Esta revolución es de Dios

Esta revolución iniciada, magistralmente, por Chávez, no es una revolución de Chávez, ni de Maduro, ni de ningún mortal, ellos son sólo ejecutores de una obra divina en la que participamos todos los revolucionarios del siglo XXI; o sea, todos los que creemos, de corazón, en nuestro Padre celestial. El creó el mundo, no lo dude nadie, y todo cuanto existe; pero no nos llamemos a engaño creyendo que para llegar a Él debemos hacerlo a través de alguna religión, Él no dejó ninguna religión en la tierra, estas son creaciones del hombre para su propia conveniencia; Jesús El Cristo, quien no sólo era El MesÍas, sino el hijo de Dios dijo en una ocasión: “Cuando ustedes estén reunidos, en eclesia, yo estaré con ustedes”. Esta palabra eclesia ha sido manipulada para hacer ver que se trata de alguna iglesia; y así hablar de Iglesia Católica o Iglesia Protestante, etc. No, eclesia, para Cristo era la reunión de sus seguidores, sin ningún tinte religioso, bien sea que se reunieran en sus casas, en las plazas o en cualquier otro lugar abierto o cerrado.
Todo esto lo traigo a colación, porque Dios tiene sus planes para bien gobernar el mundo, y entre esos planes está la creación de la Nueva Jerusalén, la cual está ubicada, geográficamente, en el territorio venezolano. Si alguien tiene, todavía, alguna duda, los invito a leer nuevamente un artículo de este servidor, publicado en Aporrea en fecha 22/04/10, titulado “Venezuela La nueva Jerusalén”. Esta revelación no sólo me fue hecha a mí directamente, sino a otras personas, cuyas pruebas presento en dicho artículo. Recuerden que nuestro Creador nos envió a El Libertados Simón Bolívar, hace más de dos siglos, para que nos liberara del imperio español, pero la contraparte de Dios, utilizando sus recursos en la tierra, o sea la oligarquía fascista liderada, en este caso, por Santander, hizo fracasar esta misma revolución entregándose al naciente imperio yankee. Esa misma oligarquía fascista, ahora liderada por Capriles, está siguiendo los pasos de Santander para volvernos a traicionar, esta vez tratando de entregarnos, igualmente, a los yankees. No hay que tener más de dos dedos de frente para darse cuenta que lo mismo que le pasó a la primera Revolución Bolivariana, le está pasando a esta segunda Revolución Bolivariana.
Ahora, digo yo, ¿vamos a permitir que esta segunda traición se consuma y vamos a quedarnos de brazos cruzados?, o vamos a castigar, con la debida severidad, a estos traidores, cuyos delitos son ya públicos, notorios y muchos de ellos lascivos; o será que la idea es corromper masivamente a nuestra juventud como está sucediendo en los EEUUAA y en Europa para así gobernarnos con más facilidad. La Fiscalía General de la República tiene la palabra, no permitamos que esa misma impunidad por la que se perdió la primera Revolución Bolivariana vuelva a ser la causa de la pérdida de esta segunda revolución.
Debemos estar conscientes, que una traición a esta revolución no es sólo una traición a Chávez y al pueblo venezolano, sino, fundamentalmente, una traición a nuestro Padre Celestial Dios, porque esta revolución es parte de su obra creadora. Existen muchos indicios de la intervención de Dios en nuestra formación como Estado independiente; aparte de los ya mencionados en el artículo “ut supra”, podemos buscarlos en nuestro propio Himno Nacional; y así, en su Coro II nos dice: “Gritemos con brío: muera la opresión compatriotas fieles, la fuerza es la unión; y desde el Empíreo (celestial, divino) el Supremo Autor, un sublime aliento al pueblo infundió”. Lo que ha pasado es que ese aliento no fue suficiente para culminar una obra de tal magnitud como lo fue la independencia de cinco naciones que emergían a la vida por su propia cuenta, es como a un niño cuando se le suelta a que de sus primeros pasitos, habrá de caerse muchas veces, aun ya de adulto, pero siempre se levantará y seguirá adelante. Por eso, el Gobierno Nacional está en la obligación de ayudarnos a caer lo menos posible y, si sucediera, a levantarnos y descubrir las causas por la que caímos. En este sentido, personalmente, creo que nuestro Presidente Maduro lo está haciendo muy bien, especialmente, cuando realiza Su Gobierno de Calle, nos trae ese aliento para que nos mantengamos unidos, para que nos apartemos de la corrupción y del crimen callejero; y, sobre todo, para que jamás traicionemos a nuestra querida y amada Venezuela.
Sin embargo, como auto crítica, recordemos que Chávez siempre nos decía que la auto crítica era indispensable para perfeccionar la revolución, que aunque el objetivo final (teleológico) de esta, era el logro del bienestar del pueblo, o como decía nuestro Libertador, el logro de la mayor suma de felicidad posible, refiriéndose a todos los habitantes de esas cinco naciones liberadas por su espada; también es indispensable que en todo cuanto se haga se piense en sumar voluntades y nunca jamás restarlas. No dejar a un lado los gigantescos y endemoniados sobre precios de las medicinas, los alimentos, los enseres domésticos, clínicas, seguros y, en general de todos los bienes de consumo, estos han subido tanto que no alcanzaría ningún sueldo para sobrevivir estas manipulaciones, no actuar a tiempo podría significar pérdidas considerables de votos para el 8D, lo que se traduciría en la pérdida definitiva de esta bella revolución. El pueblo debe quedar satisfecho en sus necesidades primarias, porque de no hacerlo este se desmoralizaría de su gobierno y de su revolución y no les apoyaría con su valioso voto. No olvidemos que estas son tácticas del imperio para abonar el terreno para ejecutorias posteriores.
Independencia y Patria Socialista.
 



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Braulio Martínez Zerpa

Coronel en retiro de la Aviación Militar Bolivariana y abogado del pueblo. Independencia y Patria Socialista.

 brauliomartinez@cantv.net

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