El colega Walter Martínez, democristiano de honda formación doctrinal, bien diferenciado de tanto adocenado copeyano que desconoce la obra de los pensadores cristianos contemporáneos como fueron Emanuel Mounier o Gabriel Marcel, por citar sólo a dos de los más renombrados, nos sorprendió y sorprendió a los defensores de este proceso que se pierde en sí mismo, cuando con valentía autocrítica denunció la corrupción que se ha derramado en el torrente de la propia revolución.
Después de su denuncia frente a las cámaras del Canal 8, su programa Dossier finalizaba con esa posición autocrítica, que pudiera ser la forma más honesta y valiente de salir del aire.
Walter Martínez dio una lección a los marxistas leninistas y sustentado por las teorías cristianas de Emanuel Mounier y Gabriel Marcel, hizo propio el pensamiento del primero cuando escribió: “Se creen (los revolucionarios) infalibles en la acción por el solo hecho de ser revolucionarios. Es malo considerarse puros, justos…”
Por eso Mounier proclamaba la necesidad de la autocrítica revolucionaria. Sin ella las revoluciones acaban traicionándose, decía.
Con serenidad, con el espíritu analítico que lo ha caracterizado desde que entró en VTV con su Dossier cuando era gerente de los servicios informativos el colega Miguel Conde, en tiempos de Luis Herrera Campíns, Walter Martínez parecía interpretar el pensamiento de Emanuel Mounier: El aspecto trágico de la revolución es que -a veces- se acaba devorando a sí misma porque “la luz revolucionaria nacida del retroceso de la sombra, debe hacer frente a la vuelta de la sombra que la amenaza incluso dentro de ella misma”.
Lo hemos venido señalando una y otra vez. El mayor enemigo de esta revolución está dentro de ella y terminará por enloquecer a su máximo dirigente, Hugo Chávez, y por devorar a sus mejores hijos. Las sombras de la corrupción prevalecen sobre la luz de la honestidad.
Falta por saber si lo de Walter Martínez fue una acción en solitario o tiene apoyo en algún sector del poder revolucionario consciente de los peligros que intrigan desde adentro del propio proceso. Si tiene apoyo y se eligió a Walter Martínez como portavoz de ese anónimo sector dispuesto a la autocrítica, no es aventurado señalar que alguien ha tomado conciencia de la amenaza que supone la tenebrosa sombra de la corrupción y está dispuesto a combatirla.
Lo peligroso en el caso venezolano es que se han sellado lealtades a cambio de patentes para enriquecerse y quizá el mal esté ya demasiado extendido y aparezca como intocable.
El hecho de que Mario Silva, marxista leninista encargado del espacio La hojilla se alineara con Walter Martínez en su ataque a los falsos revolucionarios y este alineamiento nos hace sospechar que alguien muy poderoso dentro de la revolución, seguramente de la revolución armada, está exigiendo castigo a los culpables de corrupción. ¡Digo yo!