Un militante pude definirse como un individuo que defiende una ideología, o unos principios sobre los cuales descansa un proyecto, generalmente de carácter político. La militancia va más allá de gritar consignas, pegar afiches o asistir a determinados actos electorales, la militancia es mucho más que eso.
Un militante, para poder defender una ideología debe poseer unos conocimientos claros sobre lo que pretende “defender” o “promocionar”, es decir un militante es aquél que puede argumentar bajo cualquier escenario la pertinencia e infalibilidad del proyecto que defiende.
Hasta aquí creo que la mayoría puede estar de acuerdo con lo escrito anteriormente, sin embargo y luego de leer esto, cuántos de nosotros podemos considerarnos a sí mismos militantes realmente?
Y no se trata de una pregunta retórica, no dudo del coraje de la mayoría del pueblo que se manifestó asombrosamente durante estas lastimosas jornadas en defensa de lo que cree justo, pero es precisamente allí donde radica la diferencia, militante no es quien “cree”, es quien está seguro, quien tiene una certeza, pero además, quien posee los argumentos y las razones para defenderla.
Y al respecto, hace un par de días, me preguntaba qué sería de la vida del Psuv?, todos “creemos” que es el partido de la revolución, y sin embargo, durante estos días de oración, de reflexión y de llanto, la gente salió espontáneamente a solidarse con un sentimiento que cundía entre todo el chavismo (y buena parte del país en realidad….), y el Psuv quedó en una inmutabilidad pasmosa!!! Y no me refiero a si debía o no intervenir en los actos funerales de nuestro líder, sino en lo que vendría inmediatamente después, es decir, en las tareas de orientación y de protección a nuestro pueblo, frente a la imposición que con mediano éxito han realizado los medios de comunicación nacionales e internacionales para hacer ver que nuestro actual gobierno es espurio, y resulta que es el resultado de la activación de los mecanismos establecidos en la misma Constitución que este sector dice “defender” y ratificados a través de una sentencia emitida por el máximo tribunal del país, y todo esto intrínsecamente relacionado con el hecho de que de acuerdo a la misma carta magna, este pronunciamiento es simplemente, ley, es decir, el criterio de los magistrados puede o no ser compartido por un sector del país, puedes hacerle observaciones incluso pertinentes, pero TODOS DEBEMOS acatarla. Ah! pero el Psuv no estaba en ninguna parte ni siquiera para decir esto.
No obstante ello, contamos con otra “militancia”, la cual ha sido bastante consecuente con un especie de “radicalización que espanta”, es decir que amedrenta y ahuyenta a compatriotas que tal vez nos adversen pero que quieren realmente al país a pesar de las posiciones políticas con las cuales puedan simpatizar, son venezolanos igual que nosotros!!.
Ojo, no estoy queriendo decir que vamos a conciliar con el discursito ese pajúo y engañoso de que como ahora el Comandante no está, es hora de activar la reconciliación, eso jamás! Reconciliación con quienes ya saquearon el país?. Con quienes realizaron un golpe de estado y un golpe económico y aún hoy cobardemente no han asumido su responsabilidad? Esa reconciliación no es posible. Pero creo que es hora de hacer un esfuerzo por convencer a esos venezolanos víctimas de esas “reconciliaciones cósmicas” ( y de todo el discurso de la derecha), que puedan simpatizar con el proceso, o alguna vez lo hicieron, pero que los ahuyentamos con nuestra falta de argumentos al exigirles que deben ir a marchar porque “yo soy el jefe y me sale del forro” o “porque hay que defender la revolución y el socialismo, pero el que no vaya lo boto (este es el “argumento” más extendido….)”
Alguno de estos “chavistas radicales” (que sobran en las direcciones de nuestros ministerios, empresas públicas, bancos, entes adscritos, gobernaciones y alcaldías, por cierto….), se detendrá alguna vez a pensar que su actitud no solo va a espantar al compañero sobre quien ejercemos la amenaza, sino también toda su familia? Es decir, no solo perdemos un voto, vamos a perder el de la esposa o esposo, del papá, de la mamá, de los hijos (si están en la edad de votar, claro), del vecino del compañero, de algunos de los panitas, porque nos sobra retórica para decir que con “Chávez vive la lucha sigue”, pero nunca por qué y para qué esa lucha DEBE continuar.
Cuánto daño no están haciendo estos “revolucionarios de la labia” a nuestro proceso, porque lo más paradójico es que mientras muchos de ellos andan amenazando a cuanto analista, empleado, obrero, o cualquier otro “espécimen mortal” (sin ánimo de ofender, yo también soy otro espécimen mortal), los vemos tomando un avión para pasar una vacacioncitas en los “niuyores”, o llegando al estacionamiento del trabajo en una camionetota, o tal vez luciendo el último reloj – correa – camisa – pantalón que vimos en la telenovela colombiana de los narcos, todo bastante “ideologizante”, pero a la inversa….eso sin contar con aquellos que andan hablando de “socialismo” y a su vez están haciendo negocios aprovechando del cargo que ocupan.
Digo esto porque el discurso se está haciendo cada vez más agresivo, si bien es cierto que la revolución y quienes realmente MILITAMOS en ella y por ella, o por lo menos nos preocupamos en hacer un serio intento, no debemos descuidar ni mucho menos confiar en las promesas y ofrecimientos de la derecha, no debemos olvidar que nuestra propuesta es realmente incluyente, justa y reivindicativa, pero a la vez, parece que nos empecinamos en confundir al enemigo, pretendemos que sea aquel que desde una esquina grita “viva capriles”, o asiste a una marcha para escuchar las increíbles y despreciables estupideces que balcucea Capriles, MariCori o el rey del botox, Diego Arria, no. Nuestros enemigos son precisamente éstos, la clase de “cabecillas” (porque la condición de “dirigente” les queda gigante a estas escorias políticas y sus similares) que pretenden arengar a un colectivo para llevarlo como borregos al matadero, y en buena parte, esos “borregos “están allí porque tenemos un sector de nuestra vanguardia gerenciando instituciones que los han obligado con su actitud sectaria y su “soberbia socialista” a despreciar nuestro proyecto. Militancia y lealtad exigida de esta forma, solo sirve para cosechar traiciones y de esas bastante hemos vivido….
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