismos multilaterales de Derechos Humanos, (ONU-OEA) se está masacrando al Pueblo de la hermana República de Colombia, con premeditación y alevosía. Las expresiones sociales y políticas del país suramericano, han decidido enfrentar en la calle la situación desesperante que los agobia. Las medidas económicas del gobierno de subpresidente Duque, han precarizado desde hace tiempo la situación de los colombianos, no fue la propuesta de reforma fiscal, es todo una situación de miseria que viene confrontando todos los sectores populares: obreros con un cuarenta por ciento de pobreza (40%), campesinos desplazamiento y arrebato de sus tierras, indígenas asesinato de sus líderes y desplazamiento de sus sitios originarios, sumado al sistemático crimen de defensores de Derechos Humanos, junto a excombatientes desmovilizados y defensores ecológicos, en pocas palabras todo un cuadro de aniquilamiento.
La actitud cívica y de movilización pacífica de la población, ha tenido como respuesta una brutalidad criminal, todo el aparato represivo del estado se ha volcado contra el pueblo indefenso. Los militares y policías colombianos están desplegando un operativo de represión criminal inusitada, se está tratando a los ciudadanos como enemigos; se reporta la actuación de escuadrones de la muerte, que disparan desde vehículos civiles, como lo denuncia la “Minga” indígena, bajo la protección de la policía. La ciudad de Cali está en “estado de sitio”, las fuerzas represivas están comandadas personalmente por el comandante del ejército general Zapateiro (vinculado a los falsos positivos), hombre de confianza del innombrable. La ciudad de Pereira, en estado de conmoción, aquí resulto herido de gravedad, muriendo posteriormente, el estudiante y activista social Lucas Villas. Las fuerzas policiales han declarado enemigos del Estado, a los grupos sociales y políticos que se están manifestando en las calles de las principales ciudades de Colombia.
Esta situación de guerra contra los sectores populares, viene siendo ocultada y manipulada por el aparato comunicacional del NarcoEstado colombiano, se ha puesto en marcha una gran operación mediática para ocultar el genocidio que viene realizando las fuerzas policiales y militares. Se está recurriendo a la descalificación de los sectores populares que están en las calles, se banaliza las causas de la protesta, se les estigmatiza de vándalos y exguerrilleros. Los grandes consorcios mediáticos colombianos han activado todo su musculo y capacidad de lobby, para intentar mostrar internamente y ante el mundo una realidad de fantasía, (como siempre lo hacen), esta vez se le ha devuelto como el efecto vulneran, el Pueblo ha logrado romper el cerco mediático, utilizando de forma magistral las redes sociales, reflejando en tiempo real, no solo la represión, sino la falsedad de un estado y gobierno de la narcoburguesía.
La cadena Caracol, RCN radio, el grupo Semana, han hecho gala de toda su perversión periodística y capacidad de manipulación para ocultar el descontento y la crisis que atraviesa la sociedad colombiana. No han podido, ni podrán el Pueblo de Colombia está en la calle con Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, George Eliécer Gaitán, Antonio Nariño, Manuel Marulanda y el padre Camilo Torres.