Caso Dossier, un síntoma y no una causa

Se podría especular sobre cientos de hipótesis sobre lo sucedido en el canal VTV, esas son las desventajas de “lavar los trapos es casa”, la desinformación conlleva siempre a la especulación y a los rumores. Algunos seguramente traídos de la imaginación, y otros del dolo mal intencionado. El hecho es que esa guerra comunicacional desatada, pareciera, entre otras posibles razones, provenir de la vieja motivación belicosa de “serruchar el puesto”, o tal vez, al contrario, “miedo a que me serruchen el puesto”. Vamos a suponer que la hipótesis de que toda la culpa venga, en el caso Dossier, de Walter Martínez, que no me parece, pero poco importa lo que me parece en esta oportunidad, para lo que pretendo analizar de la forma mas pragmática posible. Digamos que él perdió la debida serenidad motivado por la reiterada frustración de no comunicarse con el presidente, y no recibir la consideración que su orgullo personal se auto asignaba. Bien, para un sacerdote, sociólogo, estudiante de filosofía o político, estos caracteres personales pudieran significar un motivo de critica mayor que, por ejemplo, un ciudadano común, o por lo menos alegable como atenuante en el preámbulo de las puertas celestiales. Aunque, como lo ha demostrado la historia, todo esos catalogados defectos, son irrelevantes cuando la eficiencia y el buen hacer van aparejados con el beneficio colectivo, ya que poco importa, salvando las diferencias, si el descubridor de la penicilina era pedante, o el creador del Quijote era orgulloso, o los que hicieron posible el viaje a la Luna eran ególatras o pendencieros, o los Beatles con su música considerándose mas famosos que Jesucristo, todo es secundario, porque la línea entre los meritos ganados y el orgullo son muy flexibles, ya que así lo exige la conveniencia del colectivo. No conozco un político que no tenga aspiraciones, y el humano que no tenga ambiciones no es un humano completo. Alguien eficiente puede cometer errores, pero sus mismos meritos lo hacen acreedor de una consideración especial, que no se puede confundir con un privilegio mal sano, porque tanto su dedicación para con el colectivo, como el beneficio tangible que este reporta, se puede corroborar en el apoyo social a su ejercicio.

Ahora, hablando concretamente del caso Dossier, una opinión política como la de Walter, sea motivada por lo que sea, merece, cuando menos, una consideración y un tratamiento especial, para alguien que conoce a profundidad la mayor arma del imperialismo, y es la guerra de cuarta generación. ¿Cómo podemos perder a nuestro mayor comunicador social y experto en guerra mediática, porque no podemos tolerar una disidencia, independientemente de los motivos?, ¿Qué guerra podemos ganar si sacrificamos a nuestros elementos más capacitados para librarla?. ¿Alguien se ha preguntado el por qué del apoyo importante de la base revolucionaria a Walter Martínez, más allá de la audiencia habitual de Dossier?, la respuesta a esa interrogante es mas sencilla de lo que parece, y es porque existe identificación en su angustia, en su impotencia, en su desespero, por los problemas que existen en la revolución, y que no son al menos, debatidos abiertamente. La afinidad con su clamor debe llamar a la reflexión a los que, por razones disciplinarias, lo condenan a la hoguera, porque el apoyo a Dossier es un síntoma y no una causa. No hay nada mas peligroso que una revolución que perder sintonía con el sentir de las bases populares. No permitamos que esto ocurra.

alexis_villaroel@hotmail.com


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