Es curioso ver como los venezolanos, aún curtidos por tantas batallas, podemos a veces ser tan ingenuos y caer en trampas planificadas o no, pero trampas al fin. La diatriba sobre la salida de Dossier, el programa de análisis internacional de Walter Martínez, de las pantallas de Venezolana de Televisión, ha caído en un simplismo sorprendente. Hasta nuestro querido Presidente sin querer lo ha hecho.
Sobre los problemas internos del Canal 8, el preferido por el 2% de los venezolanos, ya nos ocupamos en anteriores oportunidades en este mismo semanario, en un trabajo que titulamos: “VTV: ¿Un experimento informativo desde afuera?”. Estos están siendo evaluados actualmente por auditorias internas, la contraloría social que están ejerciendo los trabajadores de este canal y un equipo de profesionales conformado por quienes podríamos decir se ganaron el título de fundadores de la nueva planta televisiva cuando fue rescatada de manos de los golpistas un histórico 13 de abril.
Un momento crítico para VTV
Lamentablemente los venezolanos a veces debemos esperar que el agua nos llegue al cuello para salir a flote. La actual administración consciente de la serie de errores que ha cometido trata desesperadamente de buscar una salida para rescatar la pantalla del Canal 8 y el carácter informativo que definió este medio hasta hace apenas año y medio. Así como hay una Nueva PDVSA, debería haber una nueva VTV con una Junta Directiva compuesta por quienes la rescataron y defendieron. No se explica uno cómo han sido suspendidos de sus labores tres trabajadores (dos comunicadores sociales y un camarógrafo) por actuar según sus principios. A estos colegas les fueron interpuestas calificaciones de despidos las cuales no aplican por estar ellos protegidos por el contrato colectivo.
Venezolana de Televisión es una ventana que nos está mostrando la situación que viven varias instituciones claves para la buena salud de nuestra Revolución Bolivariana, donde se toman decisiones precipitadas, no se evalúan los posibles escenarios, ni se asumen las consecuencias de nuestras acciones. El caso de Walter Martínez y la actual administración del Canal 8 debemos verlo desde esta perspectiva.
¿Un globo de ensayo?
No se trata de tomar partido por una de las dos partes sino de tomar distancia y ver lo que ocurrió, contextualizar los hechos. Poner en práctica lo que aprendimos de nuestros profesores de periodismo y lo que enseñamos a nuestros alumnos de comunicación social.
El problema no es sólo qué dijo Walter Martínez sino por qué lo dijo, qué estaba ocurriendo cuando lo dijo y los antecedentes. Tratando de responder estas preguntas con los estudiantes del segundo año nocturno de la Universidad Bolivariana de Venezuela comentamos cuán extraño había sido que el conductor de Dossier hubiera escogido para expresar su inconformidad sobre algunos asuntos internos en nuestro país precisamente la noche del jueves cuando Venezuela tenía su turno para ser oída en Naciones Unidas y no un día antes o un día después. Alguien tan avezado y ponderado como él decidió hacer una intervención llena de retazos, rozando por encima varios problemas juntos y dejando a una teleaudiencia hambrienta de información.
El día siguiente pocos hablaban del discurso de nuestro Presidente en la ONU y toda Venezuela era un dimes y diretes de lo que había dicho Walter Martínez en su programa nocturno. Ni las declaraciones de Pat Roberson, ni las amenazas de entrenamiento armado en Miami para hacer cumplir los deseos del reverendo, ni las prohibiciones de visas a la comitiva presidencial, ni el hecho que el avión fuera obligado a estacionar en un lugar diferente al acostumbrado, pudieron impedir que Chávez diera su discurso antiimperialista en el podio de Naciones Unidas. Sólo les quedaba un recurso. Impedir que el contenido de éste fuera discutido y comentado. La vía, un globo de ensayo ya estudiado y conocido. Disponga usted de las cámaras, señor director. Los acontecimientos están en pleno desarrollo.