Estados Unidos: su pueblo (¿Jackson?) y su gobierno (¿Robertson?)

La semana pasada analizábamos con detenimiento las temerarias declaraciones magnicidas del "pastor" Pat Robertson y alcanzábamos la conclusión de que no se trataba de la opinión aislada de algún magnate mediático -"religioso"- desquiciado, sino de la opinión de buena parte de la élite neo-ultra-conservadora que ejerce el poder político y económico en los Estados Unidos. Una semana ha transcurrido y las autoridades estadounidenses se conformaron con su inicial calificación del llamado de Robertson como "inadecuado" y "de un particular". Precisamente el martes 23, antes de conocer las palabras del "Reverendo" amigo de Bush, analizábamos con atención una serie de documentos elaborados por nuestro cónsul en Chicago, Martín Sánchez, sobre la trayectoria de un Pastor muy diferente a Robertson, el reverendo Jesse Jackson. Como respuesta del propio Cristo, la visita del reverendo Jackson ya estaba planificada por nuestro Consulado en Chicago y nuestra Embajada en Washington para que el Pastor asistiese como orador de orden a la Sesión Solemne que nuestra Asamblea Nacional le brindó al luchador social afroestadounidense Martin Luther King. Tras un hermoso y poderoso discurso de introducción pronunciado por nuestra diputada indígena Noelí Pocaterra, tuvimos la oportunidad de escuchar el discurso de Jackson, desbordante de amor y compromiso social con los más necesitados, de críticas constructivas ante los abusos globales de la administración Bush y de un profundo respeto y reconocimiento hacia los Pueblos de América Latina y particularmente hacia el Gobierno Bolivariano y el proceso revolucionario venezolano.

Sin lugar a dudas que el pueblo de los Estados Unidos es diverso y plural, por lo que no queremos incurrir en el pecado de la generalización. No obstante, sabemos que la mayoría de los estadounidenses desea, como todos los pueblos del mundo, justicia y paz. Por ello, sentimos que son personajes como Jesse Jackson quienes con mayor fidelidad interpretan el sentir de sus compatriotas. Creemos que los venezolanos y los latinoamericanos debemos siempre tener presente que, si bien la élite dominante en EEUU ha tratado, trata y tratará de arrebatarnos nuestro bienestar, el pueblo de EEUU sufre también los efectos del imperio, las políticas retrógradas de su gobierno, la siembra de la ignorancia a través de sus débiles sistemas educativo y medios de comunicación. Sobreviven en los EEUU más de 50 millones de pobres. La mayoría de esos 50 millones son, por cierto, blancos. Las "minorías" afroestadounidense y latina cada vez son más numerosas y van adquiriendo espacios de poder e influencia. Se trata de un pueblo luchador y creativo, conducido por una clase política que no es más que la expresión de los intereses de las grandes transnacionales financieras y empresariales.

Los venezolanos tenemos la fortuna de saber que nuestro gobierno, con sus aciertos y desaciertos, tiene una única intención: satisfacer de la mejor manera posible los intereses de su Pueblo y procurar el desarrollo integral de sus ciudadanos y, en la medida de lo posible, el bienestar de los habitantes de la región y de todo el planeta. Por su parte, los estadounidenses, estén conscientes o no de ellos, cuentan con un gobierno que trata de satisfacer de la mejor manera posible los intereses de los grupos económicos más poderosos del planeta. Adicionalmente, para garantizar que su pueblo trabaje para los que más tienen, le ofrecen a la mayoría unas condiciones de vida que satisfagan las metas materiales que les han sembrado tendenciosamente en su formación, como únicas metas a alcanzar a lo largo de sus vidas. Sin embargo, los ciudadanos de EEUU trascienden este juego materialista y consumista y buscan las opciones de avanzar espiritual e intelectualmente, entrando en sintonía con las grandes mayorías de los habitantes de la Tierra quienes, como ellos, buscan justicia social.

Petróleo para los pobres

Hemos visto las escenas devastadoras de las secuelas del huracán Katrina en territorio estadounidense. Coincide la destrucción del huracán con el ofrecimiento que el Gobierno Bolivariano le ha hecho a las comunidades pobres estadounidenses de facilitarles diversos derivados del petróleo que nuestro país refina en EEUU, con importantes descuentos, en un gesto de solidaridad y nobleza. El ofrecimiento que el Presidente le ha hecho a EEUU a través de su reunión con Jesse Jackson, va exactamente en la misma línea de lo que nuestro gobierno ha hecho en toda la América Latina y el Caribe desde 2000, cuando se firmaron los primeros convenios dentro del marco del Acuerdo Energético de Caracas. A pesar de ello, algunas cadenas televisivas de los Estados Unidos, como la ultra derechista Fox News, han hecho reseñas al respecto calificando al Presidente Chávez como un demagogo y un peligroso izquierdista con vínculos terroristas que con su ofrecimiento trata de confundir a la opinión pública estadounidense. Vemos, en principio, como esos medios subestiman y menosprecian, no sólo el gesto sincero de Venezuela, sino la capacidad de su Pueblo de saber distinguir entre una ayuda y una manipulación. Por ello nos inclinamos a creer en que ese pueblo del Norte es interpretado y representado realmente por líderes y luchadores de la talla moral y social de Jesse Jackson; y que pronto los estadounidenses harán llegar con su voto al poder político de su país gobernantes que sepan expresarlos y que defiendan sus intereses. Robertson, por su parte, no es más que parte de ese error económico y biológico fundamentalista que es la ultraderecha del imperio de turno. Ese fundamentalismo, como cualquier otro que atente contra la vida y la tolerancia, debe ser combatido. Esperamos que ese día en que el pueblo de EEUU elija nuevos gobernantes, estos incluyan en la "guerra global contra el terrorismo" a personajes como Robertson, Posada Carriles y a buena parte de quienes hoy les gobiernan.

La Carta necesaria

En Venezuela contamos, gracias al Pueblo, con una carta magna que garantiza nuestros derechos y que representa nuestro gran proyecto de país: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Como complemento esencial, contamos con un gobierno que se dedica en cuerpo y alma a cumplir esa Constitución y a desarrollar ese proyecto. Sin embargo, en muchos otros países de este continente la realidad es otra. Algunos no cuentan con un instrumento jurídico adecuado, otros cuentan con una buena Constitución mas no con un gobierno dispuesto a cumplirla; otros ni siquiera cuentan con gobierno o instrumento alguno pues no son más que colonias sometidas al poder imperial. Incluso en países como Venezuela sabemos que si nuestros hermanos americanos no avanzan hacia el desarrollo social en conjunto, nuestro propio destino está comprometido.

Por ello, la trascendencia de la discusión y eventual aprobación de una Carta Social en el ámbito interamericano, en la cual no sólo se enuncien los propósitos fundamentales y los derechos sociales, culturales y económicos esenciales, sino que contemple una serie de objetivos comunes y mecanismos para ganarle la batalla a nuestros principales enemigos: la pobreza y la exclusión. La propuesta venezolana avanza a buen ritmo gracias al cambio social que se ha producido en Latinoamérica, que comienza a expresarse en las esferas políticas y en consecuencia en los foros intergubernamentales. La OEA en su conjunto está de acuerdo con la elaboración de la Carta Social , aunque sin duda hay diferentes criterios y distinto orden de prioridades según los gobiernos. Esta Carta Social debe considerar las asimetrías en materia de desarrollo social que existen en el continente y, así como ocurrió con la elección del Secretario General de la OEA , deben prevalecer los criterios progresista y social de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos y caribeños.
Nos atrevemos a decir que de la suerte de esta Carta Social y de la ejecución de su Plan de Acción dependerá la suerte de la OEA. Si la discusión es inútil y el instrumento no se aprueba o no se cumple, se habrá demostrado la impertinencia de la existencia de una organización internacional como la OEA. De nada sirve un foro multilateral que no se dedique a combatir el principal flagelo del 95% de sus miembros, que no es el terrorismo, ni el narcotráfico, ni los obstáculos al comercio, es la pobreza. Por ello esta carta debe facilitar los mecanismos para brindarle a los pueblos, a los pobres, la capacidad de superar su pobreza y debe coordinar los esfuerzos gubernamentales que se vienen ejecutando en distintos países del continente. La no aprobación de la Carta Social sería la firma del acta de defunción de la OEA.


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Jorge Arreaza M.

Ex-vicepresidente de la República. Ex-viceministro de Ciencia y Tecnología, y ex-presidente de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

 jorgearreaza@gmail.com      @jaarreaza

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