Hemos estado haciendo las cosas de siempre que tú bien conoces, No hemos parado de vivir, como tú lo pediste.
Algunos más visibles que otros. Hombres y mujeres. Contigo se hace más entendible la consigna “Chávez vive, la lucha sigue”. Aquí no se para de luchar.
Hay los que batallan en sus espacios administrativos, los que pelean en las esquinas. Los que no bajan la guardia en el barrio, en el pueblito.
Y se guerrea en todos los frentes. En el campo, sembrando para comer y para que otras coman. En las escuelas para que cada niño, niña y adolescente adquiera las herramientas para “vivir viviendo”.
Te vas haciendo más presente con cada hacer. Ya es imposible hablar de Simón Bolívar sin recordarte a ti. Venezuela ya es igual a Chávez.
Es cierto, que de pronto nos llega como una tristura profunda al recordar tus pasos subiendo las escaleras al avión rumbo a La Habana. Pero tu misma imagen, tu voz que sigue retumbando instrucciones patrias, nos reanima.
Si bien, sigue el dolor tan grande de estar sin ti, sabemos que iluminas con tu energía los pasos de la Revolución y en cada triunfo que nos inspira reaparecerá la alegría de saberte triunfador junto a este pueblo de las heroicidades.
Hay tanta gente Presidente, sin mucha estridencia; con su mirada tierna, pensativa, con sus manos suaves y duras, con sus casas nuevas o con sus esperanzas frescas que te sueña, que te recuerda, que te tiene presente.
Cómo decírtelo, es como si ahora, Presidente, pasaste definitivamente a vivir en cada hogar venezolano.