Este ensayo más que un conjunto de afirmaciones, son unas conjeturas que conducen a una hipótesis la cual debe ser comprobada y demostrada para conocimiento de todo el pueblo venezolano.
Los antecedentes son que desde hace muchos años, (la verdad es que no tengo fecha precisa), los venezolanos que hemos tenido oportunidad de viajar o vivir fuera del país, hemos “traficado” con harina precocida, fundamentalmente la denominada y muy conocida “Harina P.A.N.”. Se la hemos llevado a venezolanos que iríamos a ver o visitar, incluyéndonos, para que pudiesen hacer arepas, muy común en nuestra dieta diaria. Sostengo que hemos traficado, porque ése, el cual no es un producto muy conocido en el mundo entre otras cosas por ser un invento definitivamente venezolano, era más bien una extraña y muy particular forma de llevarlo, porque aún cuando no tenía particularmente permiso para ser sacado fuera del país, tampoco tenía prohibición expresa de hacerlo.
En los aeropuertos del mundo donde iban los venezolanos y cuando por alguna razón se producía la requisición del equipaje, los agentes aduanales de varias partes del globo, dicho con propiedad, se encontraban en una disyuntiva si incautar o permitir el paso a su país de ese producto desconocido para ellos. Por lo general los venezolanos salíamos airosos del trance y podíamos llevar (o nos llevaban) la materia prima fundamental para hacer la famosa arepa.
La arepa es definitivamente nuestro pan. Es el acompañante solidario de cualquier comida en cualquier parte de Venezuela, especialmente el desayuno.
Debo agregar, también producto de la experiencia, que la arepa no es particularmente apetecida o que forme parte de la dieta diaria de muchas culturas latinoamericanas y mucho menos europea, aún cuando deleite a muchos foráneos o produzca cierta curiosidad, ocasionando a veces abstención o rechazo. Simplemente es un producto que básicamente nos gusta a nosotros los venezolanos para el diario consumo.
Podemos ilustrar que algo parecido ocurre con la tradicional tortilla mexicana de maíz. Estoy absolutamente seguro que no hay ninguna otra cultura, con excepción de algunos países Centroamericanos, en la que exista un sentimiento que sea la tortilla indispensable en la dieta diaria. Algo muy similar a lo que ocurre con la arepa en Venezuela. Tengo la absoluta certeza que ningún venezolano cambia la arepa por la tortilla, así como ningún mexicano cambia la tortilla por la arepa, independientemente de las similitudes o diferencias, agrado o desagrado que racionalmente ambas pueda producir. Además, el procesamiento de la materia prima en el caso mexicano es ¨nixtamalizado” lo cual le da una textura, sabor y consistencia diferente. Así mismo podemos señalar que al menos en Centroamérica y la mayor parte de Colombia por ejemplo, hay comidas que son a base de harina de maíz, que no son arepas predominantemente.
Una acotación es necesaria. El hombre de maíz, ese moquete con el cual se conoció al hombre americano en la Europa conquistadora, siempre simbolizó la imagen del alimento primario del cual dependían nuestros indígenas originarios. Por consiguiente, el maíz es uno de los productos ancestrales de nuestra cultura precolombina y ha sido preparado y administrado profusamente y su procesamiento ha sufrido innumerables transformaciones hasta su industrialización. Es decir, el consumo de la masa de maíz realizada de manera manual, hasta llegar a la industrialización de la harina de maíz se ha realizado fundamentalmente en Latinoamérica. Sin embargo, la harina de maíz precocida sigue siendo más costosa para el pueblo raso en esos países, comparado con el procesamiento que ellos mismos hacen con el maíz y logran costos posibles al alcance de sus bolsillos. Otro tema vinculado a esto de data reciente son los transgénicos con los cuales se pretenden disminuir los costos, pero constituyen el dolor de cabeza de nuestras culturas, debido a las nefastas consecuencias que según los estudiosos del tema implican su siembra, cultivo y consumo. Así mismo subrepticiamente, nuestros industriales le están dando acceso a estos productos que han sido popularmente rechazados, pero imperialmente impuesto.
Pues bien, desde hace muy pocos años para acá, el producto que principalmente ha sido de fabricación casi monopólica por una empresa venezolana tradicionalmente conocida por la industrialización de cerveza, ha comenzado a escasear en el mercado venezolano sobre todo en estos últimos dos años. Al punto que ha provocado colas y actitudes de desesperación en automercados y abastos que son los lugares tradicionalmente donde se consigue el producto. Debo aclarar lo de casi monopólica al señalar que habiendo otras marcas del producto precocido, en lugar de tomar el sitio abandonado por la marca más conocida al no querer o poder satisfacer con su producción el mercado venezolano, acorde con las reglas del mercado capitalista, también desaparecieron del mercado esas otras marcas, profundizando la escases del producto y por consiguiente, malestar de la población.
Pero resulta absolutamente asombroso que hoy en día, el producto de esa harina de maíz precocida se encuentra en distintas ciudades de Colombia, Estados Unidos, México, España, Inglaterra y Francia, solo por nombrar alguno de los países de los cuales tenemos testimonios fehacientes que se encuentra en cantidades importantes en sus automercados. Al punto que ya no hay que llevar, más bien traer.
¿Cómo es posible que el producto esté en abundantes cantidades en ciudades como Málaga, Lion, Miami o Querétaro, y escasee en todas las ciudades venezolanas? ¿Es que los franceses, españoles o estadounidenses son más y mejores consumidores de arepas (u otros productos hechos a base de harina precocida) que los venezolanos en su propio país?, es que ahora la arepa se convirtió en el producto más cotizado en otras culturas del mundo que además de consumirlas pagan mucho más dinero por ello que los venezolanos?... o es que hay un plan orquestado por los fabricantes del producto?,….cuando sabemos que en Bogotá por ejemplo, esencialmente consumen arepa los venezolanos que viven allá porque los bogotanos no lo hacen cotidianamente... Estamos convencidos que Luis Caballero Mejías estaría espantado que su invento esté siendo utilizando para conspirar contra la alimentación de los ciudadanos de su país por los capitalistas que compraron su patente. ¿Es que los ciudadanos extranjeros mencionados y los de otras nacionalidades que saben que lo que estoy diciendo es la verdad cristalina, convirtieron a la arepa (o los productos autóctonos con esa harina de maíz precocida) en su comida diaria que obliga y favorece su exportación para poder satisfacer el creciente e inusitado mercado mundial?, …..¿al punto que no es rentable o no hay posibilidad de satisfacer el mercado nacional?
Ni siquiera podemos hablar de precios porque lo conocemos en las diversas monedas extranjeras y sabemos que el valor de un paquete desde euros a pesos mexicanos, no representa ni el esfuerzo industrial, ni los gastos de comercialización ni los gastos de transporte como para volcar la producción al mercado externo.
Más aún, nuevamente en términos estrictamente capitalistas, es insostenible esos niveles de mercado en ninguno de esos países del mundo por mucho tiempo, porque no hay garantía de aumentar inusitada y violentamente el consumo del producto en otros países como para enviar fuera la casi totalidad de la producción de harina de maíz. ¿O es acaso que la fábrica de harina de maíz precocida se mudó fuera de Venezuela para luego demandar los dólares preferenciales necesarios para “importar” el producto y así contribuir con el agotamiento y de manera perversa la disponibilidad de dólares del país?
Estoy absolutamente convencido que un estudio en esta línea, serio y consistente sobre el problema planteado, arrojaría unos resultados que demostrarían que en el nombre del libre mercado se están haciendo inaceptables atrocidades de una cobarde e innoble desviación política y conducirían a probar nuestras sospechas lo que constituye una forma de traicionar a la patria.
Mérida, 7 de Junio de 2013
Prof. Leopoldo Pérez Alvarez
leopoldojperez@gmail.com