La democracia y la libertad, totales, es utopía del modelo bolivariano. En torno a estos dos objetos gira la aspiración del pueblo y su expresión concreta esta en el ejercicio del poder directamente. “La incógnita del hombre en libertad ha de ser despejada en el nuevo mundo (Bolívar)”.
Son conceptos amplios, pero al mismo tiempo estrictos. La libertad es imposible en un modelo que restrinja la calidad participativa del pueblo en todos los asuntos del Estado. La democracia es inviable cuando los oligopolios, monopolios y transnacionales son la fuente de la economía. La incógnita bolivariana la resolvió el comandante Hugo Chávez con una mixtura propia de los sincretismos nacidos en Nuestramérica: socialismo bolivariano.
Cualquier desalineado piensa que el modelo criollo es un desorden y puede que tenga razón: pero es nuestro, legítimamente logrado en decenas de elecciones y en sendas batallas contra el imperialismo. En todo caso es nuestro desorden, nosotros nos entendemos, desde la instauración de la Revolución, a punta de votos y con la participación altisonante de todas las voces de la sociedad.
Nuestro orden y desorden lo proporcionamos nosotros mismos, no necesitamos saboteadores externos con ideas extrañas ni acentos anglos, con casas blancas, ni con premios de la paz (un aparte: me dio un fresquito el tono de la expulsión ordenada por el presidente Nicolás Maduro de los tres funcionarios yankees).
No es libertario ni democrático el vasallo de un imperio. Los tipos que buscan ayuda internacional para hacer política son enemigos de su propia nacionalidad, no tienen patria, no tienen ni siquiera vergüenza.
Se preserva la libertad y la democracia con soberanía, respeto a la constitución y a las leyes de la República, respeto de los principios bolivarianos previstos en la Constitución y consolidando la independencia y unión nacional.
Así las cosas, cualquier promesa golpista o de vías “alternas” al poder son un atentado al corazón de la utopía popular, y una alianza indiscutible con el Tío Sam. Ningún golpista es nacionalista, patriota, ni mucho menos revolucionario.
