La SIP y el ejemplo que Caracas da

Nada menos que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), arremetió
contra el Gobierno Bolivariano denunciando "graves" amenazas a la
libertad de expresión en Venezuela. Y decimos "nada menos" porque no
creemos que exista nada menos digno para evaluar la libertad de
expresión en nuestro continente que la SIP. Esta institución está
compuesta por los dueños de los medios de comunicación más
reaccionarios de América. Esos señores desde hace 60 años vienen
tratando de inculcarle a los ciudadanos de este continente los
principios del consumismo, del materialismo, filtrando a la vez las
opiniones y las informaciones para moldear nuestras sociedades al buen
estilo capitalista estadounidense. A través de estos medios han
sobrevivido y se han proyectado dictaduras feroces y se han
encubierto las más grotescas violaciones a los derechos humanos. A
partir de estos medios y sus publicidades, se han enriquecido los
grupos empresariales más apátridas y serviles al poder financiero
internacional. Gracias a estos mismos medios se trató de despolitizar
a nuestros pueblos, procurando que la desarticulación social y
cultural facilitase la concentración de poder en las minorías
económicas, generando a su vez insospechables grados de exclusión y
miseria. Excluidos y pobres que, según el plan mediático, soportarían
eternamente la miseria con resignación y constituirían la mano de obra
barata para las transnacionales que vendrían a arrebatarnos nuestros
recursos naturales. Medios masivos que han podido ser útiles para la
difusión del conocimiento, para la formación ciudadana, para la
divulgación de métodos de enseñanza y para la protección de nuestros
acervos cultural y ambiental. Medios que, supuestamente establecidos
en una institución integracionista, han podido acercar social y
culturalmente a los pueblos de la América, han debido fortalecer la
identidad originaria de nuestros habitantes.
Sin embargo, la SIP no ha sido más que una organización al servicio de
los intereses empresariales nacionales e internacionales, al servicio
de los billetes verdes y del proceso de transculturización propiciado
desde las sociedades del norte.
En el seno de la 61 Asamblea General de la SIP, llevada a cabo a
principios de esta semana, se leyó y aprobó un informe sobre la
situación de la libertad de prensa en Venezuela, redactado por el Juan
Manuel Carmona, Vicepresidente de la SIP, venezolano y dueño de un
diario regional. El documento constituye una especie de manifiesto
derechista, que bien ha podido ser redactado por Alejandro Peña
Exclusa, Luis Posada Carriles, Condoleeza Rice o Patricia Poleo, entre
otros. El informe no es más que una crítica destructiva integral a
todas y cada una de las políticas del Gobierno Bolivariano. Es una
especie de escrito humorístico, sustentado además por un listado de
"ataques" a la libertad de expresión que no sustentan ni una pluma en
el aire. Se nos parece demasiado a aquellos informes absolutamente
infundados que los gobiernos de los Estados Unidos y el Reino Unido le
mostraron al mundo para justificar su invasión a Irak.
Ahora bien, si la SIP, tal como está constituida, no cuestionase el
proceso político venezolano, si la SIP apoyara al Presidente Chávez,
allí sí estaríamos en problemas, pues significaría que nuestro
gobierno constituye una herramienta más del imperialismo. Por eso, al
leer el informe de la SIP, más que indignación, el sentimiento que nos
embarga es, a parte de la risa, la seguridad de que la Revolución
Bolivariana está tocando y trastocando las estructuras económicas y
sociales construidas por los empresarios y sus medios. Esta postura de
la SIP nos reconforta y nos indica que estamos dando pasos firmes
hacia la inclusión social, la democratización del acceso a la
información y el conocimiento. Estamos dejando de ser el pueblo
ignorante que la SIP y los poderosos han querido que seamos. Estamos
dejando de ser, gracias a nosotros mismos, aquel pueblo ignorante que
Bolívar advirtió sería instrumento ciego de su propia destrucción.
Precisamente por que la SIP teme que el resto de los pueblos del
continente sigan el ejemplo que Caracas da, está actuando como actúa.
Estamos bien y vamos hacia mejor.

(Tomado de la sección Mundo Adentro del semanarios Temas Venezuela,
del 14 de Octubre de 2005)

jorgearreaza@gmail.com


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Jorge Arreaza M.

Ex-vicepresidente de la República. Ex-viceministro de Ciencia y Tecnología, y ex-presidente de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

 jorgearreaza@gmail.com      @jaarreaza

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