Desde que el Comandante Chávez alcanzó la Presidencia de la República muchos le han jurado lealtad, muchos lo han traicionado, muchos han parasitado a su lado, muchos han trabajado arduamente por el proceso sin aspaviento y sin aspiraciones de protagonismo. Así es la vida, así es la situación de un líder político que asciende de manera tan vertiginosa, influyente e impredecible.
El reciente suceso con el periodista Walter Martínez es uno más de una cadena de manifestaciones de malcriadeces de revolucionarios de golpe de pecho o de infantilismo revolucionario. La lista de revolucionarios malcriados es muy larga: un ex-líder de la Causa R, un ex-Gobernador, un ex-Director de la OPSU, etc., etc.
El Sr. Martínez arremetió de manera indiscriminada contra los funcionarios públicos de este Gobierno por el sólo hecho de no haber sido incluido en el equipo periodístico que cubriría el viaje de nuestro Presidente a la ONU. Walter Martínez usó el espacio de su programa para fines estrictamente personales, para manifestar cuanto habían herido su ego. Su prepotencia le llevó a descalificar a todo el que ocupa un cargo público porque no le dieron el privilegio de un viajecito. ¿Por qué Walter Martínez no había denunciado con anterioridad la corrupción en el Gobierno Bolivariano? Quiere decir qué si a Walter Martínez le hubieran incluido en el grupo de periodistas que viajó a Nueva York, él no denunciaría la corrupción como lo hace ahora. Digamos basta a los revolucionarios malcriados que denuncian la corrupción sólo después que se les pide que renuncien a un cargo o que no le dan un cierto beneficio. Eso es lo que precisamente considero un acto de malcriadez “revolucionaria”. Ese comportamiento es típico del infantilismo revolucionario.
Hago un llamado a los revolucionarios a que no caigan en provocaciones y no se presten para participar en un espectáculo público que sólo lo motiva el ego y la prepotencia de una persona. Hago un llamado a que dejemos este asunto en el lugar que se merece, en el espacio privado de negociación entre Walter Martínez y la Junta Directiva de VTV. El incidente con Walter pasará, la revolución debe continuar. Espero que Walter no aparezca mañana en Globovisión denunciando la corrupción en VTV. Walter Martínez es libre de venderle su programa Dossier a Venevisión, donde seguro que no hay boinas rojas corruptas.
Hago un llamado a que apoyemos a los que actualmente dirigen VTV, porque en ellos puso su confianza nuestro Presidente. Entendemos que los cambios en los medios de comunicación del Estado, cambios que llevan a crear un espacio verdaderamente alternativo a lo existente, toma tiempo asimilarlos. Seamos pacientes, demos un voto de confianza a la directiva de VTV como se lo dio nuestro Presidente.
No caigamos en provocaciones, en actos promovidos por el ego y la prepotencia, por actos que dañan la reputación de mucha gente honesta, de gente que está luchando por crear una nueva televisión.